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martes, 17 de noviembre de 2020

CAPÍTULO 5: Victoria Negra



CAPÍTULO 5

Victoria Negra

 

 

Que en todos lados se vea

el poder de la clase obrera.

 

Las manos de Filippi

“Los métodos piqueteros”

2002

 

 

 

-No me aflojes, Denise, que por eso estamos acá todavía.

-Sí querido, pero a veces se hace todo tan difícil, este año fue muy duro…

-¿Este año? ¿En serio me decís? Acordate que somos viejitas Denise, esto ya lo pasamos mil veces. ¿No te acordás del Rodrigazo de Isabelita? ¿del 82 cuando Cavallo y Videla nos metieron la deuda privada? ¿Y la híper del Alfonso? ¿Y del uno a uno del Turco? Dale, hace cuarenta años que tenemos años duros…

-Sí, Alicia, pero Denise tiene razón, se van sumando sobre el lomo… yo llevo casi ocho años en este taller de mierda y todo me dice que lo van a cerrar. Yo también pasé todos esos ajustes que vos decís, pero la verdad que no sé si me puedo aguantar otro… discúlpenme compañeros si no suena que tengo mucha esperanza, yo todavía soy nuevita militando y no tengo tanta claridad como ustedes…

-No compañera, no se disculpe de nada, es la pura verdad. Ni el más revolucionario del mundo aguanta cuarenta años seguidos de ataque a las condiciones más elementales de la vida.

-Yo digo que este gobierno del Mugricio es igual que el del Patilludo.

-Pero con narcos y redes de trata, uruguaya. Esa es la diferencia, que el grado de descomposición social es cada vez más agudo. Y que las grandes mayorías volvieron a comprar el chamuyo del liberalismo veinte años después…

-¿Y cómo salimos Santos, cómo salimos? ¿Tiene que volver la Yegua? Me corto las que no tengo…

-Ese es todo el dilema en que estamos bailando, uruguaya cabrona. Si salimos de la crisis crónica volviendo a la ilusión de las doce cuotas o “abriendo la economía” y endeudándonos furiosamente para alimentar la especulación financiera. Debajo de todo el márketing, de la pelea por el control de la información, los medios de comunicación masivos y las redes sociales, la batalla cultural, la verdad de la milanesa es que las clases sociales que gobiernan este bendito pedazo de tierra no tienen más que la misma solución de siempre, cómo engancharse en el negociado internacional de la timba financiera mientras sostienen alguna ficción de economía local.

-Y sí, la verdad. En el 2009 también nos cagamos en las patas en el taller, empezaron con suspensiones, nos pagaban el 75% del sueldo, las cargas sociales no las liquidaban, nos metían vacaciones sin goce cada semana… pero ahora parece que cierran.

-Y fijate vos Nelly que lo más loco del asunto es que millones de laburantes quieren volver a un paraíso que estaba montado en la timba con los precios de la soja. Los capitales especulativos que andaban como bola sin manija con la crisis industrial yanqui y japonesa, que no podían meter la guita a producir intereses en la ruleta de las hipotecas y las primas de seguros de vida porque se reventaron por el aire, la pusieron en el juego de apostar cuánto iban a subir las famosas “comodities”, la soja, el petróleo… Bastó que se pusieran a jugar con otra cosa, los precios de las materias primas se derrumbaron y ahí los tenés a los nacionalistas populares que venían a organizar la socialdemocracia sueca en Nuestramérica, esquivando causas por choreo de fondos públicos.

-Y eso que no estamos en África…

-Eso nos quieren hacer creer, Denise, que no estamos en África. Pero de ahí venimos la Negra y yo. Bueno, ella estuvo en África, yo estuve en la España medieval.

-¿No habían viajado al pasado?

-Sí, a la Buenos Aires de la colonia. Acá nomasito, hace doscientos años.

-Otra vez sopa. Denise, dale alguna de tus medicinas que me parece que Santos le afectó el viaje.

-Es un boludazo pero tiene razón, Alicia, nos dimos cuenta que somos más africanos de lo que pensamos. Por eso fuimos a buscar a Shosé.

-¿Quién es Shosé?

-Ahora nos van a contar, Denise, callate un poco.

-No seas tan dura con la uruguaya, Alice. Resulta que después del velorio lo perdí de vista a Leo y me metí de lleno en la campaña para las elecciones del gremio gráfico, mientras los compañeros que había reclutado del pasado se iban adaptando a la vida en el presente y colaboraban en los debates y recorridas de la campaña en el gremio del neumático.

-¡Qué alegría lo del SUTNA! ¡El Primero de Mayo en la Plaza fue un festejo increíble!

-Sí, uru, lo sé, estuvimos ahí. Casi tanta alegría como la tristeza de Gráficos. Es como un mal chiste carmático, mientras la izquierda clasista alcanzaba la dirección de un sindicato industrial nacional por primera vez desde el SITRAC SITRAM en el 70, perdíamos la minoría del sindicato gráfico después de treinta años. En los dos casos enfrentando a una dirección anquilosada, burocratizada y fraudulenta, y las dos kirchneristas. Y en los dos sindicatos la misma moneda revoleando, lo que cayó cara en el Sutna, con la Lista Negra, parió la cruz en Gráficos, con la Lista Naranja.

-¿Por qué la misma moneda?

-Porque la clave que nos dio la victoria en uno fue la gran ausente en el otro, el problema del Frente Único y el faccionalismo, el gran problema de la lucha obrera en Argentina. La misma corriente que faltó a la Plaza el Primero, bombardeó la unidad histórica del clasismo gráfico aprovechando un supuesto frente anti-macrista con el yaskysmo y perdimos la minoría.

-Bueno che, yo no los quiero mucho a esos tipos, pero es una minoría, no es pa tanto nene…

-No, Alicia, no, te equivocás. La minoría nos permite cubrir legalmente las actividades de nuestros delegados y comisiones internas. Vas a ver que tarde o temprano las patronales que más nos odian se van a cobrar muy fuerte esta zancadilla. Ojalá me equivoque, pero el crimen que cometieron estos muchachos le va a costar carísimo a todo movimiento obrero y al clasismo.

-Vo, En la Plaza de Mayo fue que hablamos lo de Massar Ba por primera vez, ¿no?

-Sí, estabas cabrera porque no lograste que los senegaleses marcharan con el Frente de Izquierda el Primero.

-No viejo, así no es, o se dejan de hablar en misterioso y cuentan todo de una vez o los echo a todos de mi casa.

-Ta bién, Alice, ta bien, tenés razón. Cuando llegué a la Plaza me sorprendió no verlo a Leo en ninguna de las banderas de la zona en que estaba militando. Raro, me dije, este se perdió un Primero de Mayo sólo cuando se le moría el viejo en Posadas. Ahí me lo pongo a buscar y sus compañeros me dicen que desde el escrutinio de gráficos en Paseo Colón que no lo vieron más, que se peleó con Pitrola, que no sé qué. Pero lo tomaban como una de sus típicas cabreadas. En el medio de todo, aparece la Negra y me cuenta su historia con Massar Ba, el activista senegalés por los derechos humanos que apareció golpeado en Balvanera y que murió en el Hospital Ramos Mejía, en marzo.

-¿Los senegaleses que revolearon a la Metropolitana en la avenida Avellaneda? ¿Los que venden relojitos y lentes de sol?

-Esos mismos, Denise. El tema es que cuando Leo me contó que habíamos perdido el “buquebús” del Pasaje Barolo se me cayeron todas mis ilusiones de irme a vivir a Montevideo y terminé ranchando en un cajoncito húmedo de un ambiente en Balvanera, en la misma manzana que el viejo bar de La Perla.

-¿Donde tocaba Tanguito?

-Ese mismo, Nelly, que ahora es una pizzería, enfrente de la Plaza Once. Pero mi sucucho no tiene nada de poético y a para ser honesta, el barrio tampoco. Pegué un par de changas para El Periódico aprovechando que el local central me queda cerca y que los compañeros necesitaban más correctores desde que empezamos a publicar online. Y como siempre, me asalta la realidad yendo y viniendo por la bicisenda de la calle Misiones; un día me encontré defendiendo de la yuta a un pibito que cartoneaba junto a un enorme senegalés como el que revoleó al rati en la tele. Pegamos onda de toque, porque los tipos me ven negra con manchas blancas mientras que el resto me ve blanca con rayas negras. Y cuando saltó la noticia de que habían matado a golpes a uno de los activistas de la comunidad afro en pleno Balvanera me salió el instinto de periodista, lo fui a buscar a mi amigo senegalés y me puse en contacto con la gente de la colectividad afro.

-Leímos esa nota en el círculo, ¿no Alicia?

-Sí Denise, cuando todavía venías…

-No se peleen, cumpas. La cuestión es que me puse a dar una mano en la investigación para descubrir a los asesinos de Massar Ba, que todavía andan libres, y nos enroscamos en un debate con el activismo de la comunidad afro en Buenos Aires.

-En Plaza de Mayo la Negra me contaba que el debate se había trabado, que los tipos rechazaban organizarse con nosotros levantando los reclamos propios de los trabajadores inmigrantes africanos porque desconfiaban de nuestro color de piel.

-Pero si somos todos trabajadores.

-Claro, compañera, pero pasa lo mismo que con el problema de la mujer, la opresión que sufren los inmigrantes africanos presiona tan fuerte sobre su condición que les impide ver tan sencillamente la unidad de intereses de clase. Una compañera que fue víctima de violencia por ser mujer va a desconfiar de un varón por más revolucionario que sea. Y los compañeros senegaleses no tienen ni un cachito así de confianza en ustedes porque son blancos.

-Momentito que yo soy santiagueña.

-Y yo entrerriana, medio guaraní, y Denise es charrúa.

-Qué charrúa ni qué ocho cuartos, mis viejos eran españoles, Nelly, no mezclemos los tantos…

-Bueno, por eso mismo, el quilombo de organizar a los proletarios del mundo, que no es tan sencillo.

-Fíjense que son todas obreras, todas mujeres y sin embargo todas usan el masculino como plural, incluso cuando hablan sólo de ustedes.

-No me vengás con cosas raras, Santos. ¿Ahora vas a decir todes y hablar con x vos también?

-El lenguaje cambia más lento que la vida, mi querida Santo Tomás…, eppur si muove

-Es cierto, Alicia, parece una estupidez de intelectualoides de café, pero el lenguaje expresa la forma de pensar el mundo del patriarcado, y es lógico que nos obligue a pensar que la humanidad se puede resumir a los “hombres” en los manuales de historia del secundario o que en todo el castellano no exista una palabra equivalente a “patronímico” cuando nos referimos a apellidos que señalen a la madre. Pero ese no es el asunto, amigo, también sabemos que para cambiar el lenguaje primero tenemos que transformar la realidad que lo soporta.

-Bueno, por eso mismo es que a esta delirante se le ocurrió que podíamos viajar en el tiempo y reclutar un obrero clasista africano de algún lugar y época en el Río de la Plata, cosa que pudiese hablar un porteño fluido, para que nos dé una mano con el asunto de Massar Ba. Fue así que me dijiste, ¿no? ¿Y si usamos la maquinita para traer un obrero africano clasista que hable buen porteño?

-Y vos que no me creías… tenés que reconocer que tenía razón….

Un retorcijón dobló el cuerpo de la Negra desde adentro y le quitó el aliento para continuar regocijándose.

-¿Estás bien Negra? ¿Qué onda? ¿Será el jet-lag?

-¿Y eso?

-Después me decís bruta a mí, Alicia, es lo que les pasa a los que hicieron un viaje muy largo, en el mar o en el avión y el cuerpo se descompensa con el cambio horario. O cuando caminás en tierra firme después de tantas horas flotando. Se le va a pasar.

-¿Como cuando te bajás de los patines?

La pregunta de Nelly no tuvo como respuesta la risa del coro que en esa oscura noche buscaba la luz una vez más, María Verídica, la Negra Vicky, ganó el baño para vomitar copiosamente. 

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