CAPÍTULO 11
Ejercicios Espirituales
“El
poder actual del cristianismo nos lleva a considerar el estudio de sus inicios
con mucho mayor interés que cualquier otra investigación histórica, pero
también hace la investigación de estos inicios más difícil de lo que de otra
manera hubiera sido.”
Karl Kautsky,
El cristianismo, 1908
-Todavía no le dije cuál es mi misión –me enseñaron amigos
que en el tenis, cuando uno mete el primer saque tiene que irse rápido a la red
a rematar el juego- quizá le sirva a sus superiores para evaluar mejor lo que
hacer conmigo.
-Por supuesto, escucho.
-Como le dije, mi gobierno, que es de todos los
trabajadores, me ha encargado un informe para caracterizar correctamente al
Virrey Cevallos.
Otra vez le vi pasar el brillo por el filo del hielo azul de
sus pupilas.
-Los historiadores del Estado Capitalista antes de la
Gloriosa Revolución no se pusieron de acuerdo y los nuestros no encuentran
elementos definitivos para resolver la duda heredada.
-¿Cuál es esa duda?
-Una parte de los historiadores del pasado, cien años
después de hoy, digamos, se dividían en dos opiniones. Unos decían que había
sido un mero peón de Madrid, influenciado por las luchas faccionales de la
Corte y su expresión local en el Río de la Plata y el Paraná, mientras que
otros llegaron a decir que se trató del primer líder en tener un programa
integral de desarrollo nacional para las mayorías criollas, aborígenes y
afrodescendientes. Verá, Señor Istefán, nuestro gobierno sigue influenciado por
las dos organizaciones políticas armadas que participaron mayoritariamente en
la toma del poder en la Gloriosa Revolución de las Coordinadoras del agosto de
1976, venciendo el golpe de Estado que diera la Embajada Norteamericana y las
Fuerzas Armadas del viejo Estado argentino. Tanto la Juventud Peronista como el
Ejército Revolucionario del Pueblo tenían una estrategia que yo en lo personal
no comparto, pero que, como soldado, debo acatar. Desde su perspectiva,
cualquier desarrollo de un Estado Capitalista nacionalista, aunque se
desarrolle sobre la base de la explotación de trabajo humano, en un país
colonial, sometido a un poder imperial, significaría una etapa de avance en la
posibilidad de desarrollar una economía socialista una vez que la maquinaria
del Estado esté dirigida por los intereses sociales de las clases explotadas.
Por eso sería de vital importancia para mi gobierno determinar sin lugar a
dudas si el de Cevallos fue el primer proyecto de desarrollo autónomo de la
región del Río de la Plata en nuestra historia.
-Una duda absurda, maestranza Covián- el tipo retomaba el
trato jerárquico, señal que recuperaba el control sobre la situación,
encontraba por dónde someterme. Bien, el anzuelo había funcionado. –El gobierno
de su Excelentísima Excelencia el Virrey Don Pedro de Cevallos ya ha demostrado
el carácter, el temple de la raza hispánica y su don de Gran Señor, estoy
seguro que lo que haya hecho en el futuro debería demostrar con contundencia y
sin lugar a dudas, su valía. Sus historiadores deben ser tan mercanchifles como
los de ahora.
-Ah, claro, comprendo. Es que usted no sabe, no puede saber…
-¿Qué cosa?
-No estoy autorizado a anticipar hechos a los protagonistas
del pasado que puedan modificar significativamente su comprensión de su propio presente,
de su contingencia histórica o que puedan ser utilizados para intervenir
drásticamente en el futuro. No al menos hasta que la Comisión Evaluadora lo considere
necesario. Digamos que a pesar de lo mercanchifles de los historiadores del
pasado, existen pruebas concretas para sostener nuestras dudas. Creo que, por
mi propio interés, debería llamarme a silencio y no seguir comprometiendo mi
misión.
-Entiendo, entiendo. No me interesa modificar sus
instrucciones, pero le recuerdo, maestranza Covián, que usted ya las ha roto en
los eventos desaventurados de la noche de San Benito. ¿Qué le ha sucedido al
Excelentísimo Virrey en el futuro?
-No, no, usted tiene razón, ya intervine demasiado en este
plano tiempo espacial, quizá toda la misión ya deba ser abortada. Le pediría
que, si sus superiores lo admiten, pudieran permitirme volver y tratar de
subsanar esta situación sin comprometer más su presente y su futuro inmediato,
Don Istéfan.
-Me agrada su compromiso, maestranza Covián, se lo confieso
con total franqueza. Respeto a los caballeros que se someten a la rectitud de
su camino. Sin embargo, podríamos buscar formas apropiadas que le permitan
obedecer los objetivos de su misión y, a un mismo tiempo, convencer a mis
superiores para permitirle volver a su futuro. Entienda que por más buena
voluntad, usted cometió un crimen contra el Rey… y no tengo autorización para
permitirle acceder de nuevo a sus herramientas… No obstante, toda colaboración
suya podría ayudarle, si no ya a corregir su error, al menos devolverle a su
hogar…
El tipo había picado. Ahora tenía un motivo, una curiosidad,
una necesidad para mantenerme vivo y hablando. Costó, pero el Sultán volvió a
caer en la vieja trampa de Sherezade. Como bien dijo la Cieguita en Ardigó, mi
mejor arma en este lugar es el diario del lunes.
-Ya que las condiciones de su hospitalidad son tan generosas
como ajustadas, no veo que tenga muchas opciones, lo escucho.
-De acuerdo, maestranza Covián. Como creo haberle comentado,
soy un fiel servidor de la causa más noble que puede haber en esta tierra, la
Gloria de Nuestro Señor. Y en ese camino que elegí desde jovenzuelo, he
cumplido muchas funciones, siempre a las órdenes de la Compañía, que son las de
Nuestro Sancto Padre. Mi primer servicio, mi prueba de carácter, a los 20 años
cumplidos, fue en la Ciudad del Isbiscus, la Rosa China, Chengdú, diseñada como
una enorme tortuga de piedra y madera por el General Zhang Yi, que la conquistó
para la dinastía Qin en el 310, exactos mil cuatrocientos años antes de mi nacimiento,
en unas montañas muy parecidas a estas del oeste y el noroeste, pero doce mil leguas
hacia Occidente.
Hermoso lugar, viera maestranza Covián: protegido por la
cordillera del Himalaya hacia el oeste, que la resguarda de invasores y vientos
helados como el Ande al Río de la Plata. Nuestro monasterio permitía dominar el
amplio valle donde comienza la cuenca más importante de todo el imperio, la Boca
de Sizuán, desde donde las aguas de mil afluentes bajan entre las montañas
hacia la llanura buscando el Pacífico, destino final que le encuentra con el
Sol Naciente cada mañana. Hermosas florestas, cerradas como las selvas de los
Tupí aquí, al norte, entre grandes cañones, gargantas de cascadas cristalinas
hinchadas de todo tipo de árboles, frutos y bestias para aumentar la abundancia
de los hombres. Un verdadero Paraíso que prueba la generosidad de Nuestro Señor
con sus humildes criaturas, incluso para con aquéllas que, por pura ignorancia,
no le conocen y reverencian aún, a falsos ídolos.
Viví una de mis cinco vidas en esa modesta aldea de China, cerca
de esa capital imperial, sumergido en el estudio de las costumbres de ese
milenario pueblo ha tanto alejado de la Divinidad. La Compañía viene luchando
en nombre de Cristo en esas tierras, palmo a palmo contra la funesta
irradiación de falsos dioses, el Infiel de Mahoma, el Buda y últimamente la vil
Lira Esterlina que desde Londres y Amsterdam pretenden arrancarle a Nuestro
Señor las almas de su Reyno Terrenal.
Allí conocí y traduje lo mejor que pude la filosofía pagana de
esos pueblos para ayudar a que comprendieran mejor la Única Verdad, el Verbo
Divino y pudieran encontrar la salvación de ese eterno laberinto en la
oscuridad. Como verá, en algún caso, usted y yo nos semejamos, yo también fui emisario
e informante en un territorio desconocido.
-Escucho – cuidaba las palabras, ahora era el viejo cura el
que armaba una telaraña en mi conciencia, esperaba encontrar el hilo pero
anotaba cada pista que me permitiera caracterizar cómo funcionaba su maquinación,
antes que la forma de su plan.
-Lo que me fascinó desde el primer momento de aquesta
cultura salvaje e ignorante fue que, en no conociendo la Verdad, llevaban dos
mil años en un tozudo esfuerzo por comprender la Voluntad Divina. Interesante,
si lo piensa, cómo los seres humanos elaboran sus cosmovisiones. Estos monjes,
aislados de su pueblo en edificios que imitan montañas, rodeados de silencio y
de sus cófrades, no tenían el privilegio que Nuestro Señor concedió
tempranamente a los hijos de Europa, siempre que nuestros monjes y abades
llevan el mismo tiempo buscando comprender mejor la Voluntad Divina pero con la
misma Palabra Sagrada que los apóstoles nos legaron, el Libro escrito por inspiración del mismísimo Creador. Y en no
teniendo la Luz Divina como guía, arañaron durante sécula seculorum con
rudimentarias herramientas, los designios de Nuestro Señor, tanteando como ciegos;
como topos de limitada visión, rumiando las paredes del túnel de su propia ignorancia,
pero intentado comprenderla, llegando a descubrir aspectos de la Voluntad y la
Gracia, que, al fin y al cabo, es Una y la Misma. Como niños curiosos que
aprenden todo sobre sus padres, aunque no tengan la edad y la iluminación
suficiente, necesaria para comprender Su Nombre y la totalidad de su
importancia.
Uno de sus grandes maestros había arribado a la conclusión
de que cada hombre camina su vida desde un pasado que no conoce hasta el
destino final, como montando en una flecha cuyo destino tampoco le hes dado
conocer de antemano. Para el pagano, la vida de cada hombre se resume en las
acciones que toma para atar esos dos puertos extremos, aquél de dónde partimos
-que ya no existe- y ese ha do vamos sin remedio, como un paisaje lejano que
nunca llegamos a distinguirlle bien, hasta que lle conquistamos. De alguna
forma, si lo que usted narra es cierto como parece, por alguna razón que no me
permito cuestionar, la Divina Providencia en su Extrema Sabiduría ha dispuesto
que dos humildes siervos, dos exploradores, dos embajadores de puertos extremos,
nos hayamos venido a encontrar en esta humilde mesa de negociaciones para
aumentar la Gloria de Nuestra Gracia.
Lo que quiero proponerle, en vista de nuestra particular
circunstancia, es un tiempo y un método, para que podamos cumplir con nuestros
destinos de la mejor forma.
-Entiendo.
-Visto que usted podría tener información de utilidad para
mi empresa y que necesita de abrigo y morada, y que podrían serle de utilidad
mis conocimientos en la historia de estas tierras incomprendidas, en las que ejerzo
ministerio desde el Año de Nuestro Señor de 1746, le ofrezco un arreglo que
sirva a nuestros comunes intereses.
Tarde o temprano, me dije, tratando que no se me notara en la
cara, debajo de toda sotana hay un patrón dispuesto a comprarte una parte de tu
tiempo vital.
-Le invito a que hagamos los Ejercicios Espirituales juntos,
me ofrezco como su humilde maestro y guía.
-Le pido disculpas, pero le repito que no estoy
familiarizado con las formas de los je.. de la Compañía de Jesús. O sea, no sé
de qué me está hablando, con todo respeto.
-La ignorancia no es un pecado, maestranza Covián, siempre
que el ciego ruegue por su iluminación y siga el sagrado precepto hasta
encontrar El Camino y La Verdad para mejor seguirla. Maestranza Covián, usted se
encuentra cobijado en la primera Casa de Ejercicios Espirituales que nuestra
beata Señora María Antonia de Paz y Figueroa ha venido a fundar por Gracia de
Nuestro Señor en la ciudad de la Sanctísima Trinidad y puerto de la Santa María
del Buen Ayre. –me dijo una forma más corta del nombre de la doña, no me
acuerdo bien, algo así como Mantula, Antonella…
-Mamá Antula, burro.
-¡Alicia! ¿Te parece?
-Vos siempre lo defendés, no es para tanto.
-Mamá Antula, totalmente, ese fue el nombre que le puso.
¿Qué onda, Alice?
-Va a ser la primera santa de Santiago del Estero, nene. Mi
familia allá está toda revolucionada porque Francisco ya la anotó en el libro
de los Beatos, en pocos años puede ser canonizada.
-No sabía.
-Ahora sabés, burrito simpático.
-Gracias, amor. Sí, Mamá Antula, como la nombran con cariño
los pueblos del norte, creo que me iba diciendo el jesuita…
…Esta verdadera Sancta, si me disculpa el atrevimiento, -siguió
con la lata- ha donado toda su fortuna por la causa de la salvación de nuestro
humilde país en las funestas horas que lo asedian. Hija de los primeros
conquistadores que trajeron la Sagrada Cruz a las llanuras y valles que bajan
de los Andes hasta el Plata –igual que nuestro Héroe Cevallos- sin marido ni
padre, en lugar del monacato, mi Señora sacrificó su bienestar para consagrarse
a cuidar al Rebaño de Nuestro Señor y mejor guiarlle a su Amor; y en
entendiendo el noble esfuerzo que los padres de la Compañía fizimos en estos
olvidados territorios, a los cuarenta años se cargó la tarea de mantener vivas
las virtudes de la Compañía después de que el infiel protestante y el ateo
masón confundieran la mirada de nuestro querido Rey por la Gracia de Dios,
Carlos III de España, Nápoles y las Indias Occidentales y Orientales.
En estos diez años Mi Señora ha recorrido a pie las cuatro
mil leguas de montañas y largos desiertos, desde las arideces de La Rioja,
pasando por Córdoba, la Eterna, hasta acercarse a Nuestro Excelentísimo Señor
Virrey Pedro de Cevallos con una única misión, obtener permiso regio y eclesiástico
para fundar casas de Ejercicios como questa, donde ricos y villanos, pobres y
necesitados todos del agua del Verbo Divino, pudiesen conocer en su profunda
vastedad la Palabra y la Vida de Nuestro Señor Jesucristo para mejorar cada
paso y obra de su vida en el purgatorio terrenal, para ganarse con sus acciones
y pensamientos un lugar de paz eterna a los pies de Nuestro Señor.
-Entiendo entonces que la Compañía no acató entonces la orden
de desalojo, ¿o es que los perdonaron?
-Ahí precisamente es que toma total envergadura la obra de
Mi Señora María Antonia, su sacrificio, su verdadero martirio. Me tocó vivir de
cerca la nefasta cédula de expulsión el 2 de abril de 1767. Fui arreado como un
sucio y pestilente delincuente común por las tropas que la Compañía ayudó a
financiar en século y medio de esfuerzo productivo en estas tierras yermas. Encarcelados
en las celdas que nosotros mismos construimos para que fueran Hospital y Casa
de Ejercicios Espirituales en los Altos de San Pedro Telmo, cruel ironía.
En eso también nos parecemos, maestranza Covián. Si las
mismas autoridades que lo buscan para prenderle tobillos y muñequeras con
ruines grilletes supieran que sigo al servicio de la Compañía, mi destino sería
parecido o peor que el suyo, eso no lo sé, pero de seguro mucho más inmediato.
Está prohibido en todo el enorme reino de Carlos III desarrollar actividades o
incluso prestar mínima ayuda a la Compañía. Los resultados materiales de su
desinteresada labor por la evangelización de estas tierras, confiscados bajo el
fuero real de las Temporalidades, alimentando las carteras de quienes, en no
sabiendo cómo sostener el producto dellas, sólo pueden despilfarrarlas en sus
pecaminosos apetitos egoístas.
¿Entiende entonces la altura de nuestra heroína María Antonia
y la dimensión de su martirio?
-¿Y por qué no va presa?
-Dios no lo oiga, maestranza. Porque la Verdad es siempre
más fuerte en su claridad que cualquier infundio que el Demonio interfiera en
las conciencias de nuestras autoridades. Su voto de pobreza y castidad es
absoluto, ninguna suspicacia puede fundar. Mi Señora María Antonia peregrina
sin alquilar siquiera un carretón de bueyes, a pie, su única propiedad un
cayado de algarrobo, símil del que Dios diera a Moisés para abrir las aguas del
Mar Rojo a la Libertad del Pueblo Elegido, en él se apoya mi Señora y en
llegando así, con sus ropas ajadas como el más simple de los siervos de Dios,
supera las arduas pruebas e investigaciones de Obispos y Gobernadores y se lle
permite su humilde misión.
-¿Le devuelven las propiedades de la Compañía? Eso sí es un
milagro.
-Claro que no, claro que no, maestranza Covián. Mi Señora no
rebajaría la misión a la que ha entregado sus privilegios de casta y la
seguridad personal a tan mezquinos menesteres. Mi Señora solicita permiso de
las autoridades para poder ejercitar las meditaciones indicadas por Nuestro
Fundador, San Ignacio de Loyola, y enseñar a las ovejas a encontrar de nuevo el
camino perdido en la Sagrada Fe en medio de aguas tan turbulentas como las que
estamos viviendo. ¿Lo ve, maestranza? Es la obra de evangelización de la
Compañía su principal capital, su oro más precioso. Y mi Señora María Antonia
se ha entregado por completo, indefensa de escudos y armas, pero protegida por
la Voluntad del General de la Verdad y la Vida, su espada más poderosa, el
Verbo Divino, al riesgo de seguir acumulando ese oro, que es el único
importante.
Todos tenemos nuestras ficciones, pensé pa mis adentros y
apuré el trago con el cura -¿En qué consisten concretamente esos Ejercicios que
me propone?- le pregunté a bocajarro.
-Como os he dicho, mi Señora sigue al pie de la letra el libro
de Ejercicios Espirituales que redactara y publicara con aprobación de la
Sancta Inquisición Nuestro Primer General, San Ignacio de Loyola, después de diez
meses de meditación y oración en una cueva de Manresa, en el Condado de
Catalunya, alimentado y cuidado por modestas siervas de Dios que dieron
testimonio de su humildad y castidad, do se produjo la transformación del
hombre de guerra al servicio de los señores del mundo terrenal que dejó sus
armaduras frente a la Virgen de Montserrat y emergió como Soldado de Cristo,
dispuesto a dar batalla en su nombre contra sus principales y más ladinos
enemigos, los herejes protestantes que con su Reforma pretenden condenar el
Reyno de Dios sobre la Tierra y entregarlo al dominio de la avaricia y la
riqueza inmoral de anglo sajones, haciendo el caldo gordo a esos ateos y
masones franceses que pretenden dirigir los destinos de la dinastía Borbón a
ambos lados de los Pirineos, descarriados Hijos de Cristo que no asumen la
responsabilidad de permitir el avance del Infiel sobre los territorios de la
Cristiandad Ecuménica en debilitando y fragmentando con sus sinsentidos y paparrulladas
a la Gran Familia Católica.
-Mire, yo le agradezco, pero no quisiera hacerle perder su
generoso tiempo, Don Istéfan. Como integrante de un cuerpo expedicionario tengo
la obligación y el entrenamiento para respetar las creencias de las poblaciones
que observo, pero no de segundearlas. Quiero decir, mis sentimientos son muy
contrarios a su religión.
-Me pareció reconocer cierto cinismo, cierto desapego a la
esperanza de la salvación en todo su alegato, maestranza Covián. Entiendo que
sus gobiernos no creen más en la Verdad, ¿pero también ha dicho que en Roma
sigue habiendo Sancto Padre y la Sancta Iglesia no ha sido vencida, no es eso
cierto?
-Lamentablemente, el Estado Vaticano sigue influenciando la
geopolítica mundial. De hecho, no es por adularle, pero se rompió una tradición
que entiendo fue de cinco siglos… el nuevo papa es jesuita… perdón.. quise
decir
-¡Qué espléndida noticia la que me ha traído esta mañana,
maestranza Covián! ¡Haber comenzado por ahí, hombre! ¿Se dá cuenta? la
Providencia ha venido a darnos una clara señal para que no nos abandonemos en
el arduo camino frente a las dificultades que nos atormentan: la Compañía
superará este destierro maldito y volverá para ocupar la más sagrada de las
misiones en este reyno, el mandato de ser Pastor de toda la Ecclesiasté. ¡El
martirio de mi Señora estaba señalado a vencer, qué feliz la harán estas
noticias!
Su alegría me jodía. Tenía ganas de tirar la actuación a la
mierda y borrarle la sonrisa a patadas, pero tenía que contenerme y
concentrarme en la situación en la que estaba. Aunque la pista que le había
tirado reforzaba mis chances de ser protegido por este sujeto, hasta que
encontrara la forma de salir del laberinto donde estaba, no me agradaba ser el
mensajero de alegrías para una cofradía de explotadores de las más sanguinarias
que tuvieron los desposeídos a nivel mundial.
-No crea tanto. El triunfo y consolidación de las Repúblicas
Obreras y Socialistas en casi todas las viejas colonias del imperialismo,
pusieron al Vaticano ante la peor crisis de toda su historia. En realidad, su territorio
está confinado a las pocas manzanas que rodean la Piazza de San Pedro, ni
siquiera Roma entera les pertenece ya. Precisamente por esa situación, tan al
borde de la desaparición, es que rompieron la tradición y nombraron a Bergoglio
–carajo, me fui de boca, pensé rápido.
-Un italiano.
-No, peor para nosotros, un argentino que fuera expulsado en
1976, después de la Gloriosa Revolución Obrera.
-Ah, es una práctica habitual que me pone muy contento se
haya mantenido. Verá, maestranza Covián, los Cardenales y Obispos, en tiempos
de desafío para la Sancta Sede, colocan a los guerreros que hubieran demostrado
mayor temple combatiendo al peor de los enemigos. El Vaticano debe entender que
se necesita un mártir que haya salido del mismo vientre de su revolución obrera
para vencer al Líder de los Ejércitos Infieles.
-Temo que he perdido mis privilegios en este refugio.
-¿Pero por qué diz eso, si usted ha traído excelentes
mensajes a esta humilde Casa?
-He desnudado que somos soldados de ejércitos enemigos.
-Eso es en un tiempo que queda muy lejos en el horizonte,
maestranza Covián. Aquí no existe su República Socialista. –dijo en un tono,
con una confianza en sí mismo, que sentí me congelaba la espina dorsal. Como un
halcón después de largar ese chillido que alerta a la presa que está a segundos
de ser devorada, como si pudiera disfrutar humanamente de ese segundo, después
de saborearlo, retomó el absoluto control de la situación- No tiene por qué
preocuparse, maestranza Covián, usted mismo me ha puesto en autos que la
diplomacia de su era admite protocolos y regulaciones civilizadas entre los
enemigos, ¿no es así?
-Es correcto, los pactos y sanciones de las Naciones Unidas
que…
-Correcto, correcto. Entonces no hay razones para romper
esos arreglos. Todavía más fundada mi propuesta. Verá, el humilde aporte de
Nuestro Primer General San Ignacio consiste en que nos ha dado una serie de
pasos y rutinas muy sencillas para que cualquiera, de la casta que sea, no sólo
conozca la Vida y Obra de Nuestro Señor Jesus Cristo, encarnación -como usted
sabrá- de Nuestro Señor Creador y su Espíritu Sancto, sino que además pueda
construir uno de los caminos más llanos para ordenar la propia vida mortal
según el Proyecto de Nuestro Señor. Si fuesen ciertas las mentiras que se vomitan
sobre la Compañía, San Ignacio hubiera quedado para sí el método que descubrió
en esos diez meses de intimidad con Jesús Cristo y que le permitieron construir
el ejército de sacerdotes más importante en la Historia y más victorioso frente
a enemigos tan poderosos. No. En su increíble desprendimiento y generosidad,
decidió donarnos su sabiduría en imprimiendo este sencillo manual al poco
tiempo de salir de Manresa a predicar su iluminación camino a Roma, en 1522.
La cristiandad genuina de corazón pudo contar con estas
enseñanzas en menos de los diez años que siguieron a la gran blasfemia del
monje Lutero. Hasta alguien como usted, maestranza, aún ignorante y hasta
enemigo de lo que cree conocer de la Verdad Divina, puede encontrarse
nuevamente en su calidad de Hijo del Señor y retomar un camino de felicidad a
su vera. Ese es el desafío que lle propongo. Permítame demostrarle las llagas
que lo han arrancado de la senda estrecha de la Salvación y yo le daré la
información que usted necesite para completar el informe para sus superiores.
-¿No teme que esa información se use en contra de los
intereses de sus superiores?
-Si Él camina a mi
lado, maestranza Covián, en nada ni a
nadie temeré. Verá, el poder de la verdadera fé es tan grande que sería una
impiedad de mi parte la mínima de las vacilaciones frente a lo que pueda
ocurrir. La Verdad libera, maestranza Covián. Si acepta mi ofrecimiento, usted
mismo lo verá al cabo de cuatro semanas.
-¿Cuatro semanas meditando en sus claustros? –ni en pedo
quería pasar tanto tiempo perdiéndolo. Pero la oferta me re servía.
-El tiempo puede acortarse si el aprendiz progresa rápido.
–dijo, encima, para hacérmela más linda.
-¿Y usted me garantiza que los oficiales del rey no
conocerán mi paradero mientras duren nuestros encuentros?
-Esta es una Casa Sagrada, y aunque respetamos la autoridad
secular del Rey, nuestro Amo y Señor vela por la seguridad de todos los que
moran bajo su protección.
-¿Y después? ¿Qué va a pasar conmigo cuando usted descubra
que mis convicciones son inquebrantables?
-Los caminos de Dios son inexcrutables, maestranza Covián.
El futuro, incluso el más inmediato, lo que pase la próxima hora, todavía no
existe, tiene que ser caminado el camino para poder ser. Una vez satisfecha
nuestra mutua sed podrá usted, si así lo desease todavía, proseguir camino como
mejor le plazca. Pero no conteste ahora, maestranza Covián. –las campanadas de
varias iglesias cantaron como pájaros señalando el mediodía y el tipo cortó la
charla abruptamente. -Las decisiones importantes mejor ha de tomarlas un
estómago lleno que una barriga torturada, ¿no le parece así?
Llamó con una campanilla al negro canoso, que me llevó de
vuelta a la celda donde amanecí.
Mientras el criado me guiaba a la celda (ya me quedaba más
claro que estaba en una suerte de monasterio) iba caracterizando la seguridad
del lugar. Era nula. Si mi único carcelero era este viejo flaquito, acá no
habría mucho problema. Dos cosas me contenían: no conocía la totalidad de la
casa, ni su relación con el entorno. ¿Estaba en una manzana poblada o en otro
descampado? Tampoco sabía cuántos habitantes tenía, si había un arsenal,
información elemental para cualquier plan de huida. Pero, principalmente, me
faltaba saber dónde estaba la Negra.
La situación me obligaba a ganar tiempo e información. Poco
después, el viejo esclavo me guio a las barracas de la servidumbre para
almorzar. Atravesamos un primer gran patio al que daban la espalda las celdas.
Tenía un aljibe en el centro, lleno de flores y pequeños árboles frutales, limoneros
y mandarinas. Parecía un área de recepción o esparcimiento. Atrás, siguiendo el
pasillo central del caserón, había dos patios más chicos. El último tenía un
pozo ciego rodeado de un cubículo de madera, y dos corrales contra cada
medianera. En uno, unas gallinas raquíticas, y en frente, dormían las personas
esclavizadas. Me lavé axilas y cabeza con un agua turbia y grasosa, de río, y
usé la letrina lo mejor que pude, considerando que no había muchas formas
decentes de limpiarse el culo después de cagar.
De inmediato, acercaron una mesa que parecía usarse como
pupitre de carpintería o herrería, acomodaron platos de un barro cocido muy
bruto, ninguno de la misma forma, ninguno homogéneo, llenos de un guiso de
zanahorias, papas y mondongo. Se notaba que la mesa y los platos eran inventos improvisados
para recibirme, porque la mayoría comía en cuclillas, directamente de la olla.
La adrenalina y el cansancio me permitieron olvidar la falta
de sal y me devoré lo que me ponían enfrente. Ese pequeño detalle pareció
caerles bien. Agradecí por los alimentos y felicité a sus creadores. No me
dirigían la palabra pero me estaban sacando la ficha. Alguno entre ellos me
habría traído o sería conocido de quien lo hizo. Quién sabe cómo contó el
enfrentamiento con los milicos y qué pensarían de mí.
Pensé que la duda, el asombro y la fantasía humana, siempre
jugaron a mi favor y me animé a preguntarles. Un hombre casi azul, con brillos
plateados donde le rebotaba el sol, con una melena de rulos frondosa y tupida y
unos ojos redondos y grandes me miró fijo y se presentó.
-Yo soy Shosé Cuervo. Le trajimos acá porque no podíamos
esconderle con los nuestros. Muy peligroso. Aquí lo cuida dios. –dijo sin
ninguna mueca de burla.
-¿Ustéd casi me parte la cabeza ayer?
-Fue necesario.
-¿Qué pasó con la Negra? Mi amiga. A dónde la llevaron.
-Por si no se dio cuenta, marinero, aquí todos somos negros.
Quédese tranquilo. Su amiga está entre su pueblo, ellos la protegen.
-¿Por qué el alemán no me entregó a las autoridades?
–arriesgué una confianza que sólo puede haber entre personas que comen lo mismo
que los perros al lado del cagadero.
Pareció gustarles también el trato despectivo y banal hacia
su amo. Shosé respondió, sin levantar la vista del plato, masticando despacito.
-Su dios actúa en formas extrañas. Al amo le atraen las
leyendas y los misterios. Usted parece darle curiosidad. Será otro de sus
experimentos.
-Es hora de retirarse a sus aposentos –interrumpió el viejo
lacayo. -Don Esteban quiere que se prepare adecuadamente para su cita después
de la siesta.
-Una sola pregunta antes. ¿Puedo saber por qué me salvó?
-Usted nos puede ser útil. Los enemigos de la Guardia Real
son nuestros mejores amigos. –dijo Shosé mientras levantaba su plato, sin
mirarme.
El viejo esclavo hizo un gesto de rechazo que no sé si era
contra la rebeldía de las palabras de Shosé o por la confianza desubicada al
decirlas en voz alta frente a mí. Me condujo de nuevo a la celda y decidí que
tenía que seguirle el juego al jesuita. Tenía que ganarme otro encuentro con la
negrada para urdir alguna salida.
Cada quince minutos se oían las campanadas de varias
iglesias. Reconocí dos repiqueteos diferentes muy cerca y el resto perdían
fuerza según de donde soplara la poca brisa que llegaba. De a poco iba cayendo
en cuenta que si bien estaba en la ciudad no estaba cerca de Plaza de Mayo, o
los repiqueteos serían más fuertes. Si estaba cerca de las afueras tenía una
chance mayor.
A eso de las cuatro, el lacayo canoso me vino a buscar para
llevarme de nuevo al despacho del cura. Y todas las fichas se empezaron a
acomodar.
-Espero que haya tenido tiempo suficiente para valorar mi
propuesta, maestranza Covián.-dijo, no bien me senté.
-Creo que no me han dado muchas alternativas, así que
acepto. Algunas partes del contrato, sin embargo, no me quedaron del todo
claras.
-Pregunte. ¿Qué lo inquieta, maestranza?
-¿Cómo deberé pagarle mi alimento y estadía mientras duren
los Ejercicios? Imagino que no son gratuitos.
-Imagina con certeza. Si nos da su palabra de buen
comportamiento, nos sería útil ayudando en las tareas de esta humilde casa o de
las personas que dependen de nuestra ayuda en la ciudad. Estos aposentos han
sido donados por familias caritativas y creyentes para que mi Señora pueda
desarrollar su obra. Sin embargo, el tamaño de nuestra meta requiere de
proyectadas ampliaciones edilicias que en estos momentos estamos acometiendo.
Mi servicio en esta Casa se reduce, maestranza Covián, a la mejor
administración de los recursos para terminar la obra lo antes posible. Para eso
me ha elegido mi Señora y toda mi vasta experiencia como administrador de los
bienes de la Compañía en la última mitad de mi vida están a su entera
disposición para lograrlo.
Usted parece ser un hombre saludable y capaz de aprender.
Además, el trabajo físico aleja los pensamientos sombríos o melancólicos,
ayudando al proceso de iluminación espiritual. Combate la perniciosa ruina que
la pereza provoca en las almas.
-Un buen chamuyo para mantener a los laburantes contentos.
Pero me parece justo, dada mi situación.
-No comprendí bien, maestranza, pero si acepta, bienvenido.
¿Algo más?
-Si no lo toma a mal, no entiendo muy bien el mecanismo de
los Ejercicios.
-Se trata de algo bien sencillo.- Se notaba que el cura
estaba pipón después de un almuerzo seguramente más cargado que el nuestro y
una buena siesta en algún colchón decente. El agua del aljibe le sentaba mejor
que la que tomamos nosotros. Hablaba con deleite. Le gustaba escucharse.
Parecía de buen humor.
-Como le he dicho, Nuestro Sancto Fundador los concibió en
una gruta donde había decidido recogerse en pureza y castidad para meditar,
como los Primeros Padres de la Iglesia en las diócesis de Asia Menor, los
escitas y eremitas. Había perdido más que su pierna con la bala de un cañón en
la batalla definitiva que torció la corona de Navarra para los Reyes Católicos
de Aragón y Castilla, en Pamplona. Lo atormentaban los horrores de la matanza
entre cristianos que parecían poner en riesgo todo el Reino de Nuestro Señor
Jesucristo sobre la Tierra. Para librarse de esa pesada carga que le impedía
ver con claridad la Voluntad del Señor y el lugar que había escogido para él en
esta Guerra Sagrada, persiguió durante esos diez meses las enseñanzas y los
Misterios de la Vida de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando alcanzó la claridad,
se dedicó generosamente a invertir toda su riqueza y destreza en la guerra al
servicio de Dios y su Único Representante, Nuestro Santo Padre.
Así, fundó la Compañía de Jesús en Roma y se dedicó a
organizar un vasto ejército de guerreros iluminados y bien entrenados, a Su
Servicio. Su principal enseñanza es que cuando nos perdemos del camino del
Señor debemos apartarnos de los espejismos que la vida nos presenta, tanto los
tentadores placeres de la carne como de las tareas productivas, para olvidarnos
de nuestras pequeñeces y admirar el Gran Diseño del Creador, Su Voluntad. Un
camino mucho más importante al que dedicarnos. El Camino de la Verdad y la
Vida.
-Dudo mucho que ande necesitando un retiro espiritual, le
soy sincero. No se ofenda pero no creo que la voluntad de su dios tenga
guardado algún secreto para mí.
-Será usted, maestranza, quien más lo necesita entonces. Sus
palabras muestran que ha perdido el camino de la Fe.
-La voluntad divina es siempre oscura, no necesita probarse
ni criticarse. Yo me muevo en el mundo de las certezas, me ato a la vida
concreta.
-Ah… el materialismo racionalista que los humanistas
francmasones han sembrado en el mundo como un veneno. Es un arma seductora para
el hombre inteligente. Veo que sus socialistas
deben ser futuros herederos de esta enfermedad moral. Pero si está vacía de
espiritualidad, me temo mucho, maestranza Covián, que su Diosa Razón se
quebrará al primer viento fuerte, como un grande tronco hueco.
-No conozco ninguna filosofía más cargada de espiritualidad
que el materialismo. De todas maneras, ¿cómo funciona su método para encauzar
ovejas descarriadas?
-El ejercitante debe respetar con disciplina una rutina muy
sencilla. Después de la oración de la mañana debe retirarse una hora sin
contacto con ningún ser viviente, ocupación ni distracción, a reflexionar sobre
los Misterios de la Vida de Nuestro Señor. Las primeras horas de la mañana son
las mejores para meditar, puesto que nuestro espíritu se haya limpio de las
atribulaciones del día venidero y nuestro cuerpo ha recuperado la fuerza
después del descanso. La meditación debe fijarse en un solo aspecto en forma de
preguntas y las respuestas a las que se llegare lo acompañarán en sus trabajos
y mientras se alimenta. Después de la oración vespertina y antes de los
trabajos de la tarde el ejercitante deberá exponer sus reflexiones íntimas ante
un Guía Espiritual, en su preferencia un Padre que haya alcanzado a dominar con
su experiencia propia los Ejercicios y que verse con profundidad en los libros
sagrados.
Después de los trabajos y la oración nocturna, el
Ejercitante repasará en la hora previa al descanso las vicisitudes de su día y
de su propia vida hasta ese momento, a la luz de las enseñanzas concretas
aprendidas en la meditación.
-¿Esto se repite todos los días?
-Es lo ideal, pero de seguro mis múltiples obligaciones me
obligarán a pausar las entrevistas.
-¿Entonces, usted será mi Maestro?
-La analogía no es huera, debo decirle. El aprendizaje del
propio camino en el Destino Universal es parecido al oficio que el Maestro
Artesano inculca con paciencia y firmeza sobre sus discípulos. Confío en que mi
sabiduría le será útil. Además, recuerde que a cambio de guiarlo, usted ha
accedido a responder mis inquietudes sobre el mundo de do ha venido.
-Macanudo, acepto. Pero le aclaro de entrada que sólo me
interesa lo concerniente a la política del Virrey. No quiero que se haga
grandes ilusiones conmigo en lo religioso.
-Acepto el desafío, maestranza Covián. Comencemos. ¿Cuál
cree usted que es el Misterio más trascendente de la Vida y Obra de Nuestro
Señor Jesucristo?
-Como le dije, no conozco el asunto en detalle. Pero supongo
que es esa cruz la que define su vida.
-La Pasión del Cordero de Dios, gran suposición. Ha
comenzado usted muy bien, maestranza Covián. ¿Se ha puesto usted a pensar en
dónde radica la importancia de Su Martirio?
-Para serle sincero, no. Aunque entiendo el simbolismo de la
tortura para abandonar las tentaciones del cuerpo y elevarse hacia las
supuestas virtudes espirituales.
-Eso son parábolas simples para campesinos, maestranza
Covián. La importancia del Martirio de Nuestro Señor es que renunció a todo su
poder como Hijo de Dios para perdonar nuestros pecados. Detengámonos un momento
a reflexionar este único detalle con total precisión. El Todopoderoso abandona
su poder sobre la vida y la muerte para encarnar en este reyno como un simple
mortal -el hijo de un carpintero pobre- y asume con humildad una vida de
privaciones, el ayuno de Cuarenta Días en el Desierto, rechaza las dádivas del
Diablo, las promesas de un bienestar y comodidades fáciles de conseguir y
mantener a cambio de entregarse a la prédica de la Palabra de Dios Nuestro
Padre y finalmente acepta el dolor, la tortura e incluso la muerte a manos de
sus enemigos para liberarnos. Todo ese sacrificio por nosotros, seres
infinitamente pequeños a Su Sombra. Seres despreciables que no pensamos en Él
más que cuando nos aqueja la tragedia o la muerte. Su Vida entera es un acto de
entrega. ¿Por qué, maestranza Covián?
-Ni la más pálida.
-¿Cómo diz?
-Que no tengo idea. No sé.
-Entonces es una buena pregunta para comenzar con su
meditación de mañana, maestranza Covián. Ahora bien. Aunque todavía no sepamos
por qué Dios Todopoderoso decidió tamaño sacrificio por la humanidad, hemos
constatado ese sacrificio. La meditación con todos los sentidos, de la carne y
el espíritu, sobre la Vida de Jesús Cristo Libertador es, verá, el objetivo
principal de los Ejercicios. Pero para poder ver, el alma debe limpiarse de
todo lo que la obnubila, como el pecado.
El primer ejercicio es la contemplación de los tres primerísimos
pecados. Le recomiendo que haga composición viendo el lugar donde encontrarse
con la divina Majestad para confesarse. En la contemplación de Cristo nuestro
Señor, puede usar esta imagen detrás si prefiere para imaginarle, la
composición será ver con la vista de la imaginación el lugar corpóreo donde se
hallan, digo, así como un templo o monte, donde se halla Jesucristo. En la
vista invisible, cono es aquí de los pecados, la composición será: ver con la
vista imaginativa y considerar que mi alma está como encarcelada en este cuerpo
corruptible, y todo el compuesto de cuerpo y alma en este valle, como
desterrado entre brutos animales.
El primer punto será traer a la memoria sobre el primer
pecado, que fue de los ángeles, y luego sobre el mismo el entendimiento
discurriendo, luego la voluntad, queriendo recordar y entender todo esto, para
más avergonzarme y confundirme; trayendo en comparación de un pecado de los
ángeles tantos pecados míos, y donde ellos por un pecado fueron al infierno,
cuántas veces yo lo he merecido por tantos. Digo traer en memoria el pecado de
los ángeles; cómo siendo ellos criados en Gracia, no queriendo ayudarse con su
libertad para hacer reverencia y obediencia a su Criador y Señor, incurriendo
en soberbia, fueron convertidos de Gracia en Malicia, y lanzados del Cielo al Infierno.
Y así, después de discurrir más en particular con el entendimiento, y después
moviendo más los afectos con la voluntad.
El segundo punto, facer otro tanto, traer las tres potencias
sobre el pecado de Adán y Eva; en trayendo a la memoria cómo por el tal pecado
fizieran tanto tiempo penitencia, y cuánta corrupción sobrevino al género
humano, andando tantas gentes para el infierno. Digo traer a la memoria el
segundo pecado, de nuestros padres: cómo después que Adán fue creado en el
Campo Damasceno, y puesto en el Paraíso terrenal, y después de haber sido
creada Eva de su costilla, habiéndoseles prohibido que comiesen del árbol de la
ciencia, ellos comieron, y así pecaron; y después, vestidos por Dios con
túnicas de piel y expulsados del Paraíso, vivieron sin justicia original, que
habían perdido, toda su vida en muchos trabajos y mucha penitencia; y de cómo
la raza de Eva fue condenada a la corrupción del cuerpo una vez al mes, y a
parir con dolores infernales por su desacato. Y después discurrir con el
entendimiento más particularmente, usando de la voluntad.
El tercer punto del ejercicio es facer asimismo con el
propio pecado mortal y discurrir con el entendimiento en qué se le parecen y no
a los dos pecados primero y segundo.
Usted debería traer a la potencia espiritual de la memoria,
con exacto detalle, cada momento en que decidió quitar la vida de otro
semejante, autoridad superior además, y fijándose con el entendimiento en qué
se merece el mismo trato dado por Dios a los ángeles y Adán y Eva.
-Comprendo.
-Luego que ejecutare estos tres puntos del primer ejercicio
corresponde avanzar en el segundo ejercicio.
El primer punto del segundo ejercicio es el proceso de los pecados, a saber, traer a
la memoria todos los pecados de la vida, mirando de año en año o de tiempo en
tiempo. En luego el segundo punto es ponderar los pecados, mirando la fealdad y
la malicia que cada pecado mortal cometido tiene en sí. Pero el más importante
es el mirarme quién soy yo, disminuyéndome por ejemplos: primero, cuánto soy yo
en comparación de todos los hombres; segundo, qué cosa son los hombres en
comparación de todos los ángeles y santos del paraíso; tercero, mirar qué cosa
es todo lo criado en comparación de Dios, pues yo sólo ¿qué puedo ser?; cuarto,
mirar toda mi corrupción y fealdad corpórea; quinto, mirarme como una llaga y
postema, de donde han salido tantos pecados y tantas maldades y ponzoña tan
torpísima.
-Usted quiere que me torture a mí mismo.
-Es necesario, para limpiarse de toda mácula, maestranza.
Estos dos ejercicios se deben repetir dos veces y en el quinto ejercicio es
menester meditar sobre el Infierno. Se debe usar la visión imaginativa del
espíritu para ver la extensión, anchura y profundidad del infierno y pedir
interno sentimiento de pena como el que padecen los condenados, para que si del
amor del Señor Eterno me olvidase por mis faltas, a lo menos el temor de las
penas me ayude para no cometer pecado.
Deberá ver con la imaginación los grandes fuegos, y las
ánimas como en cuerpos ígneos, oír con las orejas llantos, alaridos, voces,
blasfemias contra Cristo nuestro Señor y contra todos sus Santos; oler con el
olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas; gustar con el gusto cosas
amargas, así como lágrimas, tristeza, y el verme de la consciencia.
-¿Perdón? ¿El verme?
-Wermus, una palabra alemana de la que deviene verme, gusano, maestranza Covián, el
Gusano de la Conciencia.
-Gracias, prosiga.
-Al final, tocar con el tacto cómo los fuegos tocan y
abrasan las ánimas y traer a la memoria que esas ánimas arden en el infierno
con tanto y tan horrible suplicio porque unas, no creyeron el advenimiento de
Cristo y otras, porque en creyendo, no obraron según sus mandamientos.
-¿Todo esto en una mañana?
-El primer ejercicio se hará a la medianoche, el segundo al
levantarse a la mañana, el tercero antes o después de la misa o cualquier
momento antes de almorzar; el cuarto a las vísperas y el quinto una hora antes
de cenar.
Espero las instrucciones le hayan quedado claras, de manera
que si repite el ritmo lo mejor posible, considerando la temperatura y
disposición de cuerpo, ayudará a mejor ejercitar el alma. Espero que cumpla su
palabra y reflexione sobre el Misterio que hemos discutido, para que nuestro
próximo encuentro sea fructífero. Tenga a bien trabajar en el PadreNostrum y el
Ave María a través del Sagrado Rosario mientras medita sobre el camino de
Nuestro Señor Jesucristo. Por lo demás, le hemos asignado a mi asistente Xosé
Cuervo para que le indique los trabajos de la casa en que será requerido.
Vaya con Dios- dijo, y volvió a llamar con la campanilla.
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