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domingo, 17 de septiembre de 2017

Pablo Rieznik, su legado

Comentarios sobre La Pereza y la Celebración de lo Humano y otros escritos, de Pablo Rieznik, Buenos Aires, Editorial Biblos, 2015.

Pocos meses antes de su fallecimiento, evento del que era plenamente consciente por una prescripción médica que se confirmó taxativa, Pablo Rieznik amalgamó su último libro, compuesto de un corpus revisado de textos anteriores y nuevos. Se trata, entendemos, de un legado intelectual construido ante la evidencia del fin, el producto de una reflexión del autor sobre su mejor aporte en una larga y productiva vida de praxis intelectual y práctica.

Porque ese fue quizás el mayor mérito de Pablo Rieznik, su palabra, la plasticidad de su pensamiento, surgen con claridad del corazón de su propia vida. Desde joven destinó toda su energía física, emocional y creativa a una sola obsesión, la construcción de una organización política de los trabajadores y trabajadoras para derribar el Estado burgués y construir una sociedad plena, socialista, realmente humana.

Esta reseña no pretende estar a la altura de la exégesis que demanda la envergadura del hombre y la obra, que sólo podrá conseguirla el desenvolvimiento de un estadío mayor de la conciencia colectiva. Más bien tiene el modesto objetivo de promover entre nuestra humilde generación de luchadoras y luchadores el estudio del legado de Pablo Rieznik precisamente para contribuir en ese proceso de lucha y estudio consciente de la lucha que parirá oportunamente ese nuevo escalón en la conciencia humana.

(También debemos dejar sentado que este texto me sirve para evidenciar frente a les lectores y lectoras de mi propia producción literaria y ensayística una parte del proceso de estudio que ha formado parte esencial de esa producción. Algo que va más allá de una sincera elegía a quien considero una de las personas que más positivamente impactó en mi propia sensibilidad.)

Lafargue y la concepción del trabajo en Marx


Pablo decidió re-editar un extenso y profundo estudio filosófico, antropológico e histórico sobre la calidad del trabajo humano en esos tres niveles que había publicado originalmente en 2002, en una reedición de la obra cumbre de 1880 por otro Pablo, el tan querido y admirado El derecho a la Pereza, de Lafargue, yerno de Marx y fundador de tres grandes partidos obreros y socialistas en la bisagra del siglo 19 y 20. En aquel entonces el azar nos puso el orgullo de colaborar en la misma compilación con un trabajo olvidable sobre la concepción católica del trabajo y con mayor satisfacción cumplimos la tarea de editar y confeccionar con las propias manos el libro y su posterior distribución.

En su trabajo sobre Lafargue, Rieznik examina con cuidado de joyero o ingeniero químico la caracterización original del propio Marx sobre el trabajo humano en su doble característica contradictoria de ser la expresión más esencial de la humanidad y al mismo tiempo, bajo la forma concreta que asume bajo la sociedad capitalista, como trabajo dividido, explotado y alienado, y por lo tanto, como enfrentado a la humanidad del productor. Con maestría, nos lleva de la mano a una historización doble: de la evolución de las formas que asume la potencia humana de transformar la naturaleza desde la horda paleolítica hasta la Revolución Industrial y de las transformaciones que tuvo la concepción del trabajo en la evolución del pensamiento filosófico, desde la aceptación del mismo como un atributo natural obsequiado por las diosas y dioses de la naturaleza hasta las subsiguientes negaciones como actividad inhumana (filósofos aristocráticos del esclavismo grecorromano y la escolástica católica medieval) o como reificación del sumum burgués desde el avance del humanismo renacentista y protestante.

En este recorrido Pablo Rieznik establece la viga antisísmica sobre la que construye todo el libro, ya que después de tan contundente y erudita demostración, la médula del programa filosófico y político de Marx queda impresa en la conciencia del lector o lectora en la contemplación crítica de los textos y problemáticas abordadas en los textos subsiguientes. De esta forma, sus otros aportes intelectuales rescatados por el propio autor se manifiestan como expresiones concretas de este verdadero subsuelo esencial.

Para remarcar esta importancia, todavía una defensa de los descubrimientos de Rubin y Lúckacs sobre la importancia del concepto de alienación y fetichismo, en la obra cumbre de Marx, El Capital de 1865, funciona como puente para encarar ya condicionados la lectura de su segunda parte, donde analiza con amplitud la teoría catastrofista del marxismo y la propia crisis capitalista. El acierto que Rieznik subraya en sus predecesores radica en su capacidad para entrever el profundo contenido humanista, antropológico y filosófico de la comprensión marxiana del metabolismo de la economía humana en su obra más económica, tiempo antes de que la edición de los Manuscritos filosófico económicos  de 1844 saliera a la luz para demostrar esa continuidad tan atacada por el estalinismo y muchos de sus detractores entre el joven y el viejo Marx.

En defensa del catastrofismo


Así, en su análisis sobre un fallido texto que analiza el conjunto del corpus marxista catastrofista, Rieznik puede exponer la enorme falacia de quienes adjudican a Marx una predicción esquemática y formal del derrumbe definitivo del capitalismo por causas endógenas y su necesaria y unívoca superación por un sistema superior de organización social. Como la tesis marxiana ha descubierto las tendencias ineludibles que llevarán al capitalismo a su agotamiento del análisis dialéctico de su funcionamiento, partiendo precisamente del análisis de su particularidad como sistema social que hace de las relaciones mercantiles la formulación fetichizada de las verdaderas relaciones sociales entre seres humanos, la epistemología marxiana le impide pronosticar un triunfo automático del socialismo, como esperanza cartesiana de sucesión progresiva de formas de organización civilizadas.

Y con este indestructible hilo de acero conduciéndonos, Pablo nos lleva a replantear todos los debates teóricos sobre el alcance y perspectivas de las crisis del capitalismo, para que arribemos juntxs a las conclusiones necesarias. Toda su vida política e intelectual se caracterizó por una defensa perseverante del catastrofismo marxiano en su mejor versión, sosteniendo estoicamente contra todas las mareas y bajamares de las modas intelectuales en la izquierda mundial después de la desmoralización histórica que produjo el derrumbe de la burocracia soviética y la URSS.

En una lectura seria del libro se puede sentir con nitidez una tensión muy particular, ya que los textos re-editados producidos en la década de los 90 del siglo pasado, al comienzo del proceso que llevaría al estallido hace diez años de la nueva crisis capitalista mundial, son iluminados en toda su brillantez originaria por los análisis enriquecidos a la luz de los textos que analizan la crisis catual en todo su alcance y despliegue.

Aquí uno de los aportes más significativos de Rieznik en sus últimos años de trabajo, una caracterización en detalle de la crisis actual por medio de una evaluación comparativa con las dos grandes crisis previas, comparables por su profundidad e implicancias con la nuestra. Pablo rescata el nombre histórico que los protagonistas directos dieron a la primer crisis del capitalismo en su fase de maduración última y por lo tanto en su primer etapa de descomposición terminal, la que estalló en 1873 y que sólo pudo “superarse” con las dos grandes guerras imperialistas de la primera mitad del siglo XX. Hobsbawm ya había alertado sobre ello, antes que se popularizara la idea del capitalismo imperialista para nombrar el desarrollo posterior a dicha crisis, los contemporáneos la llamaron Gran Depresión para hacer notar que la recesión provocada por una combinación de crisis de sobreproducción, crisis financiera y comercial y expresión de la crisis por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, había durado más de veinte años.

Así Rieznik va iluminando nuestra propia comprensión del terremoto social sobre el que nos movemos desde la caída de la Lehmann Brothers en 2008 producto de la crisis de las hipotecas subprime de 2007. Su mirada inconforme se abstiene de caer en la mera reivindicación superficial de las continuidades que demuestran el acierto teórico de Marx, sostenido por Luxemburgo, Lenin y Trotsky y por la tradición política asumida por el partido de Rieznik desde 1964 casi en soledad, en su prescripción sobre el fin del sistema capitalista. El gran aporte de estos análisis recientes del último Rieznik pasa por vislumbrar las novedades que plantea la Gran Depresión del presente, como expresión del desenvolvimiento de las leyes de funcionamiento del capital en su fase de senilidad, cuando las Grandes Depresiones de 1873 y de 1929 lo fueron de las mismas contradicciones explosivas pero en el contexto de un sistema en su fase progresiva.

Lejos de quedarse en la celebración de sus aciertos en los textos premonitorios de los 90, Rieznik supera de nuevo a los paracaidistas que dieron vuelta el panqueque teórico ante la evidencia de la crisis del 2008 y nos previene de extraer conclusiones mecánicas de la comparación con las crisis previas. Tanto contra los filibusteos de izquierda que pretenden un desarrollo mecánico y automático del triunfo de una organización social de la producción mundial como de los filibusteos de derecha e izquierda que anticipan una solución capitalista superior a la crisis presente, como se diera en la expansión mundial de capitales –invasión de África y Asia- posterior a la de 1873 o con el encumbramiento del imperialismo norteamericano después de 1945.

A los primeros les recuerda la importancia clave de la construcción de una intervención consciente y sistemática de partidos obreros con un sólido programa basado en la caracterización de la crisis en la resolución positiva de construir los primeros intentos de Estados Obreros y a los segundos les dinamita sus esperanzas de reactivación capitalista de la mano de una nueva potencia impulsora de la economía mundial en la China “comunista”.
A la luz de estas dos grandes primeras partes es que debe leerse toda la riqueza de los textos compilados en la tercera y anteúltima sección, la reservada a analizar las manifestaciones concretas de estas grandes líneas de desarrollo en la experiencia de dos fenómenos particulares: la crisis de la deuda externa como límite del desarrollo social en Argentina y el carácter capitalista de las mal llamadas “reformas educativas” que promueve el Estado en América Latina y Argentina sobre la producción de conocimiento científico y las diferentes instancias de instrucción de masas.

Un programa y un método


En suma Pablo nos ha legado otra vez algo que ya había ofrecido magistralmente en sus tres libros anteriores: los fundamentos para reconstruir en nuestras conciencias un método de análisis, de estudio y de exposición de los grandes problemas de la lucha de clases. Pablo nos vuelve a señalar un camino para comprender la realidad y guiar nuestras decisiones prácticas a la hora de transformarla pero al mismo tiempo nos ofrece una radiografía de su método para que podamos contrastar la veracidad de sus resultados pero sobre todo para que podamos nosotrxs mismxs en nuestro turno arribar a la comprensión de las novedades que surjan de la evolución concreta de la lucha de clases.

Si trabajos monumentales como Las formas del trabajo y la Historia (2007) constituyeron siempre una guía para encarar el estudio y comprensión del marxismo y el capitalismo, este último libro es un verdadero mapa para reconstruir el esfuerzo intelectual del propio Rieznik y por lo tanto, de una de las cabezas que construyeron el programa de intervención del Partido Obrero en la realidad política latinoamericana y global de los últimos 30 años.

Con todo lo dicho no llegaríamos sin embargo a alcanzar una visión precisa del aporte de Pablo Rieznik a la lucha de clases en nuestra época. Hasta aquí, podríamos ubicarlo entre los grandes pensadores teórico-prácticos de la izquierda mundial, al mismo tiempo divulgador de lo mejor del marxismo y tenaz partícipe en su expansión teórica. Su éxito se basa en una asimilación profunda del método filosófico de Marx y Engels que le ha permitido desplegar sus propias elaboraciones con un fluido lenguaje a la vez riguroso pero comprensible para les mortales no especializados. Leer a Rieznik produce el mismo tipo de placer intelectual que hacerlo con Carl Sagan, Stephen Jay Gould, Engels o Lafargue, autores que también se han destacado por la divulgación del conocimiento más abstracto y sutil de la humanidad en una forma accesible para un público letrado aunque no especializado y por la producción de conocimientos nuevos.

La importancia del individuo en la Historia


Recién el último texto de este hermoso libro nos sirve de prueba objetiva de un aspecto fundamental de la experiencia aportada por su autor que nos exime de semblanzas del anecdotario personal. A modo de epílogo, o sea, de razonamiento final o conclusión necesaria de todo lo anterior, Pablo decidió hacer público su alegato en el juicio llevado adelante desde 2010 contra los genocidas que operaron el llamado Circuito ABO, por los campos de detención, tortura, desaparición y exterminio Atlético (donde fue detenido-desaparecido y torturado el autor), Banco y Olimpo. Se trata del texto que el propio Pablo leyó ante jueces, fiscales, testigos y acusados cuando fue requerido a testificar contra sus propios torturadores.

Es quizás lo mejor que ha escrito Pablo, con un manejo magistral de la contundencia explicativa, la épica argumental, el desafío Prometéico al Estado, sus jueces y represores. Se negó a testificar nuevamente después de 20 años el detalle de los vejámenes de que fuese víctima casi cuarenta años antes. Para repudiar la infame obligación de recrear psicológicamente en las víctimas esos atroces hechos que los victimizaron hace tanto tiempo que un Estado sin la más mínima empatía impone en estos juicios demasiado tardíos. Pero también para permitirse ofrecer al tribunal una explicación política y científica que explique las causas y lógicas históricas del accionar de los represores enjuiciados.

Pablo Rieznik hace consigo mismo en este texto lo mismo que muchos/as de sus circunstanciales discípulos o simples oidores hemos experimentado en carne propia, pone en funcionamiento todos los mecanismos de su compleja y plástica comprensión del metabolismo social en un determinado momento histórico, el proceso mundial que estalla en 1968 en Europa y el mundo entero del que el Golpe de Estado dl 24 de marzo de 1976 en Argentina es simple expresión, para explicar por qué una patota de escoria fue a llevarlo detenido y desaparecerlo durante varios días en uno de esos abismos infernales.

Porque a nuestro modesto entender Pablo Rieznik se destaca entre un extenso universo de intelectuales revolucionarios por esta particular capacidad suya de poner en funcionamiento esa compleja máquina teórica para iluminar los aspectos más individuales y concretos de nuestras propias experiencias inmediatas y sensibles. El aporte de Pablo es reconocible en toda una generación de cuadros de la organización de la que forma parte, siendo el mismo fundador, Jorge Altamira y otros tantos como ellos, tantas expresiones de esta particular capacidad para reclutar voluntades conscientes a la lucha organizada contra el capital,

Pablo Héctor Rieznik ya no está. Como el de cada uno y cada una de los seres excepcionales que han caminado por este mundo nuestro y que tuvimos el lujo de cruzarnos, el suyo es un vacío que será imposible de llenar. Sin embrago, tuvo en sus últimos momentos de vitalidad la lucidez, el coraje y la intención de dejarnos las pistas y la brújula que él mismo pudo reconocer en toda su trayectoria vital para que podamos encontrar el rumbo en medio de una selva tan sombría y tupida como la que atravesamos. No es simplemente la exposición clara y contundente de un programa teórico que nos permita diagnosticar con exactitud el momento particular de la longeva lucha de clases de la humanidad y las claves de su resolución positiva, como superación y construcción de una humanidad plena y liberada del yugo de la explotación y la alienación. El suyo ha sido además el aporte de las herramientas que nos permitirán más temprano que tarde producir a los seres individuales que tengan la capacidad de encontrar esos caminos nuevamente y conducirnos con claridad a la tan ansiada y urgente meta colectiva del triunfo del Reino de la Libertad sobre el de la Necesidad.

Vale estudiarlo entonces, con agradecimiento y la responsabilidad que nos cabe para estar a la altura de un ser humano tan grande y generoso.

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