Siento que me han llamado a opinar y por eso me voy a meter.
Ayer, jueves 4 de agosto, mientras dábamos clase, escuchábamos los helicópteros
del operativo que luego nos enteramos pretendía detener a Hebe de Bonafini en
la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, frente a la Plaza de los dos
Congresos.
Luego, los mensajitos de guasáp y el privado del feisbuk
empezó a llover con compañeros y compañeras dándole vueltas otra vez a un tuit
de un dirigente del Partido Obrero y, como todos vimos, saltó el debate –incluso
internacional- sobre si correspondía o no repudiar la “detención” de Hebe.
Entiendo que meterse a decir que si la causa, que si el juez,
sería una manera muy cobarde de encarar el asunto, además que sólo podría
hablar por boca de ganso de tecnicismos que no conozco.
Tampoco soy dirigente de nada para hacer grandes y
elocuentes llamados ni tengo responsabilidades políticas para andar cuidando lo
que siento.
Hablo porque han mentado al símbolo. Macri, decidió acelerar
una situación judicial para que saliera en la tele un operativo policial de la
justicia argentina metiendo en cana a Hebe el mismo jueves que se cocinaba el
segundo cacerolazo contra su gestión después del 14 de julio. Es evidente para
cualquiera que la escena montada buscaba intervenir en el cacerolazo.
Así lo entendieron todes les que dijeron “atacan un símbolo”.
Entonces ahí está la cosa, símbolo de qué. No me voy a poner
en sesudo relativista, pero un símbolo entiendo que es la cosificación en una persona,
lugar, logotipo, bandera, etc. de una serie de ideas o valores.
Pero una persona de casi 90 años que nació a la vida política
del país hace 40 y que ha estado activa todos estos años puede y debe ser
símbolo de muchas cosas a menos que haya mantenido una coherencia de hierro.
Para el fachismo vernáculo Hebe es, igual que para les
kirchneristas y muchas personas de izquierda que no lo son, el símbolo de la
lucha por los Derechos Humanos y la cárcel a los militares responsables del
genocidio de los 70.
Entonces, nos dicen que hay que repudiar su detención porque
pretenden meter en cana al símbolo de la lucha contra el fachismo cuando los
fachos están siendo envalentonados: los represores desfilando el 9 de julio,
las prisiones domiciliarias a los condenados por genocidio, etc. Entonces,
habría que largar todo y ofrecerse como escudo humano para defender al símbolo.
Incluso quienes no comulgan con Hebe, asustades, nos dicen
que aunque Hebe sea tal o cual cosa, si la meten en cana avanza la
criminalización de la protesta, retroceden las garantías democráticas, etc.
Entonces sacan comunicados “repudiando” la detención “a pesar de las notorias
diferencias”.
Se trata de uno de esos momentos donde todes les que te
rodean te empujan a un lado que no querés ir.
Me hace acordar a la cancha, porque nunca me alcanzó la
guita para pagar una platea y las veces que me invitaron a una sentí que eso no
era una cancha.
Además soy hincha de Boca, porque la sensación que tuve sólo
se puede tener en una popular de un club con mucha hinchada. Es el momento del
gol, cuando se produce la avalancha humana de cuerpos desbordados que fluyen
escalones abajo buscando el alambrado, en las épocas que te abrazabas con el
jugador en el alambrado para festejar el gol. Cuando hay avalancha, algunos que
estamos con chicos chiquitos o gente a la que queremos proteger, o simplemente
porque nos amargamos y no queremos que nadie nos empuje, tenemos que hacer un
esfuerzo importante para endurecer las piernas y tirar todo el cuerpo hacia
atrás, frenando el impuso natural de quien te empuja.
Porque lo primero que pensé fue en mis estudiantes de Villa
3, en Soldati, que combatieron durante seis horas en el 2008 contra toda la
fuerza armada de la Policía Federal en una especie de riot estilo Los Ángeles el
día que mataron a Luther King por una trifulca que se había armado con la
seguridad que defendía el predio de Sueños Compartidos en Piletones. Porque el
barrio odiaba ese emprendimiento. Porque eran unos negreros que pagaban por
debajo del convenio de la UOM (lo que es mucho decir), no tenían ART y te
maltrataban y te rajaban por cualquier cosa. Encima después que los echaron a
todes sin indemnizar ni un carajo nos venimos a enterar que se había armado con
un chanchuyo de De Vido y José Convento López.
Para el pueblo de Villa 3, Hebe de Bonafini es el símbolo de
los patrones más negreros que te puedas cruzar.
Automáticamente pensé en mí mismo, en mi juventud de chico
sensible y rebelde en una familia gorila light, criado en el “no te metás”, “por
algo habrá sido” y “con los militares tuvimos Zárate Brazo Largo” entre otras
finezas.
Pasé mi adolescencia en el límite oeste del barrio que todo
el mundo insiste en llamar “Congreso” y que se llama Monserrat. Mis caminatas
existencialistas eran hacia San Telmo y La Boca cuando andaba deprimido y
cuando tenía fe en la vida salía a correr por la Plaza Dos Congresos. Mi vieja
un buen día me ayudó a canalizar mi rebeldía llevándonos a la Marcha de las
Antorchas por Justicia por María Soledad Morales y desde ahí en adelante participé con
comodidad de cada lucha popular que usaba Entre Ríos o Avenida de Mayo como autopista
de lucha callejera.
El primer local político que pisé en mi vida buscando una
orientación superior al catolicismo que había decidido abandonar fue la
Librería de las Madres, un modesto local angosto y profundo en Hipólito
Irigoyen pasando por pocos metros Luis Sáenz Peña. Allí comencé a consumir una
mezcla de anarquismo romántico estilo Bayer mezclado con una interpretación de
izquierda del peronismo, estilo Walsh y una dosis de americanismo bien
neo-zapatista. Lo consumía en los libros y las charlas con los parroquianos.
Hebe fue para mí, desde temprano, el símbolo de la lucha
contra los fachos. Se podría decir que fui de las Madres aunque nunca milité
con la agrupación que nació en esos años, de la Librería y la Universidad.
Después vino el kirchnerismo y el símbolo se mancó. En
primer lugar, nunca le voy a perdonar a la Asociación Madres de Plaza de Mayo
haber lucrado con la lucha de sus hijos/as y con la suya propia. Y bien digo
lucrado porque conservo entre mis papeles de viejo el volante que repartían a
los turistas en San Telmo promocionando un Hostel que regenteaban en Defensa
casi Belgrano, enorme y de vidrio, relacionándolo con la ronda de los jueves y
que hacía sospechar que ellas hubiesen pagado por la aparición en todas las
guías turísticas para extranjeros sobre la marcha de los jueves como uno de los
puntos del recorrido, como ir a Cataratas.
Cuando se los cuestioné, me dijeron que aprovechaban como
podían para conseguir recursos para sostener la lucha y me pareció una
canallada. Luego aparecieron los recursos, enormes, del Estado. Se mudaron a ese
local gigantesco frente a la Plaza que los vecinos del barrio recordamos que
originalmente lo usó el PJ como búnker de la campaña electoral de Palito Ortega
en el 99 si la memoria no me falla (mucho).
Después vino la censura al Centro de Estudiantes de la
Universidad de las Madres y la ruptura muy conocida de Vicente Zito Lema, su
primer rector, y de un nutrido grupo de jóvenes contra el autoritarismo de Hebe
y su afán de poder unipersonal.
Pero después vino la segunda desaparición de Jorge Julio
López el 18 de setiembre de 2005 y Hebe salió a respaldar al gobierno
kirchnerista y el encubrimiento del Estado a la bonaerense y los viejos grupos
de tareas activos diciendo que no le constaba que lo hubieran secuestrado y
llenando de mierda la memoria del compañero, también albañil, qué curioso,
acusándolo de buchón en los 70.
Ese día Hebe se transformó para mí en el símbolo de la
traición, cruzó un Rubicón que nunca le voy a perdonar mientras respire. Luego
de eso se pasó los últimos once años defendiendo a Aníbal Fernández, que desde
el gobierno de Duhalde ha sido el funcionario de mayor rango estatal en
colaborar con el encubrimiento de todos los casos de secuestros de niñas por
parte de redes de trata que salieron a la luz, con el consabido “se fueron con
el noviecito” y del actuar de la Policía Bonaerense y Federal en el asesinato
de tres compañeros de lucha, Darío, Maxi y Mariano. Ahora sabemos que
probablemente sea –dicho por el Vaticano- uno de los mayores promotores
estatales del desarrollo y ampliación de las redes de narcotráfico en el país.
Y Hebe siempre lo bancó.
O sea que tenemos a una Hebe, consciente de lo que
simboliza, usando a conciencia ese símbolo de lucha por los DD. HH. para defender
los peores crímenes de lesa humanidad en la última década y pico. Una traidora
que colabora con el enemigo.
Pero algo más todavía, porque incluso si fuera el caso,
todavía queda por ver si la detención de la traidora no se da efectivamente en
un cuadro de facistización del gobierno y después de Hebe nos meten en cana a
todos, hay un golpe nazi y nos tenemos que exiliar. En ese cuadro se repudia la
detención de la traidora también.
No es el caso. Este gobierno no tiene la fuerza política ni
el aval de la población o la embajada yanqui para sacar los tanques a las
calles y entrar a torturar gente en los sótanos de las comisarías. Prueba de
ello es que no puede aumentar el gas y la luz como quisiera.
Pero entonces nos alarman que se trata de un retroceso en la
política de DD.HH. Entonces recuerdo que mis compañeras y compañeros abogades
de APEL vienen denunciando desde hace varios años que el kirchnerismo promovía
entre sus fiscales que no se pusiera más la acusación de “genocidio” a los
milicos; que todas las causas enjuician un puñado de represores en “representación”
de todos los que actuaron en ese Centro de Detención Tortura y Exterminio; que,
como repudió en su alegato de 2010 Pablo Rieznik, los genocidas son enjuiciados
en su carácter de individuos cometiendo crímenes individuales y no
representantes de una clase y un régimen social contra otra clase que luchaba
por otro régimen social.
Y recuerdo que el megajuicio de la ESMA tardó cuarenta años
en hacerse y hay centenares de Centros Clandestinos que todavía luchan por
llegar a esa instancia, como el de Virrey Cevallos y México, a pocos metros de
la Asociación Madres, también en Monserrat, donde sus sobrevivientes todavía no
consiguen poder sentar a los acusados en el banquillo que les pertenece.
¿Entonces de qué retroceso en los juicios me hablan? La concesión
de las prisiones domiciliarias a los condenados por torturar, matar y robarse
bebés es un acto de una gravedad inusitada, pero es simplemente un paso lógico
permitido por el retroceso de los últimos diez años, avalado y alentado por el
gobierno K.
Me dicen que Aldo Rico desfiló el 9 de julio les mismes que
se callaron cuando era intendente de San Miguel por el Frente para la Victoria.
Hablan del decreto gravísimo de Macri que permite a las FF. AA. meterse en la
seguridad interior cuando hace menos de un año hubo que sublevar al pueblo para
remover a Milani, el Jefe del Ejército, acusado de genocida por las Madres de
La Rioja, que se encargaba de la Inteligencia del Estado, que armó el Proyecto
X y todo lo que ya sabemos.
¿Entonces de qué se trata la burda maniobra de la justicia,
del macrismo y del kirchnerismo? Se trata de reinventar la grieta, esa falsa
división que propone que cuarenta millones de personas estemos obligades a
meter nuestras frustraciones e ilusiones en el estrecho marco de dos opciones
políticas. Este juego esquizofrénico que inventó el propio Néstor en vida: si
estás en contra de los K, sos facho y que ahora sostiene desde el poder el
propio Macri, si estás en contra del gobierno, sos K.
La idea de Macri es resucitar la grieta para destruir la
unidad de acción de les vecines en los piquetes del cacerolazo, para que se
dividan las aguas entre K y anti K, entre falsos “fachos” y falsos “progres”,
para que no avance ante los ojos de las masas la verdadera grieta entre el
Estado y las clases oprimidas y explotadas por él.
Y los kirchneristas, agradecidos, van a los cortes de calles
en Balvanera, San Cristóbal o Liniers a cagar a trompadas a los militantes del
PO, porque son “funcionales a la derecha”, por el tuit de Pitrola o cualquier
gilada, justo a los únicos que el pueblo todo permite ir con banderas quebrando
la tradición anti-partido de las Asambleas Populares del 2002. Justo contra la
fuerza política que más ha batallado contra esta falsa grieta.
Nos convocan a que dejemos de lado nuestras diferencias con
Hebe, pero las diferencias que quieren que yo deje en el ropero son
precisamente que Hebe es el símbolo de la traición contra la lucha de los compañeros
y compañeras desaparecidos, precisamente la de haber defendido al gobierno que
hizo retroceder los juicios a los genocidas y que empezó a meter al Ejército
nacional en la seguridad interior.
Nos convocan a que dejemos de lado que somos rabiosamente
anti-kirchneristas, nos convocan a que dejemos de lado nuestra posición
independiente del kirchnerismo y del macrismo, nos convocan, a quienes nos
oponemos por izquierda a este gobierno, a que abandonemos nuestra lucha y nos
metamos al bloque K. Nos convocan a sumar fuerzas electorales con el
kirchnerismo, para mejor barrernos con una campaña mostrando bolsos y
conventos.
Nos convocan a aceptar una grieta que no existe y contra la
que venimos luchando hace doce años.
A veces en la vida corresponde quedarse solo si uno
considera que hace justicia a su dignidad. Si me preguntan, no sé ni cómo se
llama el fantoche que hace de juez que sirvió a esta orquesta y que transformó
una Asociación con fines de lucro en una tarima de “lucha social”.
Si tengo que repudiar a alguien es a la propia Hebe, por
haberse cagado sistemáticamente en la memoria de los desaparecidos en los
últimos ocho años, por haber vendido y alquilado el símbolo a los esbirros de
las redes de trata y el narcotráfico y por pretender usar su nombre ahora para
zafar de una acusación de corrupción.
Que se defienda con otras armas, pero que no use la memoria
de la lucha contra el Estado para zafar de declarar. Y que junte la plata de la
Fundación para pagarle la indemnización a los albañiles de Piletones y Villa 3,
que son las verdaderas víctimas, de la única grieta que existe en este país, la
de explotadores y explotados.
excelente, concuerdo en todo.
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