Reseña de Anuario Fotográfico de los Trabajadores, del Frente de
Artistas-Partido Obrero, Bs. As., diciembre de 2015.
“Los
poetas tienen la imaginación que hace falta para cambiar el mundo donde la
explotación, la miseria, las tasa de desocupación espantosas, provocan miserias
sociales inmensas y suicidios de familias. Ese mundo va a ser cambiado por los
poetas. Cuando todo el pueblo de trabajadores se anime a pensar como poetas,
cuando los trabajadores empiecen a pensar como poetas vamos a tener una
Revolución Social en Argentina”.
Jorge Altamira
Hace poco pasé
por una experiencia impactante. Pude ver -en youtube o mimeo no recuerdo bien-
unos 40 minutos más o menos de una compilación de brevísimas escenas
televisivas en vivo que aparecieron en canales de noticias o programas
políticos durante los años noventa.
Creo que era
material de archivo que ese enorme artista y ser humano que es Dionisio Dennis
había compilado con el criterio de mostrar las escenas de la vida cotidiana
durante los años 90, años en los que fui adolescente y jóven. Años en los que
miles de nosotros y nosotras dejamos finalmente la infancia para madurar a la
lucha de clases. Los años en que mi generación protagonizó un tipo de lucha muy
particular: la lucha por el poder.
Durante los 40
minutos más, o menos, me la pasé llorando. Como lloran los niños, sin
contención, mezcla de lágrima y moco, sin poder respirar, abandonado,
indefenso. Dionissio juntó pedacitos de imágenes cotidianas que estaban
guardadas vaya a saber en qué fichero, en qué remota cueva del laberinto
emocional que soy hoy.
Apretó todos los
botones y afloraron a mi cerebro millones de sensaciones largo rato sin ver ni
sentir. Obreros y obreras de todo el país, de gorra con visera cara curtida por
el sol, gente de verdad, con problemas de ortografía y gramática, con la garra
y el ardor imbatibles contando sus verdades ante las cámaras de TV en millones
de piquetes en toda la geografía de acentos de este enorme pedazo de tierra.
Reclamando,
explicando, denunciando, luchando.
Y cada tanto,
aparecían compañeros del Partido Obrero, la UJS y las diferentes agrupaciones
sindicales que el PO dirigía, algunas veces frente a falsas mesas de sets de
televisión por el prestigio que ya tenían, otras más en medio de marchas,
piquetes o tomas de fábricas, como delegados/as, activistas u simples
luchadores/as, encarnados en la fibra misma del pueblo sublevado.
Recién mucho
después me dí cuenta de otra genialidad de la compilación, que revela la
verdadera genialidad del autor, ya que toda la saga es un gran poema épico,
donde los personajes van armando un diálogo de muchas gargantas y cerebros
discutiendo los mismos problemas: nos cagan de hambre, nos dejan sin laburo, no
nos quedó otra que organizarnos y luchar, y luchamos por el poder.
Y eso hace el
arte. Lloré porque volví a vivir, re-viví, viví de nuevo toda esa década y el
impacto que tuvo en mi sensibilidad más inconsciente. Y recordé todo el dolor y
el sufrimiento de esos años, de tanta gente, y la angustia, la impotencia, la
bronca, el odio, la furia con la que ese pueblo se levantó debajo del yugo y
encontró el camino para ponerle un fin. Y lo logró.
Recuperar la memoria
Cuando se
atraviesa un momento jodido del camino es preciso no dejarse ahogar por las
impresiones de las derrotas parciales o frenazos. Y este 2015 lo fue, muy
cercano al 2010, o al 2002-3. Años de reflujo de las luchas, de golpes
durísimos de la realidad. Después de la euforia del Argentinazo vino el reflujo
y después que echamos a Duhalde pero al mismo tiempo mataron dos compañeros en
un piquete y empezamos a cortar un carril también. Y metimos en cana a Pedraza
pero hubo que vivir esos tres meses desde el 20 de octubre hasta el
indoamericano, pasando por los qom asesinados por el Estado de Insfrán en
Formosa.
Dolor y lucha.
Áspero momento de la vida donde los matices se diluyen en las líneas claras de
la realidad, se enfocan, se distinguen, sin adjetivos.
En esos momentos
la moral del combatiente es muy importante. Y a veces una canción, un libro,
una obra de teatro, una danza, un/a artista te descoloca, te saca de la vida
cotidiana, del tedio y el desamor, del apechugarse en bondis y vagones, de
despegarse emocionalmente del universo para juntar el mango, y te traen a la
conciencia, lo que somos de verdad.
Este es el
pueblo que habita y es explotado en Argentina, que ya se sublevó tantas veces
en sus doscientos años, que se sacó al imperio español de encima, que combatió
a los centralistas e ingleses después de los españoles, a la oligarquía
saladera, vacuna, cerealera, industrial, comercial y financiera, que hizo la
Revolución del Parque, la Huelga General de Enero del 19 contra Yrigoyen y el
Imperio Británico (las empresas Vassena estaban llenas de accionistas ingleses,
bancos sobre todo, y en gran parte la violenta respuesta fue exigida por el
Foreign Office a Yrigoyen), la Huelga General de Enero del 36, mientras en
Chile se alzaba el primer gobierno de Frente Popular con Socialistas y
Comunistas de América Latina y Sandino luchaba en las selvas centroamericanas,
con Trostsky en el México de Cárdenas acá la huelga general de la construcción
devino en insurrección política internacionalista contra patronales alemanas
hitlerianas y contra patronales británicas aliadas. La toma del Lisandro de la
Torre en Mataderos, las huelgas contra Perón, la Resistencia Fabril a Aramburu
y el FMI, el Cordobazo, el las Coordinadoras del 75, la Resistencia a la
Dictadura, la lucha por los desaparecidos y el argentinazo.
Este pueblo ha
luchado y lucha tanto que alguna vez merece ganar. Y de ahí surge la esperanza
consciente, la fe racional de los luchadores y luchadoras que soportamos en nuestros
cuerpos, en nuestra individualidad, el esfuerzo que terminará en la fuerza
colectiva que logrará el éxito o el fracaso de las generaciones venideras
incluso.
Un 2015 de lucha
Esto mismo me
pasó ahora con otro producto visual, el primer Anuario Fotográfico de los Trabajadores, producido y editado por
los compañeros/as Daniela Calvo, Bernardo Cornejo, Elisa Peláez, Gastón Stark y
Julieta Farfala, con el sello del Frente de Artistas en el Partido Obrero y el
Frente de Izquierda.
En pequeño, en
el estrecho margen que posibilitan 80 páginas de papel ilustración y un solo año,
cuarenta y pico de artistas de la imagen fotográfica me hicieron salir del
tedio cotidiano, de la forrada del bastón de mando y la reyerta de Pampita, de
los fastos de la derecha bailando en los balcones del mundo, contenta y
envalentonada, a punto de intentar un ajuste feroz sobre las espaldas
adoloridas del pueblo una vez más, y me sacudieron.
Te pasa desde la
imagen que recibe el honor y la justicia de la tapa. El perfil de un hombre
pasados los 50, pelado de pelo cano, fino y largo, con barba de una semana y
los ojos achinados por el calor, el cansancio, y la alegría. Detrás de cada
hombro otros dos hombres en segundo plano, más jóvenes, uno en los 30, de gorra
y barba tupida, otro en los 40, de anteojos oscuros y cadena de plata, ambos
con una risa que les abre el rostro. En el hombro izquierdo del hombre en
primer plano, las manos de esos dos compañeros de trabajo (nos damos cuenta por
los uniformes de trabajo y el detalle de un travesaño de caña y un trapo rojo
casi fuera de cuadro) se entrelazan en el abrazo. Recién cuando llegamos a la
página 21 notamos que se trata de los compañeros aceiteros recibiendo las
noticias de la victoria de la huelga general de San Lorenzo y el Puerto de
Rosario que ellos encabezaron, logrando en medio de piquetes y asambleas romper
la paritaria K y llegar a la canasta familiar.
Cuando arrancás
así te das cuenta que estás ante un material pensado, discutido, organizado en
torno de un interés político-emocional. Acá hay gente inteligente y
profesional.
Se nota que es
un trabajo editado hasta el último detalle por artistas de la imagen, que han
cuidado el papel, la cronología, la mención del autor, todo lo que conforma al
artista más exigente. La tapa es la síntesis de la propuesta escrita en el
prólogo: retratar la vida de trabajadores y trabajadoras del pueblo, en su
vivencia cotidiana y en su lucha política. Un fresco de lo que fue nuestra vida
en el año que pasó, con la mira puesta en señalarnos un futuro esperanzado de
victorias. Sólo hay que continuar y mejorar lo que hicimos este año.
Las inundaciones
en diferentes zonas del país, la ocupación de tierras en Merlo, los
innumerables cortes de calles y rutas por diferentes conflictos, la lucha de
familiares y víctimas de la impunidad estatal, el 24 de marzo que tumbó a
Milani, las elecciones y el arduo esfuerzo de la militancia, el dolor de la
pérdida de compañeros /as valiosos/as… todo.
Y logran
conformar otra vez un coro de voces, de gritos que salen desde las miradas, los
puños y las bocas abiertas en cada foto. Y los rostros más reconocidos, de
dirigentes oo líderes de luchadores, coinciden en marcar lo mismo: La paciencia
de Pitrola tomando mate en el frío de la cabecera de uno de los piquetes de los
paros generales de la primera mitad de año, el dolor y el orgullo de Gabriel
Solano gritando Presente en la despedida de Pablo Rieznik en Chacarita, la risa
franca, provocadora y contagiosa de Elia Espen en la marcha del 24.
Rostros de los
luchadores que enfrentan al enemigo confiados en su propia fuerza que surge del
conocimiento de causa de su dolor y el de los suyos, en contraste con excelentes
fotos de elevado poder periodístico y político, un Scioli derrotado secándose
la frente con un pañuelo consolado por la Rabolini Macri agobiado por los
micrófonos que lo interrogan. El artista se mofa del enemigo, lo ridiculiza,
señala su debilidad, su humanidad, la posibilidad concreta de ser derrotado.
Como lo sintetiza la genial foto de la inauguración de la estatua de Perón en
Paso Colón.
Deténgase lo
suficiente en esa foto para ver una obra maestra del artista, de su
concentración, de todo lo que necesitó para enfocar ese ojo en ese momento y
escrachar los rostros de una burguesía decrépita, descompuesta, cantando el
himno nacional con las bocas entreabiertas y cara de aburridos, de desanimados,
sin alma, de Moyano, Vidal, Ritondo, Venegas y el asesino Duhalde mientras
un Macri desorientado mira hacia su espalda, la cara de la estatua, con esa
cara de pelotudo tan habitual en esta mezcla de Burns y Bob Patiño que tenemos
de presidente.
Esa no es una
clase que esté capacitada para vencer a esta otra, la del armado y desarme de
las marchas, bajando y subiendo banderas de las chatas en medio del calor, las
compañeras que se divierten pateando las olas del Atlántico Sur mientras luchan
contra el Estado en el Encuentro Nacional de Mujeres en Mar del Plata. A la
muestra no le faltaron los momentos históricos del año, como la pueblada de
tucumanos y tucumanas contra el fraude y la corrupción del Estado, las huelgas de
la Línea 60 y Cresta Roja, la lucha contra Monsanto y en defensa de Famatina
contra la megaminería o esas increíbles fotos aéreas de Plaza Constitución
vacía como una maqueta de arquitecto a las 6am de un día de paro general y la
Plaza de los Dos Congresos en medio del hormiguero humano que fue ese grito
contra la violencia hacia las mujeres el 3 de junio.
Pero también las
imágenes del tedio de la vida cotidiana y la explotación en esas almas
callejeras con trajes y auriculares, o los cuadros colgados del subte y los que
corren el tren en las largas perspectivas en fuga de los andenes de Consti, la
miseria del que duerme en el colchón, la heroica carpa Qom con el Don Quijote
del Dalí en el fondo hecha parte de la vida cotidiana del microcentro porteño. Y los rostros comunes y corrientes, tratados con belleza y amor de detallistas de la señora vieja sentada en las gomas quemadas, el chofer de la sesenta bailando y riendo, la vela protegida del viento patagónico en la marcha el bombista y los compañeros trayendo gomas para arrancar con el piquete. Se dan el lujo de incluir imágenes icónicas: el Rosario ensangrentado es un manifiesto anticlerical en si mismo, el compañero palestino devolviéndole un gas lacrimógeno al enemigo israelita con una gomera puede tranquilamente llenar las remeras y los tatuajes de una generación.
Porque si faltaba
algo para que la obra termine de ser perfecta desde lo conceptual, se agrega un
apéndice de fotografías bellísimas y bien logradas de instantáneas de la lucha
internacional que más impactaron, los 43 de Ayotzinapa, la lucha Palestina
contra el genocidio del Estado de Israel y las luchas de los sobrevivientes de
las masacres humanas de África y Asia refugiados en Europa, la cuna del
imperialismo, reclamando que los asesinos se hagan cargo del dolor que
provocaron.
Somos nosotros, la lucha viva que se abre paso y no estamos solos en ningún rincón del mundo. Somos más.
Sería realmente
justo poder describir una por una las fotografías y mencionar a los autores,
pero la reseña sería ilegible de larga y para hacer justicia usted debería
comprar el Anuario en el León León,
en el local central del Partido Obrero en Bartolomé Mitre y Uriburu o encargársela al compañero o compañera del local más cercano a su
casa y admirarlo y leerlo una y otra vez como hago yo desde el día del picnic.
El futuro es nuestro
No es casual que
haya hecho la asociación con el compilado de Dionisio y este Anuario. En primer
lugar porque hay una bella y emotiva foto del compañero dentro, pero sobre todo
porque Dionisio fue parte de la generación de artistas visuales que parió el
documentalismo militante de los 90 y el argentinazo, miembro fundador del Ojo Obrero
y parte de un movimiento más vasto que supo parir esa genialidad cultural que
es el Festival Latinoamericano de la Clase Obrera donde toda una generación de
luchadores rememoramos y reelaboramos las luchas de las que fuimos parte,
haciendo crecer nuestra auto-conciencia de los mismos.
Es que cuando
uno mira una prueba más de la enorme capacidad artística, formal y política de
la que son capaces los artistas visuales de esta generación que nació a la
lucha entre fines del último gobierno de Néstor y el ascenso de la izquierda,
no hace más que esperanzarse. Si la generación anterior con menos experiencia
de lucha (tuvieron que remontarse a los realizadores de los 60 y 70 para
encontrar el hilo conductor de lo que querían hacer, una generación que ya no estaba
físicamente presente para transmitir su experiencia) fue capaz de hacer tamaño
aporte no quiero parar de imaginarme lo que va a ser capaz esta.
Y lo mejor es
que lo vemos reflejado gracias a esa gran revista que es Facebook en cientos y
miles de compañeros y compañeras que pintan, bailan, escriben, cantan, hacen
música y van llenando las filas de un enorme ejército de artistas populares de
mayor o menor reconocimiento floreciendo entre los mismos batallones de
luchadores/as. Porque son todos/as ellos/as militantes organizados/as o no,
independientes o partidarios/as.
Altamira en un
cierre de campaña muy recordado señaló que cuando los obreros y obreras que
luchan sean capaces de hacer poesía serán capaces de vencer.
Piense un
segundo en el alcance de la frase. Cuando una clase social que es explotada,
alienada, golpeada, angustiada y condenada al sufrimiento es capaz de rearmarse
emocional y moralmente para enfrentarse a su explotador y opresor, recupera la
autoestima y la confianza en sí misma, se arriesga con coraje a enfrentar el
peligro y la incertidumbre, es capaz de hacer poesía, es decir, de expresar
hacia el exterior sus profundos sentimientos interiores, darles un contenido
político claro y una forma bella.
La lucha es
alegría, pero todavía más si esa lucha es conciente y triunfa.
Esta generación
de trabajadores y trabajadoras está haciendo arte, y fuerte. Su destino es
superar dialécticamente a quienes los precedieron. No se deja reprimir por el
mercado y le da batalla en su terreno, logrando el mejor resultado estético
posible y publicando y difundiendo en la medida de sus esfuerzos y
posibilidades. Tiene algo a favor de la generación del argentinazo: son más
jóvenes pero tienen la experiencia fresca de la generación anterior –muchos de
ellos/as incluso nos sumamos humildemente en las filas del nuevo ejército- y están a las vísperas de encarar su primer
experiencia en la lucha por el poder.
Llegan con
mejores herramientas y con una experiencia importante, han crecido, han
desarrollado su aprendizaje artístico durante el canto de cisne de lo mejor del
arte estalinista residual que sostuvo las banderas culturales del kirchnerismo.
Pueden incorporar lo mejor de las técnicas estéticas del adversario caído en desgracia
y además han observado, criticado y tomado distancia positivamente de todos sus
insalvables límites políticos. Pero será preciso ser conscientes de este lugar, hacerse cargo de la responsabilidad, aceptarla y llevarla adelante.
Puede que sea
una hipótesis exagerada la mía, lo reconozco. Sin embargo es el destino de
todas las hipótesis hasta que la realidad las compruebe, o las rechace. Sólo
quiero notar que en los últimos años hemos podido escribir o presenciar la genialidad eterna de Las Manos de Filipi y Che Chino, Plaza
Miserere, la pintura de Borghini, el libro El
Manifiesto de las Conchudas y la obra teatral basada en él de María Negro,
el éxito de público de la Revista digital El Otro, la maduración de los
creadores audiovisuales del Ojo que crearon las poderosas ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, 40 balas o Córtenla, el
resurgimiento de el Manifiesto Comunista devenido
el éxito de convocatoria de El Fantasma
que Recorre el Mundo de Morena Cantero Jrs. y la cantidad impresionante de muestras desarrolladas
en el Centro Cultural León León del FDA.
Y eso que por
falta de tiempo y conocimientos me pierdo de escribir sobre las decenas de
músicos populares que han surgido en nuestro folklore, tango, rock, punk,
música clásica, etc. que pululan en las filas del Partido Obrero y sus
simpatizantes que sostienen con arte y política las charlas, debates y
actividades de los locales y centros culturales en todo el país.
No es necesario seguir. Algún día entrevistaremos a los y las muralistas que ilustraron los locales de Barracas y San Justo, a artistas populares de masas en su pago chico como Paula Jove en José C. Paz, a cientos de poetas y poetisas que pululan por los recitales de poesía en los locales o esa juventud increíble que rapea como si sudara poesía en tantos rincones. Ya iremos intentando difundir toda esa energía apasionante que emerge de nuestro pueblo artista en lucha y dialogar con ellos y ellas para demostrar la validez de nuestra tesis.
Pero incluso sin conocerlos/as a todos/as, podemos decir que, de conjunto,
conforman la enorme fuerza poética de una generación que enfrenta la próxima
etapa de la lucha de clases con capacidad para orientar a toda una millonada de
artistas y producciones que no están dentro de las filas del Partido Obrero y
el Frente de Izquierda, que organizadas en otros programas sin embargo
comparten una meta común y que podrán acercarse y debatir, para seguir
cocinando la fusión de una vanguardia estético-política que le dé su propia
fisonomía al nuevo capítulo en que lo más bello de la humanidad intentará tomar
el cielo por asalto.