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sábado, 12 de septiembre de 2020

La nueva bomba literaria de Camila Sosa Villada


Publicada primero en Evaristo Cultutal http://evaristocultural.com.ar/2020/09/11/la-novia-de-sandro-camila-sosa-villada/?fbclid=IwAR2v7fcvJ05HkleXygDQoHB5La9j2mEb80tApSXLvTFhbLluhn47w9j8ajY

La re-edición de La novia de Sandro (publicada por primera vez en 2015) por una editorial de alcance nacional e internacional, con el prestigio estético bien ganado de Tus Quets, nos permite profundizar en el universo poético de la literatura de Camila Sosa Villada, con mayor libertad que en sus dos últimas novelas, Las Malas y Tesis sobre una domesticación, ambas de 2019.

Se trata de un poemario en prosa, de una narrativa emocional en verso, de un conjunto de aguafuertes que desnudan los sentimientos que atraviesan a la autora, las perlas que le dan fuerza a sus dos novelas. Como un diario personal donde una va anotando episodios significativos, olores o situaciones extrañas que te tuvieron tecleando o te permitieron descubrir algo nuevo de vos misma. (Con permiso necesitamos dejar escrito y felicitar el notable avance en esta edición de Tus Quets, que evita la presentación erudita de una “nueva escritora” ante el público lector de la edición de Las Malas y nos premia con una breve y demoledora contratapa llena de sensibilidad e inteligencia con un profundo respeto por la obra y sin caer en la tradicional “venta”, que ejecuta la genial Dolores Reyes).


Literatura de género o qué género de Literatura


Antes que nada, Camila es una de esas artistas que encarna su arte en vida, con el coraje poco frecuente de desnudar sus sentimientos, angustias y contradicciones con honestidad brutal. Hay quienes creen que esa honestidad es inherente al género travesti. Puede ser, pero seguro tiene que ver con las personas que han sufrido muchos golpes injustos y crueles de nuestra sociedad en niveles muy íntimos y que además han laburado sobre sus heridas, algunas a flor de piel, otras ya cicatrizadas. En su literatura hay una técnica de sanación consigo misma que agradecemos se atreva a compartirla, porque nosotres encontramos en ella también las herramientas que nos ayudan a trabajar nuestros propios traumas.

Sería tan injusto encajonar la literatura de Camila Sosa Villada en la etiqueta de su género, como “literatura travesti” o “literatura queer”. Porque las fuentes de donde brota su arte son universales, compartidas por seres mágiques de distintos géneros –impuestos o autopercibidos- que gracias al universo existen y nos nutren. Sobre todo porque limitarla a ser la voz literaria de su género queda muy cerca de impugnar la forma que trabaja con las herramientas del arte, minimizarla, reducirla a puro expresionismo, reducir su mérito exclusivamente al interés que nos genera conocer su particular forma de sentir el mundo.

No obstante, sería igual de injusto negarle la notable importancia de aportar al universo literario la mirada específica de una mujer travesti que sobrevivió al campo de concentración invisible que es la sociedad transfemigenocida en la que vivimos.

Quiero decir, la obra de Camila nos conmueve por las dos razones. Su dolor, sus alegrías, sus dramas existenciales nos interpelan como los de cualquiera que sea capaz de sacarlos afuera con franqueza, ponerlos en palabras, imágenes y metáforas; pero también nos vuelan la peluca porque son los dolores, angustias, alegrías y sinsabores vividos desde un lugar muy específico.

Tomemos el caso recurrente en su literatura de ese amor adictivo por los varones cisgénero. Es impresionante la capacidad de Camila para encontrar la voz exacta que desnude su adicción tóxica a la masculinidad heteronormada sin pruritos morales ni filtros éticos. Las mujeres anhelantes que en su obra putean al macho que promete la máxima entrega y abandona cuando se complica, no se la juega y se refugia de nuevo en sus privilegios es tan universal como la extensión de las relaciones románticas heteronormadas. Las mujeres de su obra también despliegan una competencia cruel y despiadada entre ellas por ese macho ideal.

Es imposible no leer algo similar a las cartas llenas de repudio, reproche, crueldad y al mismo tiempo ingenuidad y amor de Frida Kahlo o las canciones de Chavela Vargas. O las miles de canciones en la cumbia, el bolero, el tango y el flamenco que añoran a ese macho amado que no está nunca a la altura de nuestro deseo.

Sin embargo, la corporalidad travesti agrega un elemento específico a ese anhelo frustrado, imposible de equipararse con las circunstancias que obligan al desapego y la frustración en una mujer cis. Y ese hecho puntual, que la genialidad de Camila evita dejar caer en el lugar común paki de la genitalidad encubierta-descubierta, aunque también se registre, obliga a una lectura más profunda, a replantearse el estrecho marco de reflexión sobre el amor y la sexualidad de una sociedad artificiosamente binaria. Leer a Camila permite abrir la mente a una nueva filosofía del universo emocional.

Podríamos ejercer el mismo análisis en cada tópico de su literatura. El sentimiento de desapego o abandono de una infancia golpeada por el abuso involuntario de sus figuras paternas/maternas idealizadas, en un contexto de miseria forzosa que expropia a sus xadres de herramientas emocionales para resolverse de una forma sana, es tan universal como la sociedad abusiva con las infancias en la que todes nosotres nos criamos pero agrega la particularidad de la tensión específica que agrega el condimento de una infancia trans. Y otra vez nos obliga a ampliar el registro emocional de nuestras propias vivencias y contradicciones. No sólo para empatizar mejor con las personas trans sino para replantearnos todo lo que creemos que sabemos sobre la humanidad.


Razones del “boom Camila”


Así leídas, estas misceláneas que conforman La novia de Sandro nos invitan a un mayor disfrute o un verdadero descubrimiento de Las Malas y Tesis sobre una domesticación, los dos hechos literarios más significativos del 2019, aunque de relevancias editoriales y marquetineras bien distintas.

Este ejercicio estético y conceptual fluye hacia una re-elaboración del pasado en Las Malas, en la que una Camila madura materna a la joven Camila, audaz y arriesgada, que se jugaba la vida en situación de prostitución, como en la página 53 de La novia de Sandro. Elegir el formato novela para encarar ese ejercicio la lleva a usar herramientas que le permiten ejercer ese fresco impresionante de la vida de las travestis en torno al Parque Sarmiento y la casa de la Tía Encarna de una Córdoba inmortalizada con la imagen de la selva negra de Dante.

Al mismo tiempo, en la menos promocionada y leída Tesis sobre una domesticación, la autora proyecta las fantasías de una pareja monogámica tradicional entre una travesti y un hermoso y prestigioso varón cis que casándose con ella y adoptando un hijo propio intenta superar su propia autopercepción de varón gay. Allí Camila se zambulle en los anhelos y expectativas de cualquier mujer despechada, cansada del malamor, que imagina lo que pasaría si su deseo se hiciera realidad. Se permite un ejercicio diferente al de Las malas, tomando la obra del dramaturgo que más la impactó, La voz humana de Jean Cocteau de 1958, que la interpela en los tres niveles que la identifican: la mujer que lucha contra la incomunicación de su deseo con su amante ideal, la actriz desafiada por un unipersonal exigente, la cantante. Cabe notar que la misma obra disparó una de las primeras y magníficas reflexiones de Almodóvar sobre el amor romántico en un varón gay y su hermana trans en la excelente La ley del deseo de 1987 y en Mujeres al borde de un ataque de nervios de 1988; sincronismo notorio, el director ha presentado al mismo tiempo que La novia de Sandro alcanzaba las bateas de las librerías la semana pasada en el festival de cine de Venecia su último corto, La voz humana, en el que promete una versión de a obra original sublime, con la genial y omnigénero Tilda Swinton en el protagónico.

Spolier alert, la tesis que Camila se anima a desplegar sobre las posibilidades de éxito de una relación romántica ideal, de una familia normal entre un varón gay y su mujer trans, casados, con hijo y compartiendo amigues, trabajo y sociabilidad con sus familias de raíz, termina como probablemente tiendan a terminar estas experiencias en una sociedad absolutamente cruel como la nuestra. Pero, otra vez, no se trata sólo del destino trágico de las personas que nos animamos a subvertir la heteronorma, sino el de toda familia heterosexual fundada sobre la exigencia de un amor fraterno e incondicional en una sociedad que promueve y alienta una familia como mera unidad patriarcal de producción biológica de bienes materiales y reproducción de fuerza de trabajo humana. Las frustraciones de la familia que Camila imagina en su Tesis son al mismo tiempo particulares y universales. Porque no sólo el amor trans está condenado por nuestra sociedad, todo tipo de amor fraterno e incondicional lo está.


Tesis para una filosofía travesti


Finalmente, por encima de todo esto que decimos, está el aporte singular de esta artista a nuestro universo emocional de lecteres. Camila aborda en sus palabras e imágenes una forma muy singular de encarar la intimidad emocional y sexual. Es directa y honesta, provoca la moral establecida, sin caer nunca en la chabacanería de la escatología y el lugar común. Gambetea el morbo paki con una sutileza y un glamour que no concede ni un ápice a la mojigatería.

Por ejemplo, en La novia de Sandro podemos leer este audaz desafío a nuestra inteligencia describiendo una de las mejores relaciones sexoafectivas:

“... aparcieron las palabras tan blandas, como si las vertiera sobre mi boca, como una humedad más que venía de su cuerpo

Ahí está Camila, su excelsa capacidad para construir una imagen de alto voltaje erótico sobre prácticas sexuales prohibidas para el consumo tradicional, silenciadas y habladas sólo desde el morbo del porno mainstream, siempre a escondidas, pero como materia prima de un símbolo del amor incondicional. Su amante eyaculaba palabras sobre ella. El erotismo sensorial del fluido del cuerpo amado y deseado desplegándose sobre mi cuerpo y sobre mi conciencia, de lo dicho y cómo se dice y en el momento exacto de intimidad en que es dicho.

Esa capacidad increíble se puede leer en distintos pasajes de Las Malas y sobre todo en Tesis, demostrando que Camila ya está en la madurez artística ideal para elaborarlas y macerarlas.

No puedo dejar de escribir aquí lo siguiente: para las personas que transicionamos en una etapa adulta, en la que construimos nuestra propia percepción de nuestra identidad de género disidente consumiendo y nutriéndonos racionalmente de otras narrativas, Camila Sosa Villada ha venido a regalarnos un premio inestimable, una filosofía para comprendernos.

Algo que ya notamos en sus novelas pero que La novia de Sandro nos brinda en el diamante puro de frases como


…conozco a los hombres. Yo misma solía ser uno. (pág. 12)


Soy madre del niño que fui. (pág. 27)


Hurgaba entre los vestidos que cubrían y desnudaban por igual, y me disfrazaba de prostituta, (pág. 41)


O


A los 30 años, en el pico de mi adolescencia trans, dos pequeñas tetas vinieron a llenar mis corpiños, (pág. 58)


Frases de tanta profundidad y claridad que ponen en palabras procesos que las personas trans atravesamos en un mar de confusión y sentimientos de monstruosidad excluyente, como un fuego que nos lastima y nos aclara, nos acoge, nos contiene y nos habilita.

La novia de Sandro es una obra significativa por todos estos aspectos y tiene el plus de mostrarnos una conciencia poética rara en nuestra literatura, una conciencia que nunca se desliga de la realidad de clase que nos ata y explica en última instancia también esta dialéctica individual-universal de nuestras emociones. Camila se sabe mujer, se sabe artista, se sabe deseando el amor imposible de varones que se animen a sostener los desafíos que le imponen sus amantes de carne y hueso y emociones y valentía, su intensidad, pero nunca se olvida que es hija de laburantes a quienes la vida les ha costado sangre, sudor, lágrimas y expropiaciones. Lo que la lleva a dejar impresa esta gloria que sentimos quienes sobrevivimos concientemente a la lucha cotidiana contra un mundo horrible que nos explota y oprime:


En días así agradezco que la vida me hizo pobre, que no ejerzo ningún poder sobre nadie.


En esos mismos días, nosotras agradecemos leerte, enorme Camila.

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