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domingo, 13 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 13- Bajando el Cielo a la Tierra

Capítulo 13

Bajando el Cielo a la Tierra

La dictadura del proletariado como un acto de cordura
(y una referencia al amor)
Título de un texto de Pablo Rieznik a los 150 años del Manifiesto Comunista, publicado por la revista En defensa del marxismo nro. 20, 1998



Decidimos que lo íbamos a visitar a la salida de la segunda charla que dio en la UTN de Tronador y Triunvirato en mayo de 2014, antes de empezar con la quimio. El curso de Pablo Rieznik en la UTN lo habían organizado los compañeros del local del Partido del barrio para darle formación política “nivel dinamita” a los trabajadores y vecinos que se habían acercado durante el furor del ascenso del Frente de Izquierda en el 2013.
Pablo había sido muy importante en nuestras vidas. Cuando comencé a cursar el segundo año de la carrera de Historia, en la vieja planta de cigarrillos de Massalin Particulares de Puán y Bonifacio, devenida Facultad de Filosofía y Letras, la vida se había transformado en un oscuro túnel sin salida. La crisis familiar había alcanzado su punto máximo en el 96 con la expulsión judicial de mi padre del hogar común, el ajuste menemista mostraba su cara más rabiosa y yo había abandonado la fe en la caridad católica como solución a la miseria en el mundo sin reemplazarla por nada. Vivía una especie de existencialismo pesimista, asombrándome por el marxismo reformista y de medio pelo de algunas profesoras en el CBC después de años de teología, mezclado con el esoterismo oriental –una mezcla rara de Sai Baba, Rabindranath Tagore y Walt Whitman- que mamaba en el taller de óleo que llevaba adelante en un viejo conventillo de Boedo, bajo la tutela de una de las últimas grandes artistas plásticas del país, absolutamente desconocida para la academia.
Perdido pero buscando un rumbo, la maquinaria extraña del azar me puso en el teórico-práctico de Economía para Historiadores, materia aparentemente menor en el ciclo de materias introductorias de la carrera. Pablo lo dirigía con su característica mezcla de humor ácido y tierno, de firmeza teórica y de principios.
Me voló la cabeza. Sentí lo mismo que mucho tiempo después leí que Lafargue dijo que había sentido en la primer caminata nocturna en la que su suegro, Karl Marx, le explicó mientras paseaban al perro su cosmovisión de la lucha de clases y el universo: se me cayeron las escamas de los ojos.
Pablo me introdujo al marxismo como herramienta científica y práctica para entender todo: lo que pasaba en el mundo y lo que me pasaba a mí en el mundo. Pero además, me mostró el camino para construir una herramienta poderosa y efectiva para terminar con los males del universo y los de mi propia vida infinitesimal. Porque Pablo era un intelectual revolucionario, construía un partido político para organizar a los trabajadores y el pueblo, concentrar su fuerza y gobernar.
A pesar que tuvimos una relación bastante cercana, mucho tiempo después supe que había sido uno de los más importantes dirigentes de la Federación Universitaria Argentina entre fines de los 60 y hasta que la dictadura de Videla se lo chupó y lo torturó en El Atlético. Recién el día que lo cremamos en la Chacarita escuché por primera vez los detalles de su detención y la valentía racional con la que enfrentó la picana y el pentotal.
Elegimos el fin del segundo curso por varias razones. La más importante es que podíamos hablar claramente con Pablo, contando cada detalle de lo que sabíamos y la misión en la que estábamos, esquivando el gran escollo de tener que anticiparle su propia muerte futura, porque para esa época los médicos ya le habían dado un pronóstico que, lamentablemente, se terminó comprobando casi exacto. La muerte ya no era un problema para Pablo, consciente que tenía “fecha de vencimiento” como él mismo jodía en serio en esos chotos meses.
Lejos de derrumbarlo, el último año de su vida fue el más lúcido en su trabajo teórico y de formación de nuevas camadas. Lo vimos aparecer por charlas y trabajos impresos como si tuviese veinte años menos. Llegó a ganar un debate científico muy sutil con uno de sus competidores más importantes en el campo de la economía marxista, algo que no suele pasar muy a menudo. Pero además se conectó con el fluir del universo de una manera impresionante, re-descubriendo la belleza de la vida en cada mañana de sol, en cada café con amigos, en el inabarcable amor de sus cuatro hijos, su hija y su compañera, hasta en la dulce mirada de su perro, Felipe, que lo acompañaba a clases, charlas y movilizaciones, como si hubiese decidido ser su escudero en el tránsito al mundo desconocido.
Usamos la aficheta de convocatoria al curso que guardo en mi casa como objeto-llave de la máquina del tiempo ovalada. El Tony pidió acompañarnos no tanto por la curiosidad de emprender el viaje espacio-temporal (la idea no parecía serle novedosa) sino porque así podía aprovechar para verse el documental en el local de Ortúzar mientras nosotros entrevistábamos a Pablo. Era lunes a la madrugada y al mediodía tenía que entrar a laburar. Descubríamos en joda una de las mejores razones de un laburante para viajar en el tiempo: tener un poco de tiempo libre.
-Este tobogán me hace acordar a otra peli, loco, de ciencia ficción, basada en teorías científicas de grossos de la NASA, con Jodi Foster… -fue la extraña reflexión de Tony cuando pegamos con el culo en el piso del desván ovalado de la oficina de la SIDE en el Barolo de 2014.
A pesar que le dimos muchas vueltas a la forma en que íbamos a encarar la charla y la presentación del asuntito a Pablo, y de todos los nervios que teníamos por volver a verlo vivo dos meses después de cremarlo, la verdad es que todo fluyó de una manera demasiado natural para que no lo notemos.
-¿Otra vez ustedes? ¿No me van a dejar en paz hoy? –nos saludó Pablo en la esquina de Plaza donde lo emboscamos. –Si me quieren convencer de que siga con el curso ya le expliqué a Leo que la quimio es demasiado fuerte y no puedo garantizar mi presencia…
-No es eso Pablo. –lo primereó Santos para sacarme el problema de encima. -Venimos del futuro. Si tenés un tiempito nos tomamos un café y te lo explicamos mejor. Necesitamos de tu ayuda para entender algo muy importante.
Recién ahí Pablo notó que no teníamos la misma ropa con la que fuimos a la charla que había terminado veinte minutos atrás y la presencia imprevista de la Negra. Acostumbrado a nuestros delirios, sólo atinó a sugerirnos que usáramos el mismo bar de la UTN para charlar. Una vez acomodados y con los pocillos de cortado en la mesa, aprovechando el incesante ir y venir de estudiantes y profesores, y el cono de silencio que su bullicio armaba alrededor de nuestra mesa, preguntó…
-¿En qué carajo se metieron ahora?
Le pusimos en palabras lo mejor que pudimos todo lo que había pasado desde que Santos se encontró con la cara del “agente Cabral” en Kosovo hasta mi disertación con Muñoz Molina en las catacumbas católicas del Palermo de Borges y después de escuchar con atención, comenzó el baile mágico más revelador del extraño viaje en que estábamos.
-Vamos a hacer una cosa, muchachos. Vamos a tomar la idea de Borges esta de la “fe poética” y voy a hacer de cuenta que les creo lo que me contaron como si lo hubiesen vivido de verdad. Más como ejercicio optimista y por deporte que porque tenga ganas de creerles, y porque la verdad no tengo nada que hacer y hoy es mi última tarde con pelo en la cabeza. ¿Cuál es el problema más importante que tienen en manos?
-Saber para qué armaron el Barolo. –dije yo.
-Eso no lo podemos deducir más allá de lo obvio –dijo Pablo- que lo quieren para cagarnos, para evitar que la clase obrera tome el poder y raje a la burguesía al archivo de la Historia.
-Entonces pensemos cómo destruirlo –propuso Santos.
-Ahí sí el ejercicio deductivo puede ser útil. Para superar a la burguesía tenemos que arrancar por comprender dialécticamente su forma de pensar y actuar, así vamos a detectar su punto débil. Obtenemos una guía de acción y, de paso, nos llevamos lo más valioso que tenga su pensamiento como herencia propia. La superación dialéctica de algo implica su negación, su destrucción, pero no de una manera total, no destruyendo todo, sino incorporando lo mejor de lo negado como materia prima de lo próximo a construir.
-Arranquemos por la Comedia entonces –sugerí, llevado más por la necesidad de poder darle un cierre a mi debate personal con Borges que por otra cosa.
-Mirá, entre las cosas que empecé a hacer desde que los matasanos me pusieron la fecha de vencimiento, fue explorar las bases científicas de las teorías más delirantes sobre la forma de matar al cáncer, en particular esa proliferación de alternativas orientales, que van del Reiki a la acupuntura. Y también se me dio por mirar las conferencias de Piglia sobre Borges, que son sencillamente geniales. Les recomiendo verlas.
-Yo también las ví, Piglia debe ser el mejor crítico literario vivo. –sentenció la Negra.
-No sé mucho de literatura –retomó Pablo- para mí Dante Alighieri se parece a los grandes científicos del Renacimiento, que fundaron la ciencia moderna, la ciencia burguesa, mucho antes que la burguesía tome el poder. Newton y Kepler, por ejemplo, descubrieron la forma en que se mueven todos los objetos sólidos en el universo, sentaron las bases de una ciencia teórico-práctica pero al mismo tiempo eran profundamente religiosos y en el caso de Newton seguía desarrollando experimentos esotéricos como alquimista. Eso decía Keynes en su biografía de Newton, que el primer científico moderno fue el último alquimista mágico…
-La fusión de un pensamiento transicional entre el mundo científico moderno y las viejas mentalidades fantásticas y metafísicas del mundo feudal que le fascinaban a Tódorov de tipos como Hernán Cortés o el propio Cristóbal Colón… -acoté temerosamente.
-Ponele. Pero pensemos un poco, ¿cuál fue la crisis existencial de estos tipos? Que en el fondo es la crisis de conciencia que parió al mundo moderno y que sólo pudo resolver Marx para alumbrar definitivamente una ciencia revolucionaria para construir el futuro. Newton y Kepler querían demostrar la existencia de dios, de un Gran Arquitecto encargado de diseñar cada detalle del cosmos. Pero buscaban una demostración científica, con pruebas, no basada en la fe especulativa de la Santa Inquisición. Su ruptura con el Vaticano estaba basada en concepciones morales, éticas, en el hecho concreto que no bancaban materialmente sus investigaciones, pero no por un abandono de la fe religiosa. En esa búsqueda de pruebas, la clave del asunto se las dio el telescopio de Galileo y la técnica de la observación astronómica. Hasta ese momento, la Iglesia había planteado que el mundo mortal, la Tierra, era el Reino de los Humanos, de lo imperfecto, mientras que el Reino de Dios, el Cielo, era perfecto, inmutable. Por eso se podía hacer ciencia práctica sobre todas las cosas del mundo pero para comprender el Cielo era suficiente con deducir las ideas de la imaginación divina.
-Uff, dame un ejemplito Pablo… -tiró la Negra, a quien fascinaban estos descubrimientos.
-Muy sencillo. La primer hipótesis de Kepler surgía de la Teología. Los planetas y las estrellas debían moverse en órbitas circulares alrededor de la Tierra. Era lo que decían los griegos de la Biblioteca de Alejandría, en la fragua de la ciencia bizantina posterior, el modelo Ptolemaico. El círculo era la forma perfecta, sin principio ni fin, como toda creación del único ser pre-existente a todo lo creado. Si dios había decidido que planetas y estrellas se muevan con un orden, éste debía tener una perfección en la forma y una perfecta y bella armonía, como la música, que te lleva a estados sublimes de exaltación espiritual y está basada en una composición aritmética rigurosa.
-Carl Sagan señaló eso –metí bocadillo- Kepler buscaba “oír” la danza musical de dios en el universo, la voz del cosmos.
-Muy bien. La tragedia de estos tipos –científica y personal- es que cuando se pusieron a mirar concretamente lo que buscaban, a medir el movimiento real de las cosas… descubrieron que las órbitas no hacían círculos perfectos, sino que se deformaban a medida que los objetos llegaban a las distancias más extremas entre sí, lo que conocemos como “elipses”. La misma diferencia entre la redondez de una pelota de fútbol número 5 y una de rugby…
-O sea que dejaron de creer en dios. –concluyó Santos.
-No, para nada. Pero sí descubrieron que el Cielo no era diferente de la Tierra, que también había imperfecciones. Y si había imperfecciones, tenían el permiso divino para estudiarlas concretamente, aboliendo el mandato clerical de la deducción metafísica. Galileo, Newton, Kepler le dieron a la humanidad occidental el gran regalo de bajarle el Cielo a la Tierra. Ahí nació la ciencia moderna.
-Como explicaste el sábado pasado, ahí nace el marxismo. –recordé.
-Claro, porque la Economía Política como ciencia es hija del mismo planteo. Si Newton buscó hasta encontrar la “fuerza invisible” que explica una conexión entre cada cosa que existe en el universo, la gravedad, el aporte de Adam Smith fue intentar encontrar la “fuerza invisible” que conecta la caída del precio de la Seda en Shangai con la suba de las acciones de las empresas textiles de Mánchester. La idea de la “mano invisible” del mercado, además de pretender ocultar el interés de clase que explica los desastres económicos del capital para las masas, radica en el supuesto más noble de defender que existe una conexión invisible a simple vista entre los “hechos económicos” y los “actores económicos” a nivel mundial. Y la Economía, que hasta ese momento era pensada de una forma absolutamente práctica, inmediata, empírica, pasó a ser pensada a otro nivel.
-Como si hubiesen subido las relaciones económicas de los seres humanos de la Tierra al Cielo.
-Bien Negra, exactamente así.
-¿Y cómo entraría el Dante acá? –consultó Santos.
-Mirá, lo que tenés en el Dante es una descripción detallada del mecanismo que lleva a las almas del mundo terrenal al Cielo. Es la vieja concepción platónica examinada en detalle. ¿Qué decía Platón? Que todo lo que existía era doble, dual. El agua y el fuego, el cielo y la tierra, el hombre y la mujer, los amos y los esclavos, los civilizados y los bárbaros… etc. En el individuo estaba la dualidad entre la carne y el alma, entre el soporte material de nuestra existencia, que nos encadenaba al mundo imperfecto a partir de las necesidades básicas: comer, cagar, amar. Pero el sentido de la vida estaba en buscar alcanzar la verdadera potencialidad única de la especie humana: la posibilidad del conocimiento absoluto, de la sabiduría total. Era un dueño de esclavos, se pasaba todo el día pensando, más como la imagen de la meditación profunda y sistemática de los ascetas, los monjes budistas o los yoguis hindúes.
-Como que el “gobierno de los mejores” que plantea Liza Simpson, cuando tienen el problemita del uso de la glorieta.
-Claro, claro... –retomó Pablo después de las carcajadas unánimes que provocó el bocadillo de Santos. –El gobierno ideal para Platón era el de los mejores, el de todos los que se dedicaban exclusivamente a alcanzar la sabiduría, los filósofos. El conocimiento de la totalidad como única forma de poder organizar una vida perfecta y satisfactoria. Interesante que los esbirros de la Iglesia medieval usaran la metáfora dualista de Platón como base de toda su Teología. Y en esto coinciden agnósticos como Borges, que cree en dios a la manera de Shopenhauer, a saber, que dios es el conocimiento absoluto, total. Fijate que los siete pecados capitales  -originalmente ocho si incluís la Tristeza- están basados en esta concepción.
-¿Cómo la Tristeza un pecado?
-Sí, Negra. Porque como en todas las religiones de la historia humana, las prescripciones y prohibiciones ocultan un recetario para alcanzar los objetivos planteados. Entonces, si el objetivo es llegar a dios, y dios es la perfección, la sabiduría total, para llegar ahí hay que despojarse de los límites que la materia imperfecta nos impone. Si tengo que pasar el tiempo trabajando para poder comer ¿cómo hago para relajarme y meditar? Si estoy obsesionado buscando satisfacer mis apetitos sexuales para reproducirme, ¿cómo hago para concentrarme y pensar? ¿Se ve el problema? Entonces, prohíben todos los límites de la carne, transformándolos en pecados mortales sin perdón. La gula es la prohibición de perder el tiempo tratando de comer y alimentarse con placer, dedicándole el tiempo mínimo y necesario para mantener funcionando el cerebro del pensador; ni que hablar de la sexualidad, castigada como lujuria, que es reprimida en todos sus aspectos que vayan más allá de mantener la continuidad reproductiva de la especie, eliminando toda búsqueda de placer.
-Perdón que me meta, eso lo veo, pero el orgullo, la ira, la soberbia, la envidia y la pereza… ¿y la tristeza, por qué la tristeza?
-Hay un monje del siglo cuarto, que murió en el 399, casi mil años antes que el Dante, que los agrupó así: los deseos de posesión y los derivados de la frustración del deseo de posesión. Uno desea comer, coger, tener guita y ser reconocido por los demás porque son necesidades elementales de la vida humana, y si no lo consigue se pone triste, se deprime o le agarra una bronca terrible y pretende con orgullo revertir el destino fijado y conseguir lo que quiere… Gula, Lujuria, Avaricia y Vanagloria seguidos de Tristeza, Depresión, Ira, Orgullo. El tipo estaba más pensando en un camino de liberación espiritual que en otra cosa, pero el Vaticano necesitaba además una doctrina que le sirviera para dominar la cabeza de los siervos, esclavos y campesinos oprimidos por el Imperio y los terratenientes. Entonces terminaron concluyendo en que la vanagloria y el orgullo eran suficientemente parecidos para hacer uno, lo mismo que la tristeza estaba incluida en la depresión de la Pereza. Después, con suma sutileza desligaron la avaricia –el deseo de poseer riquezas- de la envidia –el deseo de poseer las riquezas ajenas- y armaron el cánon definitivo.
-¿Y eso cómo domina a la gente?
-Sencillo Santos. Imaginate la vida concreta de un esclavo o un siervo medieval al que desde chiquito le dicen que dios lo ama, que hizo un mundo para que él lo disfrute pero tiene que bancarse una vida de explotación para llegar a alcanzar el Paraíso, la Tierra Prometida, allá, después de muerto. El tipo necesita comer y tiene que aguantarse una comida de mierda, sin sabor alguno y cada tanto no le alcanza y no come. No es un problema de dios –le dicen- es que el sacrificio de ceder ante el pecado de la Gula lo va a hacer más puro. Tiene que coger para criar hijos que lo ayuden en el laburo tortuoso del campo o las minas, pero no buscando el placer del amor fraternal con su pareja, cosa que le va a ser negada por su vida de explotado. Otra vez, no es una cagada de dios ni del orden establecido sino una ayudita para que llegue al Cielo.
-Agua y ajo.
-Claro Negra, la idea de aceptar lo que tenés –una vida de mierda- para ganarte la eternidad de felicidad, el premio mayor. De paso sostenemos a los explotados contentos con su explotación, y los exprimimos para enriquecer a la nobleza. Ahora, ¿qué pasa si el tipo se raya? ¿Qué pasa si no es capaz de atenerse a la dura disciplina que implica una vida sin placer ni amor? No acepta su pobreza y quiere ser rico, como los únicos ricos son sus amos, envidia su riqueza, es más, hasta fantasea con la idea de robársela, busca vivir sin trabajar, en la pereza y el ocio, que también son exclusivos de sus amos, se enoja con su situación y osa creerse con el mismo derecho a tener lo que tienen los poderosos, pretende ser igual a los que gobiernan…
-Ahí está el orgullo católico -interrumpí como obsesionado- la pretensión de que un miserable humano puede ser igual a dios, en este caso, igual a los elegidos por dios para gobernar.
-Exactamente. La Iglesia reprime en la conciencia de las masas oprimidas -todos los domingos en la misa obligatoria que reúne a toda la aldea, el pueblo o el barrio-, la toma de conciencia sobre las carencias materiales, base de la felicidad en el presente y cualquier posibilidad de rebelión contra el orden instituido. Ustedes piensen que hasta el capitalismo moderno, el Estado, maquinaria de la explotación de las masas, no había inventado un sistema educativo masivo ni los medios de comunicación. O sea que no podía bajar línea en la conciencia de la gente metiéndose en su vida cotidiana con la radio y la tele o con la amansadora de la primaria pública y gratuita. La escuela y los medios son invenciones de una tecnología de formación de la conciencia de las masas. Antes de eso, el Estado contaba con rituales colectivos de reunión estacional de poblaciones dispersas en el territorio. Las celebraciones religiosas, los calendarios cíclicos de todas las religiones, permitían organizar el trabajo colectivo para las tareas de gran necesidad de brazos (obras de infraestructura, cultivo y siembra de granos para el Estado, etc.) y al mismo tiempo reunir a los campesinos para moldearles la forma de entender su realidad.
-La mierda…
-Impresionante si lo pensás un poco. El tema es que con la filosofía dualista de la carne y el alma, la Iglesia Católica logró superar a todas las religiones estatales anteriores a ella, se mantuvo en el poder del Estado a pesar que los sistemas de explotación cambiaron. Nació como defensora del esclavismo romano, se mantuvo a pesar de la mutación hacia la explotación servil del campesino feudal y todavía mantiene un lugar central bajo la explotación del obrero asalariado. Porque inventó el “agua y ajo”, el “relájate y goza”, el mecanismo de dominación perfecto. Un método que sirve para que el esclavo le quite el látigo al amo y lo use en su propio cuerpo, como decía Marx. En cualquier régimen social.
-Un sistema basado en la aceptación de la tortura por parte de la víctima… terrible.- subrayó la Negra.
-Ese es el otro aspecto del asunto, el problema de la pasión. Para Platón la pasión era simplemente el pathos, el paso, el pasaje, el camino que debía hacer un individuo para liberarse de la necesidad material y alcanzar las virtudes del espíritu. Los católicos hicieron que ese camino, ese viaje, fuese necesariamente doloroso, sufrido, “un valle de lágrimas”. El mecanismo sicológico clave para poder sostener esto es la represión y el castigo del deseo, la culpa de intentar ser quien uno quiere ser y el terror metafísico a intentarlo y quedarse en una eternidad de tortura en el Infierno.
-Pero no puedo creer que la gente se comiera tanto bolaceo. –dudó Santos.
-Eso es lo que descubre Borges en la Comedia. Que Dante arranca la obra sin mucho preámbulo y construye un edificio maravilloso, increíble, monstruoso, sin muchas justificaciones. El tipo lo compara con el mundo del siglo 20 y se da cuenta que ahora se necesita mucho laburo para que alguien se crea algo tan delirante, que la gente está más avivada o escéptica y es más difícil generar la condición anímica necesaria para el asombro y la credulidad ingenua.
-Menos mal. –dije.
-Bueno, para nosotros, que luchamos contra la falsa conciencia, pero para los tipos que defienden un orden basado en la ilusión… es una cagada. Pero además, no es que todo el mundo se comiera el buzón, la historia de la Edad Media está plagada de rebeliones campesinas así como el Imperio Romano estuvo enfiestado de rebeliones como las de Espartaco. Que haya un mecanismo de control ideológico bueno no quiere decir que el Estado tenga el poder absoluto para implementarlo. Pensá que todas son sociedades basadas en una agricultura con un muy elemental nivel tecnológico. Una sequía, una inundación, una plaga de bichos, un incendio te dejan sin riqueza, sin reparto estatal de granos en épocas jodidas.. y andá con el versito de que dios y los gobernantes son todopoderosos a cantarle a Gardel. La crisis del sistema, la crisis material, mundana, económica, te hace caer el Cielo a la Tierra y cagaste.
-Como le pasó al Estado Maya en las selvas de Centroamérica…
-Como le pasa a todos los regímenes de explotación social, Leo. Como nos está pasando a nosotros. La profundidad de la crisis capitalista hace que salten los goznes del control mental sobre la población, que las mujeres formateadas de chiquitas para ser Susanitas manden todo a la mierda y banquen la lucha contra Gendarmería en los piquetes, como en el argentinazo. La crisis elimina el sostén económico de la creencia en un orden perfecto, el amo ni siquiera le puede dar de comer al esclavo para seguirlo explotando, el placebo metafísico se termina porque no hay placebo material. Entonces, volviendo a la Comedia, el Dante construye un universo terrenal, material, concreto, un camino para alcanzar el cielo, para pasar de su condición humana, mortal, imperfecta, hacia una condición elevada, llegar a merecer el privilegio del conocimiento absoluto, del amor puro…
-Llegar a Beatrice… -señaló Vicky.
-No, llegar a dios.
-¿Peca de orgullo?
-Claro, por eso se arrepiente de su pecado en el Purgatorio y puede llegar al Cielo. Pero termina de escribir la novela y fallece o se suicida. Por eso Virgilio, el gran poeta clásico, es su guía en el ascenso desde la ignorancia al saber. Pero claro, con inteligencia no basta, hay que tener fe, irracional pero basada en un profundo amor por lo que uno busca, o sea Beatrice. Razón y Amor para alcanzar el Cielo.
-Disculpame que te interrumpa, Pablo –dijo la Negra- antes dijiste que Borges seguía el cristianismo de Shopenhauer, ¿eso qué significa?
-Te repito que me guío por los capítulos de Piglia, no soy un especialista en Borges. Shopenhauer había sido contemporáneo de Hegel, incluso creo que compitieron por algunas cátedras en la misma Universidad. El tipo rompió tempranamente con el optimismo del idealismo que comenzaba a seducir a la filosofía alemana en esos años de triunfo de la Revolución burguesa. Había estudiado la religiosidad de los hindúes y persas –de ahí que Nietzsche, su seguidor más conocido escribiese sobre Zaratustra- y había elaborado una concepción paradójicamente moderna del idealismo platónico. Para resumirlo chabacanamente, digamos que el tipo entendía que entre “la Idea” y el mundo real existía la voluntad humana por satisfacer las necesidades materiales de la carne. Así, la voluntad nos obliga permanentemente a buscar la satisfacción de deseos, generando una angustia cíclica, ya que cada vez que se satisface un deseo nace la necesidad de otro. El deseo y la angustia son eternos, se repiten todo el tiempo. La única manera de zafar consistía en dedicarse a la caridad (sustrayendo nuestro deseo individual a las necesidades y angustias de la comunidad) o al arte contemplativo (que sólo pretende la satisfacción individual de objetivos estéticos).
-Eso me suena a Borges –continuó la Negra.
-Claro. Piglia demuestra que uno de los aportes de Borges a la literatura fantástica moderna fue el desarrollar tesis filosóficas en sus cuentos. En La muerte y la brújula, por ejemplo, desarrolla la idea de Shopenhauer de que la inteligencia humana, guiada por una especie de inspiración kantiana, que adivina sin conocerlo el pensamiento divino, sólo puede repetirse a sí misma ad eternum, repitiendo con variaciones las mismas ideas elementales. Así en Las ruinas circulares los seres humanos somos sueños soñados por un dios creador y nuestras propias ideas son simplemente sueños de un dios soñado por nosotros, y así hasta la eternidad.
-Una idea bastante reaccionaria si me permitís.
-Bueno, Trostsky señaló en algún lado que con el existencialismo del estilo de Shopenhauer o Nietzsche era prácticamente imposible convencer a una persona de tomarse el trabajo de organizar un partido político y enfrentar al régimen social para transformarlo de raíz. Siempre que todo lo existente está prefijado en un sueño eterno…
-¿Entonces será que el Barolo y el Salvo reproducen eso? ¿Un edificio concreto para alcanzar a dios? Pero no hay símbolos religiosos en estos edificios.
-Ahí es donde cae el tema de la masonería, una especie de religiosidad anticlerical…-señaló Santos.
-Sí, sí. La van viendo. El tema es tener una caracterización política de la masonería y las logias burguesas del feudalismo. Casi todos los científicos de La Enciclopedia de Voltaire eran masones. La Revolución Francesa llegó a montar un calendario ritual reemplazando a dios por la Razón pura, el conocimiento absoluto. De esa manera la burguesía se desligaba absolutamente de la necesidad de contar con un aparato ideológico católico, de pagarle a estos tipos. Es todo el objetivo del iluminismo.
-Los Illuminatti de El Código da Vinci.
-Bueno, de hecho casi toda la simbología de la burguesía radicalizada del siglo 18 y 19 es de inspiración masónica. La pirámide de Egipto en los dólares bajo el lema “in god we trust”. El dios en que creían era el dólar y la razón. No se olviden que en sus orígenes, la burguesía era una clase poseedora no desligada del trabajo manual. Las primeras logias secretas mezclaban a banqueros, comerciantes, navegantes, científicos y… artesanos. En El Manifiesto Comunista Marx y Engels observan con mucha precisión que uno de los orígenes del proletariado moderno son los campesinos empobrecidos obligados a trabajar en las fábricas y el artesanado medieval que pierde sus privilegios al calor de la construcción de industrias basadas en las máquinas y no en el trabajo manual… ¿Saben qué significa “masón” en francés?
-….
-Albañil, constructor, ingeniero, arquitecto.
-Carajo, Palanti.
-Claro… -se río con ganas- el conocimiento que la burguesía viene batallando desde el siglo 12 para arrancarle a los curas es un conocimiento teórico y práctico, porque los muchachos necesitan conocer el mundo para navegar mejor, comerciar mejor, mejorar sus ganancias, hacer guita. Su tarea consiste en bajar el Cielo a la Tierra en todos los órdenes del conocimiento, desde la filosofía y la astrología hasta la economía y las finanzas. La alquimia en última instancia buscaba crear oro…
-Colón buscaba una ruta más corta a las Indias y China para conseguir oro con el que financiar las Cruzadas contra los musulmanes…-volví a insistir.
-Eso es lo que ustedes tienen que hacer –me cortó otra vez Pablo, sin darme pelota- para resolver el misterio: lo que hizo Marx, bajar la ciencia al mundo real, dar vuelta a Hegel muchachos.
-No entiendo. –sinteticé la cara de mis compañeros de viaje.
-Porque estás fascinado por el idealismo burgués. Porque no podés cortar con la idea de que estos tipos tienen razón. El tipo que llevó más a fondo la tarea de intentar un conocimiento perfecto y total del universo en la filosofía occidental fue Hegel, el filósofo de la Revolución Burguesa. Hasta Hegel, la burguesía se había estancado en Immanuel Kant, otro religioso. Para Kant estaba muy bien que nos rompiéramos la cabeza buscando el conocimiento total pero había un punto en que eso era imposible, por eso de que sólo dios, solo una megaconciencia universal podía acceder a él. Kant se queda ahí, plantea el noúmeno, ese “velo” que nos impide llegar al conocimiento total, esencial, el que hace que la ciencia se deba limitar a observar la superficie de los fenómenos. Pero Hegel vio como los ejércitos de Napoleón barrían con todo lo que parecía sagrado e imposible del viejo mundo católico europeo, y se animó a tocarle la nuca a dios, encontró la dialéctica y el desarrollo imparable de la Idea hasta alcanzar el Estado perfecto, el Estado basado en el conocimiento superior sin necesidad de la Iglesia. Marx, como él mismo dice, se limitó a “darlo vuelta”, “ponerlo boca abajo”. Descubrió que era imposible explicarse cada aspecto de la realidad humana basándose en el método dialéctico pero examinando la superficie de la vida, lo que aparece a simple vista: el orden político, el orden jurídico, el orden religioso, las artes…
-La superestructura… otra vez la metáfora del edificio… ¿Marx era un masón?
-No podía serlo, era judío. Pero claro, la metáfora del edificio. Marx se dio cuenta que el método dialéctico era bárbaro pero que la única manera de entender la vida humana real de todos los días, de poder ver a la cara la mano invisible de la economía, era mirar la base del edificio, el lugar de donde emergían y en el que se sostenían todas las expresiones visibles del mundo, las relaciones sociales. En su concepción materialista dialéctica, la lucha permanente entre los seres humanos organizados en clases sociales antagónicas para garantizar el acceso a las necesidades elementales era el pivote, la piedra fundamental, la base donde se construía todo el edificio, incluido el cielo. Y en este lugar las ideas se hacían carne y la conciencia debía organizar la vida y la lucha para vencer. No alcanzaba con tenerla clara, había que dominar el cuerpo del otro, obligarlo a obedecer, vencerlo. Muchas veces las clases oprimidas lograron alcanzar la sabiduría porque primero vencieron físicamente, porque atacaron la base económica y material del edificio que las dominaba. Claro que sin el conocimiento del funcionamiento del mundo la mayoría de las veces sólo podían derrumbar lo anterior sin construir algo mejor. El drama de Espartaco y del anarquismo, o del cristianismo radicalizado, del socialismo ingenuo, del reformismo democrático de hoy. Pero una vez que los obreros abrieron la grieta en la lucha de clases, se separaron de las ilusiones burguesas en la lucha común contra el feudalismo católico, hicieron saltar los límites del conocimiento burgués lo suficiente para que Marx y Engels, dos pensadores formados por lo mejorcito de la ciencia burguesa moderna, que habían entrelazado su vida material a las posibilidades de éxito de la clase obrera, en la necesidad de organizar y encontrar un programa que permitiese derrumbar el mundo anterior y construir uno mejor, tenían los elementos necesarios para encontrarlo. Por lo menos mientras funcione el capitalismo.
-¿Qué querés decir? ¿Tenemos que dinamitar el Barolo o esperar a tomar el poder para usarlo en nuestro beneficio?
-Siempre el mismo escéptico, Leo.
-Es lo que le digo siempre Pablo, no deja de ser un católico enojado. Lo que Pablo quiere decir es que dejemos de pensar como piensan Borges, Perón o Palanti y que pensemos como Marx.
-¿En concreto?- prepoteó la Negra.
-En concreto no lo sé, gente, eso lo tienen que descubrir ustedes, que están en lo concreto. Si querés puedo llegar hasta acá. Supongamos una mirada marxista del problema del Dante y Palanti. Si el Cielo no está en un lugar alejado, enajenado de la Tierra, si entre la Tierra y el Cielo hay en realidad una conexión dialéctica, una unidad contradictoria, siempre la Tierra será la base material concreta donde poder construir el Cielo. Fijate que Dante se ve obligado a imaginarse una montaña para poder descender al Centro de la Tierra, al inframundo, a la infraestructura del universo, para poder salir del otro lado, del lado desconocido del universo, escalar una montaña para acceder al cielo. Y como bien señalan los tipos que lo estudiaron, en el camino va discutiendo con todas sus concepciones filosóficas, políticas y hasta románticas para poder despojarse de todo lo que sabe, ponerlo en duda y así llegar al conocimiento total.
-Es lo fascinante, el tipo llegó a imaginarse la redondez del planeta y la existencia de tierra firme en el hemisferio sur, cosa que sólo se descubrió trescientos años después… ¿se puede creer en una predicción profética?- preguntó la Negra, ansiosa de resultados cortazarianos.
-¿Y no es así como funciona el pensamiento? ¿Uno no se asombra primero con lo que no conoce? ¿No se cuestiona todo desde ahí para alcanzar lo que desea? ¿No necesita prefigurar en su imaginación lo que busca para poder encontrarlo? Los sueños son la reelaboración de conocimientos que quedaron ocultos y desconexos en nuestro inconsciente y también son premonitorios en el sentido que nos muestran lo que deseamos profundamente…
-Y el inconsciente es el Infierno… -acoté.
-Claro, pero no está separado totalmente del Paraíso… tienen una unidad contradictoria…-razonó Santos.
-Entonces, ¿dónde está la tragedia de todo el asunto? En el amor. Dante, la burguesía y los católicos le chingan en lo fundamental. El amor perfecto no es un amor desprovisto de deseo carnal, material y sexual. Su búsqueda por lo tanto no debería estar desgajada de esa materialidad, de la negación del placer y la sexualidad. Entre nuestro inconsciente y nuestra conciencia superficial está la sexualidad, que es el sitio concreto de nuestras emociones, no solamente en los genitales, en el armado de nuestro mundo emocional ligado materialmente a toda nuestra biología. Para encontrar a Beatrice, para consumar el amor, hay que coger, hay que conectar los sentimientos de uno y otro en un combate físico, en un puente físico-espiritual. El amor perfecto no debe estar basado en el sufrimiento, sino en el placer, no debe estar basado en una fe emotiva puramente idealista sino en el más profundo conocimiento racional y científico de quiénes somos, qué queremos y nuestras posibilidades concretas de realizarlo. Bajen el Cielo a la Tierra y van a encontrar el verdadero camino de la iluminación.
Dijo, pagó su cortado y se fue. Era la última vez que lo íbamos a ver. Y con una mezcla de tristeza y alegría los tres amigos lo vimos partir con sus jean celestes y anchos de pierna y su típica camisa a cuadros, caminando por Triunvirato hacia el noroeste, bajo el tierno sol de mayo, en una fresca mañana, besando los adoquines de Ortúzar, mirando las nubes, o cagándose de risa del destino.


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