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viernes, 5 de agosto de 2016

Cagándose en los símbolos

Siento que me han llamado a opinar y por eso me voy a meter. Ayer, jueves 4 de agosto, mientras dábamos clase, escuchábamos los helicópteros del operativo que luego nos enteramos pretendía detener a Hebe de Bonafini en la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, frente a la Plaza de los dos Congresos.

Luego, los mensajitos de guasáp y el privado del feisbuk empezó a llover con compañeros y compañeras dándole vueltas otra vez a un tuit de un dirigente del Partido Obrero y, como todos vimos, saltó el debate –incluso internacional- sobre si correspondía o no repudiar la “detención” de Hebe.

Entiendo que meterse a decir que si la causa, que si el juez, sería una manera muy cobarde de encarar el asunto, además que sólo podría hablar por boca de ganso de tecnicismos que no conozco.

Tampoco soy dirigente de nada para hacer grandes y elocuentes llamados ni tengo responsabilidades políticas para andar cuidando lo que siento.

Hablo porque han mentado al símbolo. Macri, decidió acelerar una situación judicial para que saliera en la tele un operativo policial de la justicia argentina metiendo en cana a Hebe el mismo jueves que se cocinaba el segundo cacerolazo contra su gestión después del 14 de julio. Es evidente para cualquiera que la escena montada buscaba intervenir en el cacerolazo.

Así lo entendieron todes les que dijeron “atacan un símbolo”.
Entonces ahí está la cosa, símbolo de qué. No me voy a poner en sesudo relativista, pero un símbolo entiendo que es la cosificación en una persona, lugar, logotipo, bandera, etc. de una serie de ideas o valores.

Pero una persona de casi 90 años que nació a la vida política del país hace 40 y que ha estado activa todos estos años puede y debe ser símbolo de muchas cosas a menos que haya mantenido una coherencia de hierro.

Para el fachismo vernáculo Hebe es, igual que para les kirchneristas y muchas personas de izquierda que no lo son, el símbolo de la lucha por los Derechos Humanos y la cárcel a los militares responsables del genocidio de los 70.

Entonces, nos dicen que hay que repudiar su detención porque pretenden meter en cana al símbolo de la lucha contra el fachismo cuando los fachos están siendo envalentonados: los represores desfilando el 9 de julio, las prisiones domiciliarias a los condenados por genocidio, etc. Entonces, habría que largar todo y ofrecerse como escudo humano para defender al símbolo.

Incluso quienes no comulgan con Hebe, asustades, nos dicen que aunque Hebe sea tal o cual cosa, si la meten en cana avanza la criminalización de la protesta, retroceden las garantías democráticas, etc. Entonces sacan comunicados “repudiando” la detención “a pesar de las notorias diferencias”.

Se trata de uno de esos momentos donde todes les que te rodean te empujan a un lado que no querés ir.

Me hace acordar a la cancha, porque nunca me alcanzó la guita para pagar una platea y las veces que me invitaron a una sentí que eso no era una cancha.

Además soy hincha de Boca, porque la sensación que tuve sólo se puede tener en una popular de un club con mucha hinchada. Es el momento del gol, cuando se produce la avalancha humana de cuerpos desbordados que fluyen escalones abajo buscando el alambrado, en las épocas que te abrazabas con el jugador en el alambrado para festejar el gol. Cuando hay avalancha, algunos que estamos con chicos chiquitos o gente a la que queremos proteger, o simplemente porque nos amargamos y no queremos que nadie nos empuje, tenemos que hacer un esfuerzo importante para endurecer las piernas y tirar todo el cuerpo hacia atrás, frenando el impuso natural de quien te empuja.

Porque lo primero que pensé fue en mis estudiantes de Villa 3, en Soldati, que combatieron durante seis horas en el 2008 contra toda la fuerza armada de la Policía Federal en una especie de riot estilo Los Ángeles el día que mataron a Luther King por una trifulca que se había armado con la seguridad que defendía el predio de Sueños Compartidos en Piletones. Porque el barrio odiaba ese emprendimiento. Porque eran unos negreros que pagaban por debajo del convenio de la UOM (lo que es mucho decir), no tenían ART y te maltrataban y te rajaban por cualquier cosa. Encima después que los echaron a todes sin indemnizar ni un carajo nos venimos a enterar que se había armado con un chanchuyo de De Vido y José Convento López.

Para el pueblo de Villa 3, Hebe de Bonafini es el símbolo de los patrones más negreros que te puedas cruzar.

Automáticamente pensé en mí mismo, en mi juventud de chico sensible y rebelde en una familia gorila light, criado en el “no te metás”, “por algo habrá sido” y “con los militares tuvimos Zárate Brazo Largo” entre otras finezas.

Pasé mi adolescencia en el límite oeste del barrio que todo el mundo insiste en llamar “Congreso” y que se llama Monserrat. Mis caminatas existencialistas eran hacia San Telmo y La Boca cuando andaba deprimido y cuando tenía fe en la vida salía a correr por la Plaza Dos Congresos. Mi vieja un buen día me ayudó a canalizar mi rebeldía llevándonos a la Marcha de las Antorchas por Justicia por María Soledad Morales  y desde ahí en adelante participé con comodidad de cada lucha popular que usaba Entre Ríos o Avenida de Mayo como autopista de lucha callejera.

El primer local político que pisé en mi vida buscando una orientación superior al catolicismo que había decidido abandonar fue la Librería de las Madres, un modesto local angosto y profundo en Hipólito Irigoyen pasando por pocos metros Luis Sáenz Peña. Allí comencé a consumir una mezcla de anarquismo romántico estilo Bayer mezclado con una interpretación de izquierda del peronismo, estilo Walsh y una dosis de americanismo bien neo-zapatista. Lo consumía en los libros y las charlas con los parroquianos.

Hebe fue para mí, desde temprano, el símbolo de la lucha contra los fachos. Se podría decir que fui de las Madres aunque nunca milité con la agrupación que nació en esos años, de la Librería y la Universidad.

Después vino el kirchnerismo y el símbolo se mancó. En primer lugar, nunca le voy a perdonar a la Asociación Madres de Plaza de Mayo haber lucrado con la lucha de sus hijos/as y con la suya propia. Y bien digo lucrado porque conservo entre mis papeles de viejo el volante que repartían a los turistas en San Telmo promocionando un Hostel que regenteaban en Defensa casi Belgrano, enorme y de vidrio, relacionándolo con la ronda de los jueves y que hacía sospechar que ellas hubiesen pagado por la aparición en todas las guías turísticas para extranjeros sobre la marcha de los jueves como uno de los puntos del recorrido, como ir a Cataratas.

Cuando se los cuestioné, me dijeron que aprovechaban como podían para conseguir recursos para sostener la lucha y me pareció una canallada. Luego aparecieron los recursos, enormes, del Estado. Se mudaron a ese local gigantesco frente a la Plaza que los vecinos del barrio recordamos que originalmente lo usó el PJ como búnker de la campaña electoral de Palito Ortega en el 99 si la memoria no me falla (mucho).

Después vino la censura al Centro de Estudiantes de la Universidad de las Madres y la ruptura muy conocida de Vicente Zito Lema, su primer rector, y de un nutrido grupo de jóvenes contra el autoritarismo de Hebe y su afán de poder unipersonal.
Pero después vino la segunda desaparición de Jorge Julio López el 18 de setiembre de 2005 y Hebe salió a respaldar al gobierno kirchnerista y el encubrimiento del Estado a la bonaerense y los viejos grupos de tareas activos diciendo que no le constaba que lo hubieran secuestrado y llenando de mierda la memoria del compañero, también albañil, qué curioso, acusándolo de buchón en los 70.

Ese día Hebe se transformó para mí en el símbolo de la traición, cruzó un Rubicón que nunca le voy a perdonar mientras respire. Luego de eso se pasó los últimos once años defendiendo a Aníbal Fernández, que desde el gobierno de Duhalde ha sido el funcionario de mayor rango estatal en colaborar con el encubrimiento de todos los casos de secuestros de niñas por parte de redes de trata que salieron a la luz, con el consabido “se fueron con el noviecito” y del actuar de la Policía Bonaerense y Federal en el asesinato de tres compañeros de lucha, Darío, Maxi y Mariano. Ahora sabemos que probablemente sea –dicho por el Vaticano- uno de los mayores promotores estatales del desarrollo y ampliación de las redes de narcotráfico en el país.

Y Hebe siempre lo bancó.

O sea que tenemos a una Hebe, consciente de lo que simboliza, usando a conciencia ese símbolo de lucha por los DD. HH. para defender los peores crímenes de lesa humanidad en la última década y pico. Una traidora que colabora con el enemigo.
Pero algo más todavía, porque incluso si fuera el caso, todavía queda por ver si la detención de la traidora no se da efectivamente en un cuadro de facistización del gobierno y después de Hebe nos meten en cana a todos, hay un golpe nazi y nos tenemos que exiliar. En ese cuadro se repudia la detención de la traidora también.

No es el caso. Este gobierno no tiene la fuerza política ni el aval de la población o la embajada yanqui para sacar los tanques a las calles y entrar a torturar gente en los sótanos de las comisarías. Prueba de ello es que no puede aumentar el gas y la luz como quisiera.
Pero entonces nos alarman que se trata de un retroceso en la política de DD.HH. Entonces recuerdo que mis compañeras y compañeros abogades de APEL vienen denunciando desde hace varios años que el kirchnerismo promovía entre sus fiscales que no se pusiera más la acusación de “genocidio” a los milicos; que todas las causas enjuician un puñado de represores en “representación” de todos los que actuaron en ese Centro de Detención Tortura y Exterminio; que, como repudió en su alegato de 2010 Pablo Rieznik, los genocidas son enjuiciados en su carácter de individuos cometiendo crímenes individuales y no representantes de una clase y un régimen social contra otra clase que luchaba por otro régimen social.

Y recuerdo que el megajuicio de la ESMA tardó cuarenta años en hacerse y hay centenares de Centros Clandestinos que todavía luchan por llegar a esa instancia, como el de Virrey Cevallos y México, a pocos metros de la Asociación Madres, también en Monserrat, donde sus sobrevivientes todavía no consiguen poder sentar a los acusados en el banquillo que les pertenece.

¿Entonces de qué retroceso en los juicios me hablan? La concesión de las prisiones domiciliarias a los condenados por torturar, matar y robarse bebés es un acto de una gravedad inusitada, pero es simplemente un paso lógico permitido por el retroceso de los últimos diez años, avalado y alentado por el gobierno K.

Me dicen que Aldo Rico desfiló el 9 de julio les mismes que se callaron cuando era intendente de San Miguel por el Frente para la Victoria. Hablan del decreto gravísimo de Macri que permite a las FF. AA. meterse en la seguridad interior cuando hace menos de un año hubo que sublevar al pueblo para remover a Milani, el Jefe del Ejército, acusado de genocida por las Madres de La Rioja, que se encargaba de la Inteligencia del Estado, que armó el Proyecto X y todo lo que ya sabemos.

¿Entonces de qué se trata la burda maniobra de la justicia, del macrismo y del kirchnerismo? Se trata de reinventar la grieta, esa falsa división que propone que cuarenta millones de personas estemos obligades a meter nuestras frustraciones e ilusiones en el estrecho marco de dos opciones políticas. Este juego esquizofrénico que inventó el propio Néstor en vida: si estás en contra de los K, sos facho y que ahora sostiene desde el poder el propio Macri, si estás en contra del gobierno, sos K.

La idea de Macri es resucitar la grieta para destruir la unidad de acción de les vecines en los piquetes del cacerolazo, para que se dividan las aguas entre K y anti K, entre falsos “fachos” y falsos “progres”, para que no avance ante los ojos de las masas la verdadera grieta entre el Estado y las clases oprimidas y explotadas por él.

Y los kirchneristas, agradecidos, van a los cortes de calles en Balvanera, San Cristóbal o Liniers a cagar a trompadas a los militantes del PO, porque son “funcionales a la derecha”, por el tuit de Pitrola o cualquier gilada, justo a los únicos que el pueblo todo permite ir con banderas quebrando la tradición anti-partido de las Asambleas Populares del 2002. Justo contra la fuerza política que más ha batallado contra esta falsa grieta.

Nos convocan a que dejemos de lado nuestras diferencias con Hebe, pero las diferencias que quieren que yo deje en el ropero son precisamente que Hebe es el símbolo de la traición contra la lucha de los compañeros y compañeras desaparecidos, precisamente la de haber defendido al gobierno que hizo retroceder los juicios a los genocidas y que empezó a meter al Ejército nacional en la seguridad interior.

Nos convocan a que dejemos de lado que somos rabiosamente anti-kirchneristas, nos convocan a que dejemos de lado nuestra posición independiente del kirchnerismo y del macrismo, nos convocan, a quienes nos oponemos por izquierda a este gobierno, a que abandonemos nuestra lucha y nos metamos al bloque K. Nos convocan a sumar fuerzas electorales con el kirchnerismo, para mejor barrernos con una campaña mostrando bolsos y conventos.

Nos convocan a aceptar una grieta que no existe y contra la que venimos luchando hace doce años.

A veces en la vida corresponde quedarse solo si uno considera que hace justicia a su dignidad. Si me preguntan, no sé ni cómo se llama el fantoche que hace de juez que sirvió a esta orquesta y que transformó una Asociación con fines de lucro en una tarima de “lucha social”.

Si tengo que repudiar a alguien es a la propia Hebe, por haberse cagado sistemáticamente en la memoria de los desaparecidos en los últimos ocho años, por haber vendido y alquilado el símbolo a los esbirros de las redes de trata y el narcotráfico y por pretender usar su nombre ahora para zafar de una acusación de corrupción.


Que se defienda con otras armas, pero que no use la memoria de la lucha contra el Estado para zafar de declarar. Y que junte la plata de la Fundación para pagarle la indemnización a los albañiles de Piletones y Villa 3, que son las verdaderas víctimas, de la única grieta que existe en este país, la de explotadores y explotados.

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