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jueves, 19 de noviembre de 2020

CAPÍTULO 11: Ejercicios Espirituales


 

CAPÍTULO 11

Ejercicios Espirituales

 

 

“El poder actual del cristianismo nos lleva a considerar el estudio de sus inicios con mucho mayor interés que cualquier otra investigación histórica, pero también hace la investigación de estos inicios más difícil de lo que de otra manera hubiera sido.”

Karl Kautsky,

El cristianismo, 1908

 

 

-Todavía no le dije cuál es mi misión –me enseñaron amigos que en el tenis, cuando uno mete el primer saque tiene que irse rápido a la red a rematar el juego- quizá le sirva a sus superiores para evaluar mejor lo que hacer conmigo.

-Por supuesto, escucho.

-Como le dije, mi gobierno, que es de todos los trabajadores, me ha encargado un informe para caracterizar correctamente al Virrey Cevallos.

Otra vez le vi pasar el brillo por el filo del hielo azul de sus pupilas.

-Los historiadores del Estado Capitalista antes de la Gloriosa Revolución no se pusieron de acuerdo y los nuestros no encuentran elementos definitivos para resolver la duda heredada.

-¿Cuál es esa duda?

-Una parte de los historiadores del pasado, cien años después de hoy, digamos, se dividían en dos opiniones. Unos decían que había sido un mero peón de Madrid, influenciado por las luchas faccionales de la Corte y su expresión local en el Río de la Plata y el Paraná, mientras que otros llegaron a decir que se trató del primer líder en tener un programa integral de desarrollo nacional para las mayorías criollas, aborígenes y afrodescendientes. Verá, Señor Istefán, nuestro gobierno sigue influenciado por las dos organizaciones políticas armadas que participaron mayoritariamente en la toma del poder en la Gloriosa Revolución de las Coordinadoras del agosto de 1976, venciendo el golpe de Estado que diera la Embajada Norteamericana y las Fuerzas Armadas del viejo Estado argentino. Tanto la Juventud Peronista como el Ejército Revolucionario del Pueblo tenían una estrategia que yo en lo personal no comparto, pero que, como soldado, debo acatar. Desde su perspectiva, cualquier desarrollo de un Estado Capitalista nacionalista, aunque se desarrolle sobre la base de la explotación de trabajo humano, en un país colonial, sometido a un poder imperial, significaría una etapa de avance en la posibilidad de desarrollar una economía socialista una vez que la maquinaria del Estado esté dirigida por los intereses sociales de las clases explotadas. Por eso sería de vital importancia para mi gobierno determinar sin lugar a dudas si el de Cevallos fue el primer proyecto de desarrollo autónomo de la región del Río de la Plata en nuestra historia.

-Una duda absurda, maestranza Covián- el tipo retomaba el trato jerárquico, señal que recuperaba el control sobre la situación, encontraba por dónde someterme. Bien, el anzuelo había funcionado. –El gobierno de su Excelentísima Excelencia el Virrey Don Pedro de Cevallos ya ha demostrado el carácter, el temple de la raza hispánica y su don de Gran Señor, estoy seguro que lo que haya hecho en el futuro debería demostrar con contundencia y sin lugar a dudas, su valía. Sus historiadores deben ser tan mercanchifles como los de ahora.

-Ah, claro, comprendo. Es que usted no sabe, no puede saber…

-¿Qué cosa?

-No estoy autorizado a anticipar hechos a los protagonistas del pasado que puedan modificar significativamente su comprensión de su propio presente, de su contingencia histórica  o que puedan ser utilizados para intervenir drásticamente en el futuro. No al menos hasta que la Comisión Evaluadora lo considere necesario. Digamos que a pesar de lo mercanchifles de los historiadores del pasado, existen pruebas concretas para sostener nuestras dudas. Creo que, por mi propio interés, debería llamarme a silencio y no seguir comprometiendo mi misión.

-Entiendo, entiendo. No me interesa modificar sus instrucciones, pero le recuerdo, maestranza Covián, que usted ya las ha roto en los eventos desaventurados de la noche de San Benito. ¿Qué le ha sucedido al Excelentísimo Virrey en el futuro?

-No, no, usted tiene razón, ya intervine demasiado en este plano tiempo espacial, quizá toda la misión ya deba ser abortada. Le pediría que, si sus superiores lo admiten, pudieran permitirme volver y tratar de subsanar esta situación sin comprometer más su presente y su futuro inmediato, Don Istéfan.

-Me agrada su compromiso, maestranza Covián, se lo confieso con total franqueza. Respeto a los caballeros que se someten a la rectitud de su camino. Sin embargo, podríamos buscar formas apropiadas que le permitan obedecer los objetivos de su misión y, a un mismo tiempo, convencer a mis superiores para permitirle volver a su futuro. Entienda que por más buena voluntad, usted cometió un crimen contra el Rey… y no tengo autorización para permitirle acceder de nuevo a sus herramientas… No obstante, toda colaboración suya podría ayudarle, si no ya a corregir su error, al menos devolverle a su hogar…

El tipo había picado. Ahora tenía un motivo, una curiosidad, una necesidad para mantenerme vivo y hablando. Costó, pero el Sultán volvió a caer en la vieja trampa de Sherezade. Como bien dijo la Cieguita en Ardigó, mi mejor arma en este lugar es el diario del lunes.

-Ya que las condiciones de su hospitalidad son tan generosas como ajustadas, no veo que tenga muchas opciones, lo escucho.

-De acuerdo, maestranza Covián. Como creo haberle comentado, soy un fiel servidor de la causa más noble que puede haber en esta tierra, la Gloria de Nuestro Señor. Y en ese camino que elegí desde jovenzuelo, he cumplido muchas funciones, siempre a las órdenes de la Compañía, que son las de Nuestro Sancto Padre. Mi primer servicio, mi prueba de carácter, a los 20 años cumplidos, fue en la Ciudad del Isbiscus, la Rosa China, Chengdú, diseñada como una enorme tortuga de piedra y madera por el General Zhang Yi, que la conquistó para la dinastía Qin en el 310, exactos mil cuatrocientos años antes de mi nacimiento, en unas montañas muy parecidas a estas del oeste y el noroeste, pero doce mil leguas hacia Occidente.

Hermoso lugar, viera maestranza Covián: protegido por la cordillera del Himalaya hacia el oeste, que la resguarda de invasores y vientos helados como el Ande al Río de la Plata. Nuestro monasterio permitía dominar el amplio valle donde comienza la cuenca más importante de todo el imperio, la Boca de Sizuán, desde donde las aguas de mil afluentes bajan entre las montañas hacia la llanura buscando el Pacífico, destino final que le encuentra con el Sol Naciente cada mañana. Hermosas florestas, cerradas como las selvas de los Tupí aquí, al norte, entre grandes cañones, gargantas de cascadas cristalinas hinchadas de todo tipo de árboles, frutos y bestias para aumentar la abundancia de los hombres. Un verdadero Paraíso que prueba la generosidad de Nuestro Señor con sus humildes criaturas, incluso para con aquéllas que, por pura ignorancia, no le conocen y reverencian aún, a falsos ídolos.

Viví una de mis cinco vidas en esa modesta aldea de China, cerca de esa capital imperial, sumergido en el estudio de las costumbres de ese milenario pueblo ha tanto alejado de la Divinidad. La Compañía viene luchando en nombre de Cristo en esas tierras, palmo a palmo contra la funesta irradiación de falsos dioses, el Infiel de Mahoma, el Buda y últimamente la vil Lira Esterlina que desde Londres y Amsterdam pretenden arrancarle a Nuestro Señor las almas de su Reyno Terrenal.

Allí conocí y traduje lo mejor que pude la filosofía pagana de esos pueblos para ayudar a que comprendieran mejor la Única Verdad, el Verbo Divino y pudieran encontrar la salvación de ese eterno laberinto en la oscuridad. Como verá, en algún caso, usted y yo nos semejamos, yo también fui emisario e informante en un territorio desconocido.

-Escucho – cuidaba las palabras, ahora era el viejo cura el que armaba una telaraña en mi conciencia, esperaba encontrar el hilo pero anotaba cada pista que me permitiera caracterizar cómo funcionaba su maquinación, antes que la forma de su plan.

-Lo que me fascinó desde el primer momento de aquesta cultura salvaje e ignorante fue que, en no conociendo la Verdad, llevaban dos mil años en un tozudo esfuerzo por comprender la Voluntad Divina. Interesante, si lo piensa, cómo los seres humanos elaboran sus cosmovisiones. Estos monjes, aislados de su pueblo en edificios que imitan montañas, rodeados de silencio y de sus cófrades, no tenían el privilegio que Nuestro Señor concedió tempranamente a los hijos de Europa, siempre que nuestros monjes y abades llevan el mismo tiempo buscando comprender mejor la Voluntad Divina pero con la misma Palabra Sagrada que los apóstoles nos legaron, el Libro escrito por inspiración del mismísimo Creador. Y en no teniendo la Luz Divina como guía, arañaron durante sécula seculorum con rudimentarias herramientas, los designios de Nuestro Señor, tanteando como ciegos; como topos de limitada visión, rumiando las paredes del túnel de su propia ignorancia, pero intentado comprenderla, llegando a descubrir aspectos de la Voluntad y la Gracia, que, al fin y al cabo, es Una y la Misma. Como niños curiosos que aprenden todo sobre sus padres, aunque no tengan la edad y la iluminación suficiente, necesaria para comprender Su Nombre y la totalidad de su importancia.

Uno de sus grandes maestros había arribado a la conclusión de que cada hombre camina su vida desde un pasado que no conoce hasta el destino final, como montando en una flecha cuyo destino tampoco le hes dado conocer de antemano. Para el pagano, la vida de cada hombre se resume en las acciones que toma para atar esos dos puertos extremos, aquél de dónde partimos -que ya no existe- y ese ha do vamos sin remedio, como un paisaje lejano que nunca llegamos a distinguirlle bien, hasta que lle conquistamos. De alguna forma, si lo que usted narra es cierto como parece, por alguna razón que no me permito cuestionar, la Divina Providencia en su Extrema Sabiduría ha dispuesto que dos humildes siervos, dos exploradores, dos embajadores de puertos extremos, nos hayamos venido a encontrar en esta humilde mesa de negociaciones para aumentar la Gloria de Nuestra Gracia.

Lo que quiero proponerle, en vista de nuestra particular circunstancia, es un tiempo y un método, para que podamos cumplir con nuestros destinos de la mejor forma.

-Entiendo.

-Visto que usted podría tener información de utilidad para mi empresa y que necesita de abrigo y morada, y que podrían serle de utilidad mis conocimientos en la historia de estas tierras incomprendidas, en las que ejerzo ministerio desde el Año de Nuestro Señor de 1746, le ofrezco un arreglo que sirva a nuestros comunes intereses.

Tarde o temprano, me dije, tratando que no se me notara en la cara, debajo de toda sotana hay un patrón dispuesto a comprarte una parte de tu tiempo vital.

-Le invito a que hagamos los Ejercicios Espirituales juntos, me ofrezco como su humilde maestro y guía.

-Le pido disculpas, pero le repito que no estoy familiarizado con las formas de los je.. de la Compañía de Jesús. O sea, no sé de qué me está hablando, con todo respeto.

-La ignorancia no es un pecado, maestranza Covián, siempre que el ciego ruegue por su iluminación y siga el sagrado precepto hasta encontrar El Camino y La Verdad para mejor seguirla. Maestranza Covián, usted se encuentra cobijado en la primera Casa de Ejercicios Espirituales que nuestra beata Señora María Antonia de Paz y Figueroa ha venido a fundar por Gracia de Nuestro Señor en la ciudad de la Sanctísima Trinidad y puerto de la Santa María del Buen Ayre. –me dijo una forma más corta del nombre de la doña, no me acuerdo bien, algo así como Mantula, Antonella…

-Mamá Antula, burro.

-¡Alicia! ¿Te parece?

-Vos siempre lo defendés, no es para tanto.

-Mamá Antula, totalmente, ese fue el nombre que le puso. ¿Qué onda, Alice?

-Va a ser la primera santa de Santiago del Estero, nene. Mi familia allá está toda revolucionada porque Francisco ya la anotó en el libro de los Beatos, en pocos años puede ser canonizada.

-No sabía.

-Ahora sabés, burrito simpático.

-Gracias, amor. Sí, Mamá Antula, como la nombran con cariño los pueblos del norte, creo que me iba diciendo el jesuita…

…Esta verdadera Sancta, si me disculpa el atrevimiento, -siguió con la lata- ha donado toda su fortuna por la causa de la salvación de nuestro humilde país en las funestas horas que lo asedian. Hija de los primeros conquistadores que trajeron la Sagrada Cruz a las llanuras y valles que bajan de los Andes hasta el Plata –igual que nuestro Héroe Cevallos- sin marido ni padre, en lugar del monacato, mi Señora sacrificó su bienestar para consagrarse a cuidar al Rebaño de Nuestro Señor y mejor guiarlle a su Amor; y en entendiendo el noble esfuerzo que los padres de la Compañía fizimos en estos olvidados territorios, a los cuarenta años se cargó la tarea de mantener vivas las virtudes de la Compañía después de que el infiel protestante y el ateo masón confundieran la mirada de nuestro querido Rey por la Gracia de Dios, Carlos III de España, Nápoles y las Indias Occidentales y Orientales.

En estos diez años Mi Señora ha recorrido a pie las cuatro mil leguas de montañas y largos desiertos, desde las arideces de La Rioja, pasando por Córdoba, la Eterna, hasta acercarse a Nuestro Excelentísimo Señor Virrey Pedro de Cevallos con una única misión, obtener permiso regio y eclesiástico para fundar casas de Ejercicios como questa, donde ricos y villanos, pobres y necesitados todos del agua del Verbo Divino, pudiesen conocer en su profunda vastedad la Palabra y la Vida de Nuestro Señor Jesucristo para mejorar cada paso y obra de su vida en el purgatorio terrenal, para ganarse con sus acciones y pensamientos un lugar de paz eterna a los pies de Nuestro Señor.

-Entiendo entonces que la Compañía no acató entonces la orden de desalojo, ¿o es que los perdonaron?

-Ahí precisamente es que toma total envergadura la obra de Mi Señora María Antonia, su sacrificio, su verdadero martirio. Me tocó vivir de cerca la nefasta cédula de expulsión el 2 de abril de 1767. Fui arreado como un sucio y pestilente delincuente común por las tropas que la Compañía ayudó a financiar en século y medio de esfuerzo productivo en estas tierras yermas. Encarcelados en las celdas que nosotros mismos construimos para que fueran Hospital y Casa de Ejercicios Espirituales en los Altos de San Pedro Telmo, cruel ironía.

En eso también nos parecemos, maestranza Covián. Si las mismas autoridades que lo buscan para prenderle tobillos y muñequeras con ruines grilletes supieran que sigo al servicio de la Compañía, mi destino sería parecido o peor que el suyo, eso no lo sé, pero de seguro mucho más inmediato. Está prohibido en todo el enorme reino de Carlos III desarrollar actividades o incluso prestar mínima ayuda a la Compañía. Los resultados materiales de su desinteresada labor por la evangelización de estas tierras, confiscados bajo el fuero real de las Temporalidades, alimentando las carteras de quienes, en no sabiendo cómo sostener el producto dellas, sólo pueden despilfarrarlas en sus pecaminosos apetitos egoístas.

¿Entiende entonces la altura de nuestra heroína María Antonia y la dimensión de su martirio?

-¿Y por qué no va presa?

-Dios no lo oiga, maestranza. Porque la Verdad es siempre más fuerte en su claridad que cualquier infundio que el Demonio interfiera en las conciencias de nuestras autoridades. Su voto de pobreza y castidad es absoluto, ninguna suspicacia puede fundar. Mi Señora María Antonia peregrina sin alquilar siquiera un carretón de bueyes, a pie, su única propiedad un cayado de algarrobo, símil del que Dios diera a Moisés para abrir las aguas del Mar Rojo a la Libertad del Pueblo Elegido, en él se apoya mi Señora y en llegando así, con sus ropas ajadas como el más simple de los siervos de Dios, supera las arduas pruebas e investigaciones de Obispos y Gobernadores y se lle permite su humilde misión.

-¿Le devuelven las propiedades de la Compañía? Eso sí es un milagro.

-Claro que no, claro que no, maestranza Covián. Mi Señora no rebajaría la misión a la que ha entregado sus privilegios de casta y la seguridad personal a tan mezquinos menesteres. Mi Señora solicita permiso de las autoridades para poder ejercitar las meditaciones indicadas por Nuestro Fundador, San Ignacio de Loyola, y enseñar a las ovejas a encontrar de nuevo el camino perdido en la Sagrada Fe en medio de aguas tan turbulentas como las que estamos viviendo. ¿Lo ve, maestranza? Es la obra de evangelización de la Compañía su principal capital, su oro más precioso. Y mi Señora María Antonia se ha entregado por completo, indefensa de escudos y armas, pero protegida por la Voluntad del General de la Verdad y la Vida, su espada más poderosa, el Verbo Divino, al riesgo de seguir acumulando ese oro, que es el único importante.

Todos tenemos nuestras ficciones, pensé pa mis adentros y apuré el trago con el cura -¿En qué consisten concretamente esos Ejercicios que me propone?- le pregunté a bocajarro.

-Como os he dicho, mi Señora sigue al pie de la letra el libro de Ejercicios Espirituales que redactara y publicara con aprobación de la Sancta Inquisición Nuestro Primer General, San Ignacio de Loyola, después de diez meses de meditación y oración en una cueva de Manresa, en el Condado de Catalunya, alimentado y cuidado por modestas siervas de Dios que dieron testimonio de su humildad y castidad, do se produjo la transformación del hombre de guerra al servicio de los señores del mundo terrenal que dejó sus armaduras frente a la Virgen de Montserrat y emergió como Soldado de Cristo, dispuesto a dar batalla en su nombre contra sus principales y más ladinos enemigos, los herejes protestantes que con su Reforma pretenden condenar el Reyno de Dios sobre la Tierra y entregarlo al dominio de la avaricia y la riqueza inmoral de anglo sajones, haciendo el caldo gordo a esos ateos y masones franceses que pretenden dirigir los destinos de la dinastía Borbón a ambos lados de los Pirineos, descarriados Hijos de Cristo que no asumen la responsabilidad de permitir el avance del Infiel sobre los territorios de la Cristiandad Ecuménica en debilitando y fragmentando con sus sinsentidos y paparrulladas a la Gran Familia Católica.

-Mire, yo le agradezco, pero no quisiera hacerle perder su generoso tiempo, Don Istéfan. Como integrante de un cuerpo expedicionario tengo la obligación y el entrenamiento para respetar las creencias de las poblaciones que observo, pero no de segundearlas. Quiero decir, mis sentimientos son muy contrarios a su religión.

-Me pareció reconocer cierto cinismo, cierto desapego a la esperanza de la salvación en todo su alegato, maestranza Covián. Entiendo que sus gobiernos no creen más en la Verdad, ¿pero también ha dicho que en Roma sigue habiendo Sancto Padre y la Sancta Iglesia no ha sido vencida, no es eso cierto?

-Lamentablemente, el Estado Vaticano sigue influenciando la geopolítica mundial. De hecho, no es por adularle, pero se rompió una tradición que entiendo fue de cinco siglos… el nuevo papa es jesuita… perdón.. quise decir

-¡Qué espléndida noticia la que me ha traído esta mañana, maestranza Covián! ¡Haber comenzado por ahí, hombre! ¿Se dá cuenta? la Providencia ha venido a darnos una clara señal para que no nos abandonemos en el arduo camino frente a las dificultades que nos atormentan: la Compañía superará este destierro maldito y volverá para ocupar la más sagrada de las misiones en este reyno, el mandato de ser Pastor de toda la Ecclesiasté. ¡El martirio de mi Señora estaba señalado a vencer, qué feliz la harán estas noticias!

Su alegría me jodía. Tenía ganas de tirar la actuación a la mierda y borrarle la sonrisa a patadas, pero tenía que contenerme y concentrarme en la situación en la que estaba. Aunque la pista que le había tirado reforzaba mis chances de ser protegido por este sujeto, hasta que encontrara la forma de salir del laberinto donde estaba, no me agradaba ser el mensajero de alegrías para una cofradía de explotadores de las más sanguinarias que tuvieron los desposeídos a nivel mundial.

-No crea tanto. El triunfo y consolidación de las Repúblicas Obreras y Socialistas en casi todas las viejas colonias del imperialismo, pusieron al Vaticano ante la peor crisis de toda su historia. En realidad, su territorio está confinado a las pocas manzanas que rodean la Piazza de San Pedro, ni siquiera Roma entera les pertenece ya. Precisamente por esa situación, tan al borde de la desaparición, es que rompieron la tradición y nombraron a Bergoglio –carajo, me fui de boca, pensé rápido.

-Un italiano.

-No, peor para nosotros, un argentino que fuera expulsado en 1976, después de la Gloriosa Revolución Obrera.

-Ah, es una práctica habitual que me pone muy contento se haya mantenido. Verá, maestranza Covián, los Cardenales y Obispos, en tiempos de desafío para la Sancta Sede, colocan a los guerreros que hubieran demostrado mayor temple combatiendo al peor de los enemigos. El Vaticano debe entender que se necesita un mártir que haya salido del mismo vientre de su revolución obrera para vencer al Líder de los Ejércitos Infieles.

-Temo que he perdido mis privilegios en este refugio.

-¿Pero por qué diz eso, si usted ha traído excelentes mensajes a esta humilde Casa?

-He desnudado que somos soldados de ejércitos enemigos.

-Eso es en un tiempo que queda muy lejos en el horizonte, maestranza Covián. Aquí no existe su República Socialista. –dijo en un tono, con una confianza en sí mismo, que sentí me congelaba la espina dorsal. Como un halcón después de largar ese chillido que alerta a la presa que está a segundos de ser devorada, como si pudiera disfrutar humanamente de ese segundo, después de saborearlo, retomó el absoluto control de la situación- No tiene por qué preocuparse, maestranza Covián, usted mismo me ha puesto en autos que la diplomacia de su era admite protocolos y regulaciones civilizadas entre los enemigos, ¿no es así?

-Es correcto, los pactos y sanciones de las Naciones Unidas que…

-Correcto, correcto. Entonces no hay razones para romper esos arreglos. Todavía más fundada mi propuesta. Verá, el humilde aporte de Nuestro Primer General San Ignacio consiste en que nos ha dado una serie de pasos y rutinas muy sencillas para que cualquiera, de la casta que sea, no sólo conozca la Vida y Obra de Nuestro Señor Jesus Cristo, encarnación -como usted sabrá- de Nuestro Señor Creador y su Espíritu Sancto, sino que además pueda construir uno de los caminos más llanos para ordenar la propia vida mortal según el Proyecto de Nuestro Señor. Si fuesen ciertas las mentiras que se vomitan sobre la Compañía, San Ignacio hubiera quedado para sí el método que descubrió en esos diez meses de intimidad con Jesús Cristo y que le permitieron construir el ejército de sacerdotes más importante en la Historia y más victorioso frente a enemigos tan poderosos. No. En su increíble desprendimiento y generosidad, decidió donarnos su sabiduría en imprimiendo este sencillo manual al poco tiempo de salir de Manresa a predicar su iluminación camino a Roma, en 1522.

La cristiandad genuina de corazón pudo contar con estas enseñanzas en menos de los diez años que siguieron a la gran blasfemia del monje Lutero. Hasta alguien como usted, maestranza, aún ignorante y hasta enemigo de lo que cree conocer de la Verdad Divina, puede encontrarse nuevamente en su calidad de Hijo del Señor y retomar un camino de felicidad a su vera. Ese es el desafío que lle propongo. Permítame demostrarle las llagas que lo han arrancado de la senda estrecha de la Salvación y yo le daré la información que usted necesite para completar el informe para sus superiores.

-¿No teme que esa información se use en contra de los intereses de sus superiores?

-Si Él camina a mi lado, maestranza Covián, en nada ni a nadie temeré. Verá, el poder de la verdadera fé es tan grande que sería una impiedad de mi parte la mínima de las vacilaciones frente a lo que pueda ocurrir. La Verdad libera, maestranza Covián. Si acepta mi ofrecimiento, usted mismo lo verá al cabo de cuatro semanas.

-¿Cuatro semanas meditando en sus claustros? –ni en pedo quería pasar tanto tiempo perdiéndolo. Pero la oferta me re servía.

-El tiempo puede acortarse si el aprendiz progresa rápido. –dijo, encima, para hacérmela más linda.

-¿Y usted me garantiza que los oficiales del rey no conocerán mi paradero mientras duren nuestros encuentros?

-Esta es una Casa Sagrada, y aunque respetamos la autoridad secular del Rey, nuestro Amo y Señor vela por la seguridad de todos los que moran bajo su protección.

-¿Y después? ¿Qué va a pasar conmigo cuando usted descubra que mis convicciones son inquebrantables?

-Los caminos de Dios son inexcrutables, maestranza Covián. El futuro, incluso el más inmediato, lo que pase la próxima hora, todavía no existe, tiene que ser caminado el camino para poder ser. Una vez satisfecha nuestra mutua sed podrá usted, si así lo desease todavía, proseguir camino como mejor le plazca. Pero no conteste ahora, maestranza Covián. –las campanadas de varias iglesias cantaron como pájaros señalando el mediodía y el tipo cortó la charla abruptamente. -Las decisiones importantes mejor ha de tomarlas un estómago lleno que una barriga torturada, ¿no le parece así?

Llamó con una campanilla al negro canoso, que me llevó de vuelta a la celda donde amanecí.

Mientras el criado me guiaba a la celda (ya me quedaba más claro que estaba en una suerte de monasterio) iba caracterizando la seguridad del lugar. Era nula. Si mi único carcelero era este viejo flaquito, acá no habría mucho problema. Dos cosas me contenían: no conocía la totalidad de la casa, ni su relación con el entorno. ¿Estaba en una manzana poblada o en otro descampado? Tampoco sabía cuántos habitantes tenía, si había un arsenal, información elemental para cualquier plan de huida. Pero, principalmente, me faltaba saber dónde estaba la Negra.

La situación me obligaba a ganar tiempo e información. Poco después, el viejo esclavo me guio a las barracas de la servidumbre para almorzar. Atravesamos un primer gran patio al que daban la espalda las celdas. Tenía un aljibe en el centro, lleno de flores y pequeños árboles frutales, limoneros y mandarinas. Parecía un área de recepción o esparcimiento. Atrás, siguiendo el pasillo central del caserón, había dos patios más chicos. El último tenía un pozo ciego rodeado de un cubículo de madera, y dos corrales contra cada medianera. En uno, unas gallinas raquíticas, y en frente, dormían las personas esclavizadas. Me lavé axilas y cabeza con un agua turbia y grasosa, de río, y usé la letrina lo mejor que pude, considerando que no había muchas formas decentes de limpiarse el culo después de cagar.

De inmediato, acercaron una mesa que parecía usarse como pupitre de carpintería o herrería, acomodaron platos de un barro cocido muy bruto, ninguno de la misma forma, ninguno homogéneo, llenos de un guiso de zanahorias, papas y mondongo. Se notaba que la mesa y los platos eran inventos improvisados para recibirme, porque la mayoría comía en cuclillas, directamente de la olla.

La adrenalina y el cansancio me permitieron olvidar la falta de sal y me devoré lo que me ponían enfrente. Ese pequeño detalle pareció caerles bien. Agradecí por los alimentos y felicité a sus creadores. No me dirigían la palabra pero me estaban sacando la ficha. Alguno entre ellos me habría traído o sería conocido de quien lo hizo. Quién sabe cómo contó el enfrentamiento con los milicos y qué pensarían de mí.

Pensé que la duda, el asombro y la fantasía humana, siempre jugaron a mi favor y me animé a preguntarles. Un hombre casi azul, con brillos plateados donde le rebotaba el sol, con una melena de rulos frondosa y tupida y unos ojos redondos y grandes me miró fijo y se presentó.

-Yo soy Shosé Cuervo. Le trajimos acá porque no podíamos esconderle con los nuestros. Muy peligroso. Aquí lo cuida dios. –dijo sin ninguna mueca de burla.

-¿Ustéd casi me parte la cabeza ayer?

-Fue necesario.

-¿Qué pasó con la Negra? Mi amiga. A dónde la llevaron.

-Por si no se dio cuenta, marinero, aquí todos somos negros. Quédese tranquilo. Su amiga está entre su pueblo, ellos la protegen.

-¿Por qué el alemán no me entregó a las autoridades? –arriesgué una confianza que sólo puede haber entre personas que comen lo mismo que los perros al lado del cagadero.

Pareció gustarles también el trato despectivo y banal hacia su amo. Shosé respondió, sin levantar la vista del plato, masticando despacito.

-Su dios actúa en formas extrañas. Al amo le atraen las leyendas y los misterios. Usted parece darle curiosidad. Será otro de sus experimentos.

-Es hora de retirarse a sus aposentos –interrumpió el viejo lacayo. -Don Esteban quiere que se prepare adecuadamente para su cita después de la siesta.

-Una sola pregunta antes. ¿Puedo saber por qué me salvó?

-Usted nos puede ser útil. Los enemigos de la Guardia Real son nuestros mejores amigos. –dijo Shosé mientras levantaba su plato, sin mirarme.

El viejo esclavo hizo un gesto de rechazo que no sé si era contra la rebeldía de las palabras de Shosé o por la confianza desubicada al decirlas en voz alta frente a mí. Me condujo de nuevo a la celda y decidí que tenía que seguirle el juego al jesuita. Tenía que ganarme otro encuentro con la negrada para urdir alguna salida.

Cada quince minutos se oían las campanadas de varias iglesias. Reconocí dos repiqueteos diferentes muy cerca y el resto perdían fuerza según de donde soplara la poca brisa que llegaba. De a poco iba cayendo en cuenta que si bien estaba en la ciudad no estaba cerca de Plaza de Mayo, o los repiqueteos serían más fuertes. Si estaba cerca de las afueras tenía una chance mayor.

A eso de las cuatro, el lacayo canoso me vino a buscar para llevarme de nuevo al despacho del cura. Y todas las fichas se empezaron a acomodar.

-Espero que haya tenido tiempo suficiente para valorar mi propuesta, maestranza Covián.-dijo, no bien me senté.

-Creo que no me han dado muchas alternativas, así que acepto. Algunas partes del contrato, sin embargo, no me quedaron del todo claras.

-Pregunte. ¿Qué lo inquieta, maestranza?

-¿Cómo deberé pagarle mi alimento y estadía mientras duren los Ejercicios? Imagino que no son gratuitos.

-Imagina con certeza. Si nos da su palabra de buen comportamiento, nos sería útil ayudando en las tareas de esta humilde casa o de las personas que dependen de nuestra ayuda en la ciudad. Estos aposentos han sido donados por familias caritativas y creyentes para que mi Señora pueda desarrollar su obra. Sin embargo, el tamaño de nuestra meta requiere de proyectadas ampliaciones edilicias que en estos momentos estamos acometiendo. Mi servicio en esta Casa se reduce, maestranza Covián, a la mejor administración de los recursos para terminar la obra lo antes posible. Para eso me ha elegido mi Señora y toda mi vasta experiencia como administrador de los bienes de la Compañía en la última mitad de mi vida están a su entera disposición para lograrlo.

Usted parece ser un hombre saludable y capaz de aprender. Además, el trabajo físico aleja los pensamientos sombríos o melancólicos, ayudando al proceso de iluminación espiritual. Combate la perniciosa ruina que la pereza provoca en las almas.

-Un buen chamuyo para mantener a los laburantes contentos. Pero me parece justo, dada mi situación.

-No comprendí bien, maestranza, pero si acepta, bienvenido. ¿Algo más?

-Si no lo toma a mal, no entiendo muy bien el mecanismo de los Ejercicios.

-Se trata de algo bien sencillo.- Se notaba que el cura estaba pipón después de un almuerzo seguramente más cargado que el nuestro y una buena siesta en algún colchón decente. El agua del aljibe le sentaba mejor que la que tomamos nosotros. Hablaba con deleite. Le gustaba escucharse. Parecía de buen humor.

-Como le he dicho, Nuestro Sancto Fundador los concibió en una gruta donde había decidido recogerse en pureza y castidad para meditar, como los Primeros Padres de la Iglesia en las diócesis de Asia Menor, los escitas y eremitas. Había perdido más que su pierna con la bala de un cañón en la batalla definitiva que torció la corona de Navarra para los Reyes Católicos de Aragón y Castilla, en Pamplona. Lo atormentaban los horrores de la matanza entre cristianos que parecían poner en riesgo todo el Reino de Nuestro Señor Jesucristo sobre la Tierra. Para librarse de esa pesada carga que le impedía ver con claridad la Voluntad del Señor y el lugar que había escogido para él en esta Guerra Sagrada, persiguió durante esos diez meses las enseñanzas y los Misterios de la Vida de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando alcanzó la claridad, se dedicó generosamente a invertir toda su riqueza y destreza en la guerra al servicio de Dios y su Único Representante, Nuestro Santo Padre.

Así, fundó la Compañía de Jesús en Roma y se dedicó a organizar un vasto ejército de guerreros iluminados y bien entrenados, a Su Servicio. Su principal enseñanza es que cuando nos perdemos del camino del Señor debemos apartarnos de los espejismos que la vida nos presenta, tanto los tentadores placeres de la carne como de las tareas productivas, para olvidarnos de nuestras pequeñeces y admirar el Gran Diseño del Creador, Su Voluntad. Un camino mucho más importante al que dedicarnos. El Camino de la Verdad y la Vida.

-Dudo mucho que ande necesitando un retiro espiritual, le soy sincero. No se ofenda pero no creo que la voluntad de su dios tenga guardado algún secreto para mí.

-Será usted, maestranza, quien más lo necesita entonces. Sus palabras muestran que ha perdido el camino de la Fe.

-La voluntad divina es siempre oscura, no necesita probarse ni criticarse. Yo me muevo en el mundo de las certezas, me ato a la vida concreta.

-Ah… el materialismo racionalista que los humanistas francmasones han sembrado en el mundo como un veneno. Es un arma seductora para el hombre inteligente. Veo que sus socialistas deben ser futuros herederos de esta enfermedad moral. Pero si está vacía de espiritualidad, me temo mucho, maestranza Covián, que su Diosa Razón se quebrará al primer viento fuerte, como un grande tronco hueco.

-No conozco ninguna filosofía más cargada de espiritualidad que el materialismo. De todas maneras, ¿cómo funciona su método para encauzar ovejas descarriadas?

-El ejercitante debe respetar con disciplina una rutina muy sencilla. Después de la oración de la mañana debe retirarse una hora sin contacto con ningún ser viviente, ocupación ni distracción, a reflexionar sobre los Misterios de la Vida de Nuestro Señor. Las primeras horas de la mañana son las mejores para meditar, puesto que nuestro espíritu se haya limpio de las atribulaciones del día venidero y nuestro cuerpo ha recuperado la fuerza después del descanso. La meditación debe fijarse en un solo aspecto en forma de preguntas y las respuestas a las que se llegare lo acompañarán en sus trabajos y mientras se alimenta. Después de la oración vespertina y antes de los trabajos de la tarde el ejercitante deberá exponer sus reflexiones íntimas ante un Guía Espiritual, en su preferencia un Padre que haya alcanzado a dominar con su experiencia propia los Ejercicios y que verse con profundidad en los libros sagrados.

Después de los trabajos y la oración nocturna, el Ejercitante repasará en la hora previa al descanso las vicisitudes de su día y de su propia vida hasta ese momento, a la luz de las enseñanzas concretas aprendidas en la meditación.

-¿Esto se repite todos los días?

-Es lo ideal, pero de seguro mis múltiples obligaciones me obligarán a pausar las entrevistas.

-¿Entonces, usted será mi Maestro?

-La analogía no es huera, debo decirle. El aprendizaje del propio camino en el Destino Universal es parecido al oficio que el Maestro Artesano inculca con paciencia y firmeza sobre sus discípulos. Confío en que mi sabiduría le será útil. Además, recuerde que a cambio de guiarlo, usted ha accedido a responder mis inquietudes sobre el mundo de do ha venido.

-Macanudo, acepto. Pero le aclaro de entrada que sólo me interesa lo concerniente a la política del Virrey. No quiero que se haga grandes ilusiones conmigo en lo religioso.

-Acepto el desafío, maestranza Covián. Comencemos. ¿Cuál cree usted que es el Misterio más trascendente de la Vida y Obra de Nuestro Señor Jesucristo?

-Como le dije, no conozco el asunto en detalle. Pero supongo que es esa cruz la que define su vida.

-La Pasión del Cordero de Dios, gran suposición. Ha comenzado usted muy bien, maestranza Covián. ¿Se ha puesto usted a pensar en dónde radica la importancia de Su Martirio?

-Para serle sincero, no. Aunque entiendo el simbolismo de la tortura para abandonar las tentaciones del cuerpo y elevarse hacia las supuestas virtudes espirituales.

-Eso son parábolas simples para campesinos, maestranza Covián. La importancia del Martirio de Nuestro Señor es que renunció a todo su poder como Hijo de Dios para perdonar nuestros pecados. Detengámonos un momento a reflexionar este único detalle con total precisión. El Todopoderoso abandona su poder sobre la vida y la muerte para encarnar en este reyno como un simple mortal -el hijo de un carpintero pobre- y asume con humildad una vida de privaciones, el ayuno de Cuarenta Días en el Desierto, rechaza las dádivas del Diablo, las promesas de un bienestar y comodidades fáciles de conseguir y mantener a cambio de entregarse a la prédica de la Palabra de Dios Nuestro Padre y finalmente acepta el dolor, la tortura e incluso la muerte a manos de sus enemigos para liberarnos. Todo ese sacrificio por nosotros, seres infinitamente pequeños a Su Sombra. Seres despreciables que no pensamos en Él más que cuando nos aqueja la tragedia o la muerte. Su Vida entera es un acto de entrega. ¿Por qué, maestranza Covián?

-Ni la más pálida.

-¿Cómo diz?

-Que no tengo idea. No sé.

-Entonces es una buena pregunta para comenzar con su meditación de mañana, maestranza Covián. Ahora bien. Aunque todavía no sepamos por qué Dios Todopoderoso decidió tamaño sacrificio por la humanidad, hemos constatado ese sacrificio. La meditación con todos los sentidos, de la carne y el espíritu, sobre la Vida de Jesús Cristo Libertador es, verá, el objetivo principal de los Ejercicios. Pero para poder ver, el alma debe limpiarse de todo lo que la obnubila, como el pecado.

El primer ejercicio es la contemplación de los tres primerísimos pecados. Le recomiendo que haga composición viendo el lugar donde encontrarse con la divina Majestad para confesarse. En la contemplación de Cristo nuestro Señor, puede usar esta imagen detrás si prefiere para imaginarle, la composición será ver con la vista de la imaginación el lugar corpóreo donde se hallan, digo, así como un templo o monte, donde se halla Jesucristo. En la vista invisible, cono es aquí de los pecados, la composición será: ver con la vista imaginativa y considerar que mi alma está como encarcelada en este cuerpo corruptible, y todo el compuesto de cuerpo y alma en este valle, como desterrado entre brutos animales.

El primer punto será traer a la memoria sobre el primer pecado, que fue de los ángeles, y luego sobre el mismo el entendimiento discurriendo, luego la voluntad, queriendo recordar y entender todo esto, para más avergonzarme y confundirme; trayendo en comparación de un pecado de los ángeles tantos pecados míos, y donde ellos por un pecado fueron al infierno, cuántas veces yo lo he merecido por tantos. Digo traer en memoria el pecado de los ángeles; cómo siendo ellos criados en Gracia, no queriendo ayudarse con su libertad para hacer reverencia y obediencia a su Criador y Señor, incurriendo en soberbia, fueron convertidos de Gracia en Malicia, y lanzados del Cielo al Infierno. Y así, después de discurrir más en particular con el entendimiento, y después moviendo más los afectos con la voluntad.

El segundo punto, facer otro tanto, traer las tres potencias sobre el pecado de Adán y Eva; en trayendo a la memoria cómo por el tal pecado fizieran tanto tiempo penitencia, y cuánta corrupción sobrevino al género humano, andando tantas gentes para el infierno. Digo traer a la memoria el segundo pecado, de nuestros padres: cómo después que Adán fue creado en el Campo Damasceno, y puesto en el Paraíso terrenal, y después de haber sido creada Eva de su costilla, habiéndoseles prohibido que comiesen del árbol de la ciencia, ellos comieron, y así pecaron; y después, vestidos por Dios con túnicas de piel y expulsados del Paraíso, vivieron sin justicia original, que habían perdido, toda su vida en muchos trabajos y mucha penitencia; y de cómo la raza de Eva fue condenada a la corrupción del cuerpo una vez al mes, y a parir con dolores infernales por su desacato. Y después discurrir con el entendimiento más particularmente, usando de la voluntad.

El tercer punto del ejercicio es facer asimismo con el propio pecado mortal y discurrir con el entendimiento en qué se le parecen y no a los dos pecados primero y segundo.

Usted debería traer a la potencia espiritual de la memoria, con exacto detalle, cada momento en que decidió quitar la vida de otro semejante, autoridad superior además, y fijándose con el entendimiento en qué se merece el mismo trato dado por Dios a los ángeles y Adán y Eva.

-Comprendo.

-Luego que ejecutare estos tres puntos del primer ejercicio corresponde avanzar en el segundo ejercicio.

El primer punto del segundo ejercicio es el proceso de los pecados, a saber, traer a la memoria todos los pecados de la vida, mirando de año en año o de tiempo en tiempo. En luego el segundo punto es ponderar los pecados, mirando la fealdad y la malicia que cada pecado mortal cometido tiene en sí. Pero el más importante es el mirarme quién soy yo, disminuyéndome por ejemplos: primero, cuánto soy yo en comparación de todos los hombres; segundo, qué cosa son los hombres en comparación de todos los ángeles y santos del paraíso; tercero, mirar qué cosa es todo lo criado en comparación de Dios, pues yo sólo ¿qué puedo ser?; cuarto, mirar toda mi corrupción y fealdad corpórea; quinto, mirarme como una llaga y postema, de donde han salido tantos pecados y tantas maldades y ponzoña tan torpísima.

-Usted quiere que me torture a mí mismo.

-Es necesario, para limpiarse de toda mácula, maestranza. Estos dos ejercicios se deben repetir dos veces y en el quinto ejercicio es menester meditar sobre el Infierno. Se debe usar la visión imaginativa del espíritu para ver la extensión, anchura y profundidad del infierno y pedir interno sentimiento de pena como el que padecen los condenados, para que si del amor del Señor Eterno me olvidase por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me ayude para no cometer pecado.

Deberá ver con la imaginación los grandes fuegos, y las ánimas como en cuerpos ígneos, oír con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Cristo nuestro Señor y contra todos sus Santos; oler con el olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas; gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza, y el verme de la consciencia.

-¿Perdón? ¿El verme?

-Wermus, una palabra alemana de la que deviene verme, gusano, maestranza Covián, el Gusano de la Conciencia.

-Gracias, prosiga.

-Al final, tocar con el tacto cómo los fuegos tocan y abrasan las ánimas y traer a la memoria que esas ánimas arden en el infierno con tanto y tan horrible suplicio porque unas, no creyeron el advenimiento de Cristo y otras, porque en creyendo, no obraron según sus mandamientos.

-¿Todo esto en una mañana?

-El primer ejercicio se hará a la medianoche, el segundo al levantarse a la mañana, el tercero antes o después de la misa o cualquier momento antes de almorzar; el cuarto a las vísperas y el quinto una hora antes de cenar.

Espero las instrucciones le hayan quedado claras, de manera que si repite el ritmo lo mejor posible, considerando la temperatura y disposición de cuerpo, ayudará a mejor ejercitar el alma. Espero que cumpla su palabra y reflexione sobre el Misterio que hemos discutido, para que nuestro próximo encuentro sea fructífero. Tenga a bien trabajar en el PadreNostrum y el Ave María a través del Sagrado Rosario mientras medita sobre el camino de Nuestro Señor Jesucristo. Por lo demás, le hemos asignado a mi asistente Xosé Cuervo para que le indique los trabajos de la casa en que será requerido.

Vaya con Dios- dijo, y volvió a llamar con la campanilla.

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