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domingo, 9 de marzo de 2014

Autoestima femenina y flamenco

(artículo inédito, perteneciente a la serie FLORES EN EL BOQUETE)


La fundación andaluza Autoestima Flamenca* desarrolla hace más de veinte años un método de enseñanza del flamenco que combina las técnicas estéticas propias de la danza, el cante y la música incorporándole nociones de la psicología gestáltica y cognitivo-conductual así como estrategias de la psicopedagogía moderna. Defienden la idea de que la enseñanza del flamenco puede funcionar como una terapia “sanadora” para personas con la confianza en sí mismas lastimada, permitiéndoles rearmarse psicofísicamente para enfrentar exitosamente su realidad. En su página web pueden leerse experiencias exitosas entre comunidades pobres de barrios obreros de Sevilla, trabajos con mujeres víctimas de delitos sexuales y con personas en situación de encierro.

Las claves pasan por una cultura que reivindica el orgullo de una etnia perseguida y atacada durante milenios pero que decide resistir y enfrentar la adversidad, una danza que impacta fuerte en lo físico, aumentando el conocimiento del propio cuerpo, mejorando la salud y dotando de fuerza; la disciplina y constancias necesarias para incorporar los pasos y coreografías promueven un sentido de la autodisciplina indispensable para la autosuperación; el trabajo en equipo, dependiente de un sentido colectivo de coordinación y respeto, permite generar vínculos profundos entre las personas.

Entrevistamos a Andrea Zotta*, instructora de flamenco reconocida en el ambiente por sus métodos rigurosos en el respeto a la esencia del arte y al mismo tiempo capaz de una audaz exploración con otros lenguajes como la literatura y el teatro. Por sus cursos y seminarios han pasado centenares de mujeres de diversas clases sociales, profesiones y edades, y en todas ellas se comprueba esta acción terapéutica del flamenco: “cuando llegás a la parte de la clase donde trabajás de la cintura para arriba, el pecho, el corazón, se generan profundas sensaciones, desde mujeres que se ponen a llorar hasta otras que dan un portazo y no las ves más.” Fue testigo de muchas alumnas que procesaron en el baile historias personales “muy pesadas”.

En su estudio de Senillosa 730 de Caballito, trabaja hace años con un proyecto íntimo, el “Laboratorio de improvisación y creación coreográfica”. En él, un grupo de alumnas con más experiencia y profundos vínculos de amistad y camaradería -que exceden lo artístico- y con la particularidad de que ninguna de ellas es profesional, realizan presentaciones especiales en diferentes salas de la ciudad como el Teatro Colonial, la Sala Mediterránea o el tablao más emblemático de Buenos Aires, El perro andaluz.

Una de ellas, la que representaron en el marco de la última Bienal de Flamenco organizada por el Gobierno de la Ciudad en 2012, pusieron en escena “Tabula Rasa”, una idea original de Andrea donde, en lenguaje propio del flamenco, se describe una costumbre arraigada desde la antigüedad en las aldeas campesinas del sur de Italia, la danza de la pizzica (picadura), emparentada con los orígenes de la tarantella. Allí, las mujeres víctimas de abusos sexuales, traumatizadas al extremo, que fueron históricamente aparadas de la comunidad por las propias familias como verdaderas “intocables”, por lo general aisladas en algún lugar del hogar, sumidas en un silencio permanente que hoy identificaríamos con un cuadro depresivo agudo.

Era tradición que se encubrieran las causas nefastas del trauma, considerando a las mujeres picadas por una tarántula propia del lugar y todos los años la familia contrataba a músicos que la rodeaban y la obligaban a bailar hasta que entrara en éxtasis cuando se la consideraba “curada” y podía reintegrarse a la vida social.

La música como única cura para males intratables...

Mercedes, de 35 años, docente desde los 19 y madre de dos mellizas de 5 y un varón de 8 años, trabaja en su hogar y en las escuelas 12 horas diarias, pero antes de terminar el día dedica dos horas a la práctica del baile flamenco en la reconocida institución de Hugo Salvatierra, Estudio Alas, en Sánchez de Bustamante casi Corrientes.

Bailarina no profesional desde los 4 años (clásica, jazz y rítmica aeróbica), nos cuenta que a los 22 conoció el flamenco en un viaje a Granada y le “voló la cabeza”.

Amante de García Lorca como profesora de Literatura, dice que en el flamenco descubrió “un ambiente de magia, seducción y pasión”, el “duende” del que habla el poeta –y que los grandes maestros del arte defienden como parte esencial del flamenco-, como en ninguna otra danza. En esas dos horas diarias descubre en sí misma “una cosa más seductora y aguerrida que dista de mi personalidad cotidiana”.

En todos los años que lleva practicando el flamenco sin pretensiones profesionales reconoce haber compartido amistades profundas con sus compañeras de baile en las que conoció muchas mujeres que lo usaron como terapia para superar “historias personales de muertes, pérdidas y separaciones”.

Orgullo, pasión, catarsis, terapia, son palabras que se repiten en miles de comentarios en foros, muros y tweets de mujeres que han experimentado con el flamenco. Conceptos fundamentales para que una cualquiera reconstruya su mundo afectivo, su apreciación de sí misma, su autoconfianza y autoestima.

Mucho para una práctica que, sin embargo, sobrevive lánguidamente sin apoyo financiero del Estado ni de privados, en cientos de institutos sostenidos a pulmón por docentes que alquilan salas a costa de sus magros ingresos y alumnas que pagan módicas cuotas.

En momentos en que son moda experiencias de baile estilo “comedia musical” donde se promueve todo lo contrario, el éxito individual a costa de la competencia desleal, el arte como puente a una vida mejor sin importar los medios, no estaría de más que sea política de Estado la promoción del flamenco como disciplina artística con títulos oficiales, con docentes reconocidos y bien pagos y establecimientos adecuados para su práctica y exposición. Andrea Zotta es una de las que pelean (pateando oficinas ministeriales) para que incluyan al Flamenco en la prometida Ley de Danzas.

Ojalá el “duende” haga su magia también fuera del tablao.
 

*http://www.autoestimaflamenca.es/

*http://andreazotta.blogspot.com.ar/

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