-Leyla y su papá se la pasan mirando a los patos.
-Sí, ¿qué tiene?
-Nada. Pero ¿no pasan otras cosas en el Parque?
-Si claro. Ahora con la primavera vienen otros animales. Me
contaba Leyla que ayer vieron un aguilucho.
-Eso no existe.
-Sí, bueno, no sé cómo se llama. Me dijo que era un pájaro
con alas grandes y un pico como de un águila, que llegó volando de afuera del
Parque. Lo vieron metido en la Isla de los Patos y les pareció raro.
-¿Por qué? ¿Qué hacía?
-Los Cararroja lo dejaron meterse en medio de la isla. Se
puso a arrancar ramas largas que colgaban de los árboles más chiquitos de la
isla.
-Qué aguilucho loco, ¿por qué haría una cosa así?
-Eso mismo se preguntaron Leyla y su papá. Así que lo
siguieron un tiempo. El aguilucho se mandó a construirse un nido con la rama
larga, en una araucaria al sur del lago.
-¿Qué es una araucaria?
-Ah… uno de los pocos árboles que el papá de Leyla sabe como
se llaman. Están las araucarias, las tipas y los ficus. Leyla se la pasa
caminando por la calle diciendo “ahí hay un ficus”.
-¿Cómo son las araucarias?
-Son árboles fascinantes. Nadie sabe bien por qué, pero el
papá de Leyla dice que eran los árboles más raros y lindos de la selva
misionera, donde se crió.
-¿Se crió en la selva? ¿Cómo Mowgli?
-El papá de Leyla dice que sí, pero en realidad se crió en
una ciudad de cemento muy cerca de la selva. Y después las volvió a ver en el
sur, en Neuquén, cerca de los lagos, en las montañas de los Andes.
-¿Y por qué dice que son raros?
-Porque tienen ramas enormes y gordas, sus hojas son duras,
como escamas de reptiles, y hacen un dibujo muy raro, como una menoráh.
-¿Cómo una qué?
-Menorah, un candelabro de siete brazos que usan los judíos
para sus rituales religiosos. Con los brazos así, mirá, ves?
-Ah… en serio que es un árbol muy raro.
-Y en el sur la gente de Neuquén dice que son los mismos
árboles que estaban cuando existían los dinosaurios, que se comían sus ramas y
piñones como si fuesen brócoli gigante para dinosaurios.
-Mi mamá me obliga a comer brócoli pero no me gusta.
-A Leyla le pasa lo mismo. Cuestión que el Parque tiene
muchas araucarias, y tipas.
-¿Y el aguilucho se hacía su nido en una de esas ramas
enormes?
-Sí. Y dice Leyla que se pudrió todo con las cotorras. Las
cotorras siempre hacen nidos enormes, gigantes, en las araucarias. Y parece que
se encabronaron con el aguilucho.
-Las cotorras hacen un ruido insoportable en verano.
-Posta. El papá de Leyla dice que si la selva misionera
tuviese una banda sonora sería el canto permanente de las cotorras y de las
chicharras.
-Mi seño dice que los pájaros descienden de los dinosaurios.
-Si, bueno, de los dinosaurios y de los reptiles. ¿Sabías
que las plumas son las escamas de los reptiles que mutaron con el paso de
millones de años?
-¿Qué quiere decir “mutaron”?
-Que cambiaron, se transformaron de escamas duras en pelitos
suaves. Pero siguen cuidando a los pájaros del frío y de la lluvia, como hacían
las escamas.
-Qué loca la naturaleza.
-Sin embargo es bastante lógico lo de las escamas y las
plumas.
-Lo decía por otra cosa. Fijate que los dinosaurios se murieron hace un
montón de tiempo pero los pájaros siguen haciendo nidos en los árboles que
antes se comían.
-Ah, sí, claro. Y Leyla y su papá se siguen fascinando con todos ellos como los primeros seres humanos.
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