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lunes, 14 de diciembre de 2020

Sobre "orgullo villero": Maradona y Houseman


 

Yo no nací en una barriada obrera, llamémosle "villa" no sólo con respeto sino con orgullo y cariño, ni tampoco voy a apropiarme de una voz y una identidad, porque no corresponde y porque tenemos voces muy autorizadas para defenderse solitas.

Voy a dar mi opinión como persona que tiene el orgullo de haber sido aceptada, integrada y muy querida por una de las comunidades barriales más sufridas y generosas que existen en esta ciudad, la de Villa 3 en Soldati. Lugar que me gané laburando y luchando junto a la juventud de esa comunidad.

Y de última, porque no quiero discutir con elles, sino con los millones de opinólogos y apologistas del "orgullo villero" que, reconozco para mi sorpresa, he visto aparecer a carradas estos últimos días. Personas que con mayor o menor cercanía al asunto de marras, se esforzaron en resaltar el orgullo de clase de Diego Armando Maradona SOBRE TODO para defenderlo de las críticas de algunas feministas. Es con ellos que quiero debatir en este texto.

El Loco René Orlando Houseman fue, durante muchos años, un ídolo villero de esta ciudad, también surgido del fútbol, también reconocido por las mismas capacidades técnicas del Diego, exceptuando condición de líder y visión panorámica del juego. Un verdadero artista del fútbol reconocido y admirado, entre miles más, por el mismo Diego.

Nació siete años antes que Maradona en La Banda, Santiago del Estero, y su familia, como la de Diego, migró a la capital y René se crió en una villa que no existe más, la del Bajo Belgrano (Spinetta le dedicó un álbum porque vivía cerca, es la imagen que acompaña esta miscelánea). Cuando hizo su primer pequeña fortuna con el fútbol se compró una casa (algunos me decían que era una mansión, no sé si porque sus dimensiones excedían notoriamente a las otras casillas pobres o por algún dejo de racismo que pretendía acentuar el "delirio") DENTRO de la villa. 

Y cualquiera que sepa de verdad y no chamuye, que me venga a decir que lo de adentro-afuera irse-quedarse no es el eterno debate de la juventud villera. La mitad de les pibis en la escuela querían terminar el secu, pegar un laburo e identificaban progresar en la vida -material y simbólica- con la idea de algún día poder irse afuera de la villa. Y si te gustan las reacciones idealistas rápidas, pensá un segundo lo que cuesta realmente sostener una familia en las condiciones de deterioro social, imperio de narcos y traficantes de mujeres, mafia policial etc. que sufren en primer lugar las familias obreras del barrio. 

La otra mitad daba batalla y entendía como verdadero orgullo de clase triunfar y quedarse. La mayoría que pensaba así, por supuesto, militaba en alguna orga, iglesia, partido, murga, comedor o lo que sea.

La casa donde nació Diego en Villa Fiorito (del otro lado del Riachuelo a la misma altura de Villa 3, al punto que la colectividad paraguaya de ambas márgenes esta hiperconectada hace tres o cuatro décadas) llevaba varias décadas ABANDONADA y en Fiorito es fuerte el comentario de que al Diego no le gustaba volver (por no decir que nunca volvió). La casa que sí reivindica es la que le regaló a la madre (nunca saltó bien la ficha por qué Diego ponía siempre en primer plano a la Tota y no a su viejo pero mucho se dijo sobre la violencia familiar que asimiló de pibito y cómo su éxito lo colocó en posición de varón proveedor y protector en reemplazo del viejo) en Paternal, barrio obrero y clasemediero de capital que un jugador de fútbol de relativo éxito podía costearse en los setenta.

Luego de juntarla en pala en Europa los ingresos de Maradona le daban para elegir vivir donde deseara en Buenos Aires. Para quienes gustan de recordar la hermosa provocación del Diego a sus vecinos de Barrio Parque en los noventa burlándose de las denuncias por ruidos molestos que la chetada le hacía por su condición de new rich con un camión Scania sin acoplado que registró como su vehículo laboral para poder estacionarlo todos los días... ¿notaron que esos soretes racistas eran sus vecinos... porque el Diego se compró una mansión en Barrio Parque para vivir? 

Él los eligió de vecinos a personas como Susana Giménez (hablando de eternas racistas soretas encubridoras de femicidas como Monzón, a quien siempre defendió) que fueron amigas suyas toda su vida. 

La otra famosa anécdota, la de Havana y Segurola, para quienes no conocen capital, se ubica en la parte de casas más chetas del muy cheto barrio de Devoto (que no se me enoje ninguna amiga obrera que alquila por ahí).

Tengo que reconocer, nobleza obliga, que no tengo idea de la vida personal del Loco Houseman y a qué niveles de violencia llegaba su masculinidad en la vida privada. Porque ni de cerca su vida privada tuvo la exposición mediática del Diego, en parte porque el Loco no tuvo la suerte del Diego para triunfar, debido a que el camino angosto del éxito económico en el fútbol, como el mismo Maradona siempre remarcó, era para uno en cientos de miles. 

Para colmo era lo anti-profesionalismo en cuanto a cuidados de la salud física, alimentación y entrenamiento, muchísimo más que el Diego, lo que es decir. Entonces nunca tuvo chances con el profesionalismo posterior a los 70, mucho menos una venta a Europa y eso. Casi como el otro enorme ídolo obrero, el Trinche Karlovich de Rosario, también poeta del fútbol, también convocado infructuosamente por Menotti, otro que nunca se fue de su barrio hasta el último día de su vida.

Pero encima, el mejor momento de Houseman fue en el mundial del 78, éxito deportivo absolutamente desvalorizado -y con justa razón- porque fue garantizado por una dictadura genocida que lo manipuló para encubrir sus crímenes de lesa humanidad. Una de las funciones más macabras que cumplió "el deporte más popular" en nuestra historia, de paso.

Miren la envergadura de la paradoja que el Loco fue obligado a laburar/jugar al fútbol para un gobierno que le quitó su barriada amada -a topadora de noche y camiones cargados que te tiraban en descampados de provincia- para "embellecer" al barrio de Belgrano eliminando "la mancha" de pobres que humillaba a la aristocracia porteña que vivía en esa zona.

El Loco René tenía el corazón partido entre "el villero" Excursionistas (en su momento equivalente y alter ego de nuestro querido Sacachispas) y Huracán, donde la descosió toda y ayudó a la única gloria del equipo de Nueva Pompeya (porque ahí nació, mal que le pese a mucho cheto de Parque Patricios). Cuando la dictadura -que siempre repudió- le reventó la villa, se mudó enfrente de los escombros para no perder contacto con su barrio.

La última comparación. El Diego cuando se retiró se dedicó a ser un empresario de distintas y muy diversas empresitas, sin mencionar que algunos de sus trabajos "en relación de dependencia" como DT le dieron ciertos beneficios "no registrables", sobre todo con la mafia del petróleo, las armas y el tráfico de personas en Arabia Saudita y Qatar... ah, sí, también en Sinaloa. Entre las más "rescatadas" de sus empresas estaba la de comentarista en mundiales, para cadenas deportivas de televisión. Otra mafia que vive del negocio del fútbol.

Cuando un medio autogestivo y militante como La Garganta Poderosa le pidió a René Houseman que fuera comentarista de los partidos del mundial Brasil 2014 el tipo la única extravagancia que pidió en el contrato para decir que sí, es que le pagaran el alojamiento dentro de una favela, porque no quería vivir ni siquiera dos meses en hoteles y barrios caretas.

No intento juzgar a Diego ni a René, no soy quién, no me interesa. Pero me revienta tanto tilingo pico e loro boca e ganso opinando por ahí haciéndose el reivindicador cultural y simbólico del "orgullo de clase" del ídolo popular. Son dos opciones de vida para personas que la vida les fue en contramano hasta que pudieron respirar mejor. No quiero ni chicanear con la enorme diferencia de guita que hicieron estos dos obreros de la pelota, no.

Pero si vos me das a elegir un ídolo villero, un ícono que yo le quisiera seguir contando a les estudiantes de la escuela en Villa 3, yo les seguiría tirando la del Loco Houseman como hice durante los doce años que dicté clase y luché allí. El que siempre que tuvo la chance, eligió quedarse.

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